Ejemplos con garlito

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La ignorancia, el poco seso y la beatería caen en el garlito, empieza el compra y vende, y antes se cansarán ellos de coger dinero que ellas de dárselo por las baratijas milagrosas.
Ya se ve: ¿qué se puede esperar de esos infelices tan dejados de la mano de Dios? Caerán en el garlito los Mínimos, algunos pobres Franciscos, los desdichados Agonizantes, no pocos Agustinos, todos los Gilitos, los Hospitalarios, los Donados, los Carmelitas descalzos, y esos infelices Afligidos, que son los mayores mentecatos de la cristiandad, pero la Merced sostendrá su bandera, la Merced no adulará Emperadores, la Merced en unión con los Dominicos desafiará el poder del tirano, contra franceses ladrones y empecatados españoles.
El incauto gobernador cayó en el garlito, y ya hemos visto la admirable profundidad con que secundó los atrevidos planes de aquella ilustre bribona, cuyas mezquinas intriguillas traían en conmoción a toda la corte.
¡Hum, hum!gruñó el escribano, cogido en el garlito.
Previólo éste, y hallándose sin armada envió mensajeros a Luculo, rogándole que viniera con su escuadra y le ayudara a acabar con el más enemigo de los reyes, no fuera que de entre las manos se le escapase a Roma Mitridates, último premio de tantos combates y trabajos, ya que él mismo se había venido a ellas y metido en el garlito, pues si se le cogiese, nadie tendría más parte en esta gloria que el que hubiera impedido su fuga y le hubiera echado mano al quererse escapar, y el vencimiento se atribuiría a entrambos, al uno por haberle lanzado de la tierra y al otro por haberle vedado el paso del mar, sin lo cual los tan celebrados triunfos conseguidos por Sila en Orcómeno y en Queronea no les merecerían a los Romanos consideración ninguna.
La ignorancia, el poco seso y la beatería caen en el garlito, empieza el compra y vende, y antes se cansarán ellos de coger dinero que ellas de dárselo por las baratijas milagrosas.
Contó asimismo una cómica desdicha de Lapamelle: atraído una tarde a los bulevares exteriores por el aviso de que se vendía una interesantísima colección de estampas viejas, cayó en el garlito de unos ladronzuelos que le desvalijaron, le apalearon muy a su sabor, y por poco le asesinan.
¡Había caído en el garlito, se había pisado, le había pegado en el codo y hecho abrir la mano a la muy pava! .
Dos pájaros de la cuadrilla habían caído ya en el garlito, y se buscaba al tercero, al capitán de ella, al famoso baratijero casado en Tablanca.
Yo no sé en qué, porque cuando oí que la cosa iba muy seria y que estaban de acuerdo los dos en punto de hacer entrambos los posibles al auto de la conversión, retiréme sin esperar a la despedida, temiendo que me cogieran en el garlito.

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