Ejemplos con frio

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los edificios colapsarán, las cucarachas sucumbirán ante el frio, las ratas morirán de hambre y aparecerán miles de especies nuevas.
En realidad, no sabía que el café estaba tan frio.
Puede ser servido caliente o frio.
El clima es frío continental, con veranos muy cálidos, característica del bosque frio o taiga, cuyos árboles de madera blanda, son muy utilizados para la reproducción de papel.
En su aspecto externo, son perros de gran fortaleza física, resistentes al dolor y que gracias a su doble pelaje son bastante resistentes al frio.
El procedimiento al igual que para el uso en el rejuvenecimiento de la piel se debe empezar con la colocación de gafas protectoras, y aplicación de gel frio.
Además en esta época del año se caracteriza por el clima frio y días con abundante niebla y una llovizna ligera y persistente.
El bent suele consumirse frio, aunque desde la proliferación de los microondas la comida puede calentarse.
Sus amigos le decían al personal del hospital: ¿No sabéis quien es? ¡Es Scott La Rock, tiene un gran disco en la calle! Mientras tanto, Sterling le dijo al doctor que le atendía que tenía frio y se sentía cansado.
Al llegar a casa su esposa e hija estan atadas a un poste y muertas por el frio de una nevada que cae en el living.
Aparece el psicologo de Joseph y le dice toma horas morir de frio, horas en que nadie estubo en casa, horas en que nadie la hoyo llorar.
Miles de vontates estaban listo para votar en las urnas en las afueras del estadio del frio clima.
Tsubame tuvo una infancia solitaria y su caracter frio se debe a que toda su vida estuvo aislada en un castillo.
Este dia, con ser ya por aquí el rigor del verano, hizo mucho frio, y en todos los demas experimentaron tanto como en Castilla se experimenta en el invierno.
El frio de noche les molestaba mucho, y aunque con los escasos matorrales que hallaban, tenian fuego toda la noche, como no llevaban mantas, ni con que cubrirse, por un lado se calentaban y por otro se helaban sin poder dormir.
El temple es seco, y en invierno no hace mucho frio.
En tiempo de verano se siente algo de frio, pero en el invierno no puede menos de ser excesivo, a causa de las muchas nieves que caen en las cordilleras.
Desde que nuestra flamante civilización se olvidó del alma, desde que todo nuestro empeño se redujo a procurar comodidades al cuerpo y sublimar nuestras facultades físicas, desde que sólo pensamos en ferro-carriles para andar más deprisa, en telégrafos para hablar más alto, en máquinas para trabajar menos, en inventos para dormir mejor, en preservativos contra el calor y el frio, y en buscar medios de comer a una misma hora langostas del mar del Norte, chirimoyas de América y nidos de golondrinas del Japón, desde que nuestras casas están tan bien amuebladas, nuestros cuerpos tan adobados, perfumados, empolvados y reteñidos, nuestros dientes tan seguros en las encías, nuestros cabellos tan inamovibles en la cabeza, nuestra seguridad individual tan garantida por la Guardia civil, y nuestro derecho al Poder tan protegido por la Constitución, los dioses se han ido.
Elías, y, léjos de enfurecerse más, serenóse de pronto, con aquella rapidez de transicion que le caracterizó siempre, y quedó inmóvil, suspenso, frio, como una estatua de mármol.
Manuel se quedó frio como el mármol, y un sudor de muerte corrió por su descompuesto semblante.
—Conque anda, que aquí hace mucho frio.
—¡No habia, pues, derramado ni una sola lágrima durante la agonía de aquel sér tan querido, ni al besar su frio rostro, despues que hubo muerto, ni al ver cómo se lo llevaban para siempre, ni al abandonar la casa en que habia nacido, ni al hallarse albergado por caridad en la ajena!—Algunas personas elogiaron su valor: otras criticaron su insensibilidad: las madres de familia lo compadecieron profundamente, adivinando por instinto la cruel tragedia que habia quedado encerrada en el corazon del huérfano, por falta de un sér tierno y piadoso que llorase a su lado.
—Por cierto bien limpia estoy, dijo entónces Esperanza, que estaba en medio del aposento, medio embobada y suspensa, viendo lo que pasaba sobre su cuerpo, y tan limpia que no ha una hora que con todo este frio me vestí una camisa limpia.
