Ejemplos con gacetilla

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Extraído de una gacetilla turística de Jujuy.
De esto sacó pretexto Alvaro Peña para hablar en una gacetilla de cierto sacerdote aficionado a cazar palomas.
Ahora bien, como ya conocemos la afición de don Benigno a la cría de pichones, la gacetilla iba directamente a él y con una intención diabólica.
Estos tuvieron la atención de manifestarse disgustados por la gacetilla, aunque sin hacer tampoco extremos.
El primer síntoma de temor fué una gacetilla o en verso-prosa describiendo aquella nueva tertulia y pintando a cada uno de sus socios con nombres de animales, Maza la víbora, Delaunay un gallo belga, Marín el jumento, don Roque el cerdo, etcétera, etc.
Esta gacetilla exasperó a los del Camarote de un modo indecible.
se limitó a dar la noticia de su llegada en un gacetilla cortés y fría, titulada.
Indignó la gacetilla en alto grado a todos los amigos de Belinchón, e hizo crecer en sus corazones el fuego de la venganza.
Debajo de estos versos había una gacetilla que llevaba por título:.
Gonzalo terminó de leer la gacetilla con indiferencia.
Con las manos convulsas, tomó de nuevo el periódico que había dejado caer, y leyó la gacetilla por segunda vez, por tercera, por cuarta Cuanto más la leía, más penetraba en su cerebro, más se aferraba a su espíritu la funesta sospecha.
Trae una gacetilla muy interesante.
Mientras Ventura leyó la gacetilla, no le quitó ojo, escrutando con anhelo inconcebible los rasgos de su fisonomía.
Es una chiquilla que tiene la voluntad virgen, como suele decirse Si este pueblo no estuviese dividido, no hubiera esa maldita guerra que a todos nos mata, acaso nadie se hubiera fijado Por desgracia, nuestros enemigos buscan el más pequeño pretexto para mortificarnos y sacamos a la vergüenza Se ha publicado ya una gacetilla que hiere de un modo escandaloso a mi yerno y esto no lo puedo consentir.
No fué una gacetilla, sino un cuento que figuraba pasar en Escocia, donde bajo nombres ingleses, salían a relucir él, su esposa, el Duque, don Rosendo y otras personas conocidas, para vejarlas y ponerlas atrozmente en ridículo.
Cinco o seis días después del suceso relatado, insertaba una gacetilla donde pérfidamente se insinuaba la misma idea que le había obligado a hacer aquella memorable excursión nocturna a Tejada.
Gonzalo, que todas las mañanas a primera hora iba por el Saloncillo, la leyó en una gacetilla tan infame como hipócrita del.
Sobre todo, la extraña sonrisa, parecida a una mueca, que no se le caía de los labios desde que leyera la gacetilla del , la hacía estremecerse en algunos momentos.
Había, sin embargo, ciertas entidades, pertenecientes a la especie humana, que hacían el papel de aquellos conductos de que hemos hablado, y eran providenciales precursores de la gacetilla moderna, del mismo modo que los correos peatones han precedido al telégrafo eléctrico.
Ningún individuo, a no ser un hipocondríaco, refractario a la luz de su época, como lo es el búho a la del sol, escapa a la investigación insaciable de la gacetilla, y aun ese mismo hipocondríaco escribirá en ella el párrafo más siniestro, si ansioso de la soledad de la tumba, tiene un día un mal pensamiento y se suicida.
La vida social tiene un álbum gigantesco e inacabable en la gacetilla.

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