Ejemplos con gavia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La variedad de aves acuáticas que anidan aquí incluyen la Fulica, la gavia, el ánade real y muchas otras especies de pato.
Por el este se une a la Sierra de Tenango, por el noroeste a los montes de la Gavia, por el oeste a la Sierra de Temascaltepec y por el suroeste a la sierra del Hospital.
Eso convertía al Gavia en la Cima Coppi de esta edición.
Durante toda la etapa la lluvia estuvo presente, pero al llegar a la ascensión al Gavia, las condiciones climatológicas fueron terribles, con constante y abundante lluvia, muchísimo frío y nieve.
Desde la Depuradora de la Gavia el arroyo permanece soterrado hasta una decena de metros antes de su desembocadura en el Manzanares.
Esto, unido a dos pinchazos que sufrió el campeón francés, le dio a Nencini una ventaja de quince segundos en la cima de Gavia, que en el infernal descenso hasta la meta de Bormio, logró convertir en dos minutos y medio, insuficiente aun así, para arrebatarle la maglia rosa a Anquetil, que se convertiría al día siguiente, en el velódromo Vigorelli de Milán, en el primer ciclista francés en ganar el Giro de Italia.
Se escapó en la ascensión al Gavia, en el descenso adelantó a Massignan, que iba escapado, y se adjudicó el triunfo de etapa.
La Numancia navegando con todas sus velas desplegadas, hacía esperar con su escasa velocidad al resto de la escuadra, y la Berenguela, para no adelantarse, debía de usar solo de la gavia.
Los aparejos tradicionales de este tipo de barcos pueden incluir velas cuadradas y velas aúricas con mástil y gavia separados.
La Numancia con todas sus velas desplegadas, hacía esperar con su escasa velocidad al resto de la escuadra, la Berenguela, para no adelantarse, debía de usar solo de la gavia.
A las siete y media de la tarde avisaron los pilotos que habian subido a registrar la costa desde la gavia mayor, que habia por la proa señal de bajos, y echando al punto la sonda, se hallaron con quince brazas de fondo de cascajo, y calmando el viento, dieron fondo en veinte brazas, y pasaron la noche sobre una áncora.
Cuidado, cuidadito, señores templados no se nos suba San Telmo a la gavia, y entonces.
Ayer nada menos me dijo que me resolviera y se lo entregara, seguro de que le pondría más derecho que un mastelero de gavia.
No quiso Ricaredo entrar en el puerto con muestras de alegría, por la muerte de su general, y así mezcló las señales alegres con las tristes: unas veces sonaban clarines regocijados, otras trompetas roncas: unas tocaban los atambores alegres y sobresaltadas armas, a quien con señas tristes y lamentables respondian los pífanos: de una gavia colgada puesta al reves una bandera de medias lunas sembrada: en otra se veia un luengo estandarte de tafetan negro, cuyas puntas besaban el agua.
Y al cabo de los seis dias les dió de costado un recísimo viento que en el mar Océano tiene otro nombre que en el Mediterráneo, donde se llama mediodía, el cual viento fué tan durable y tan recio, que sin dejarles tomar las islas, les fué forzoso correr a España, y junto a su costa, a la boca del estrecho de Gibraltar, descubrieron tres navíos, uno poderoso y grande, y los dos pequeños: arribó la nave de Ricaredo a su capitana por saber de su general si queria embestir a los tres navíos que se descubrian, y ántes que a ella llegase, vió poner sobre la gavia mayor un estandarte negro, y llegándose mas cerca, oyó que tocaban en la nave clarines y trompetas roncas, señales claras o que el general era muerto, o alguna otra principal persona de la nave.
He dicho que sin interrupción se sucedían las desgracias, y una de ellas fue que el Cabo de mar José Binondo, que se hallaba en el palo mayor aferrando la gavia, sufrió un grave accidente.
Era su rostro curtido y surcado de arrugas como pergamino, su barba blanca, su estatura corpulenta, su cuerpo, a pesar de la desnudez que le enfriaba y de la inanición que le enflaquecía, conservábase aún derecho, y por las roturas de la camisa, más desgarrada que una gavia hendida por los temporales, veíase ver el negro pecho velludo, fortalecido por las olas que se habían estrellado en él.
Antes por ocuparse en algo que con la expectación de descubrir algún buque a lo lejos, el capitán mandó a un marinero que subiese a la gavia con el anteojo.
De pronto brillaron luces sobre los masteleros y gavia.
Fuera de que, un grumete que subió a la gavia dixo que más adelante se empeçava tormenta, por cuya causa se recogieron al puerto de Mecina, ciudad del mismo reyno.
Dicho esto, viniendo un poco adelante con la procesión, llegamos a la ribera de la mar, en aquel mismo lugar donde otro día antes mi amo había tenido su establo, y allí puesta la diosa y las otras cosas sagradas en tierra honradamente, el principal de los sacerdotes ofreció a la diosa una nave muy pulidamente obrada, y pintada con pinturas maravillosas como las que se pintan en Egipto, y hechos sus sacrificios y solemnísimas preces con una tea ardiendo y un huevo y piedra azufre, rezando con su casta boca después de haberla limpiado y purificado, la dedicó y nombró a ésta su gran diosa, la nave tenía una vela muy blanca de lino delgado, en la cual estaban escritas letras que declaraban el voto de los que la ofrecían por que la diosa les diese próspero viaje, tenía asimismo la nave su mástil, que era un pino redondo, alto y muy hermoso, con su entena y su gavia, y la popa de la nave era cubierta de láminas de oro, con las cuales resplandecía, y todo el cuerpo de la nave era de cedro limpio y muy pulido.
Subió sobre la verga, y tiró del marinero hasta que lo tuvo también en ella, después lo cogió en sus brazos y lo llevó a la gavia, donde le dejó en manos de sus camaradas.
Al llegar a la altura de la gavia, un golpe de viento le llevó el gorro, y dejó ver una cabeza enteramente blanca.
Mira la viña por el arco del puente de la gavia, roja y decadente, con los hornos de ladrillo y el río violeta al fondo.
En esta gavia es donde se murió Pinito y donde estuvo dos días sin que lo viera nadie.
:¡Qué daría yo, Platero, por haber hablado una vez sola con Pinito! El pobre murió, según dice la Macaria, de una borrachera, en casa de Colillas, en la gavia del Castillo, hace ya mucho tiempo, cuando era yo niño aún, como tú ahora, Platero.
:Y Platero, mudo, tiembla de nuevo todo él de un solo temblor, blandamente ruidoso, y mira, huido, hacia la gavia, hosca y bajamente.
No serás, descarnadas y sangrientas tus costillas por los cuervos -tal la espina de un barco sobre el ocaso grana-, el espectáculo feo de los viajantes de comercio que van a la estación de San Juan en el coche de las seis, ni, hinchado y rígido entre las almejas podridas de la gavia.
Ahora, si es de esos atravesaos que dan al diablo que hacer, y le torna a uno sobre ojo, ¡válgame Dios!, lo mejor que se le antoja es mandarle a uno a fregar la perilla del mastelero de mesana, o a tomar un riso a la gavia más alta, sin necesidad, en una noche de borrasca.
, ¿qué te diré yo? Cuando la mujer da en torcerse, como la tuya, mucho palo, si con él no sale a flote, o échala a pique de una vez, o cuélgate de una gavia.

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