Dirás tú ahora, hijo, si es que acaso me entiendes, que ¿quién me hizo a mi teóloga? y aun quizá entre tí: ¡cuerpo de tal con la puta vieja! ¿por qué no deja de ser bruja, pues sabe tanto, y se vuelve a Dios, pues sabe que está mas pronto a perdonar pecados, que a permitirlos? Á esto te respondo como si me lo preguntaras, que la costumbre del vicio se vuelve en naturaleza, y este de ser brujas se convierte en sangre y carne, y en medio de su ardor, que es mucho, trae un frio que pone el alma tal, que la resfría y entorpece aun en la fe, de donde nace un olvido de sí misma, y ni se acuerda de los temores con que Dios la amenaza, ni de la gloria con que la convida, y en efeto, como es pecado de carne y de deleites, es fuerza que amortigüe todos los sentidos, y los embelese y absorte, sin dejarlos usar sus oficios como deben, y así quedando el alma inútil, floja y desmazalada, no puede levantar la consideracion siquiera a tener algun buen pensamiento, y así dejándose estar sumida en la profunda sima de su miseria, no quiere alzar la mano a la de Dios, que se la está dando por sola su misericordia, para que se levante: yo tengo una destas almas que te he pintado, todo lo veo y todo lo entiendo, y como el deleite me tiene echados grillos a la voluntad, siempre he sido y seré mala.
Eran las noches de las perezosas y largas de diciembre, y el frio y el cansancio del camino forzaban a procurar pasarlas con reposo: pero como no le tenia el huésped primero, a poco mas de la media noche comenzó a suspirar tan amargamente, que con cada suspiro parecia despedírsele el alma, y fué de tal manera, que aunque el segundo dormia, hubo de despertar al lastimero son del que se quejaba, y admirado de los sollozos, con que acompañaba los suspiros, atentamente se puso a escuchar lo que al parecer entre sí murmuraba.
—La Argüello y la gallega somos, ábranos, que nos morimos de frio.
Trece años o poco mas tendria Carriazo, cuando llevado de una inclinacion picaresca, sin forzarle a ello algun mal tratamiento que sus padres le hiciesen, solo por su gusto y antojo se desgarró, como dicen los muchachos, de casa de sus padres, y se fué por ese mundo adelante, tan contento de la vida libre, que en la mitad de las incomodidades y miserias que trae consigo, no echaba ménos la abundancia de la casa de su padre, ni el andar a pié le cansaba, ni el frio le ofendia, ni el calor le enfadaba: para él todos los tiempos del año le eran dulce y templada primavera: tan bien dormia en parvas, como en colchones: con tanto gusto se soterraba en un pajar de un meson, como si se acostara entre dos sábanas de Holanda: finalmente, él salió tan bien con el asunto de pícaro, que pudiera leer cátedra en la facultad al famoso de Alfarache.
Sin pulsos quedó Carrizales con la amarga vista de lo que miraba, la voz se le pegó a la garganta, los brazos se le cayeron de desmayo, y quedó hecho una estatua de mármol frio, y aunque la cólera hizo su natural oficio, avivándole los casi muertos espíritus, pudo tanto el dolor, que no le dejó tomar aliento, y con todo eso tomara la venganza que aquella grande maldad requeria, si se hallara con armas para poder tomarla: y así determinó volverse a su aposento a tomar una daga, y volver a sacar las manchas de su honra con sangre de sus dos enemigos, y aun con toda aquella de toda la gente de su casa.
Frio pues y cansado Rodolfo, sin hablar palabra alguna, dejó a Leocadia en su cama, en su casa, y cerrando el aposento, se fué a buscar a sus camaradas para aconsejarse con ellos de lo que hacer debia.
Juntóse con él, y supo como llevaba su mismo viaje: hicieron camarada, departieron de diversas cosas, y a pocos lances dió Tomas muestras de su raro ingenio, y el caballero las dió de su bizarría y cortesano trato, y dijo que era capitan de infantería por su Majestad, y que su alférez estaba haciendo la compañía en tierra de Salamanca: alabó la vida de la soldadesca, pintóle muy al vivo la belleza de la ciudad de Nápoles, las holguras de Palermo, la abundancia de Milan, los festines de Lombardía, las espléndidas comidas de las hosterías: dibujóle dulce y puntualmente el aconcha patron, pasa acá manigoldo, venga la macarela, li polastri, é li macarroni: puso las alabanzas en el cielo de la vida libre del soldado, y de la libertad de Italia, pero no le dijo nada del frio de las centinelas, del peligro de los asaltos, del espanto de las batallas, de la hambre de los cercos, de la ruina de las minas, con otras cosas deste jaez, que algunos las toman y tienen por añadiduras del peso de la soldadesca, y son la carga principal della.

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