Ejemplos con fregonil

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Durante él habló Fonsa varias veces con su atento obsequiante, o mejor dicho, novio, perdió el miedo que le causaban antes la gente y el bullicio de la calle y las pejinas de la fuente, adquirió, por regalo de su señora, una casabeca, y por anticipo sobre su soldada, un vestido de percal rameado y unas botas de lienzo de color de tórtola con trencillas verdes, bailó cuatro tardes en el Reganche, adquirió algunas amigas íntimas entre aquellas mismas criadas veteranas que tanto respeto la infundían al principio, y se convenció de que, a pesar de sus remilgos y casabecas, eran tan bestias como ella, aprendió en su escuela a reírse a gritos sin saber de qué, y a estarse una hora, con la herrada llena sobre la cabeza, diciendo tonterías a otra que tal en medio de la acera, fue tres veces tarde a casa, y llevó por estas tres faltas graves tres sermones en tiple de la señora, volvió a ésta tres respuestas nada reverentes, y por la última de ellas fue conminada con la pena de ser puesta de patitas en la calle si reincidía en semejante falta, habló con sus amigas de este asunto, y quedó convencida de que su ama era gruñona, y además roñosa, porque le trancaba los garbanzos, el azúcar y el chocolate, se atrevió a buscar dos veces casa sin el consentimiento de su familia, se permitió algunas burlas de las aldeanas que llegaban a servir a la ciudad en las mismas condiciones en que había llegado ella poco antes, trocó su aire antiguo de marcha, rígido y empinado como el mango de una escoba, por un exagerado contoneo, soltó el moño tradicional de su recia cabellera para reemplazarle por el moderno rodete, y fijó bien en la memoria las palabras abuja, endimpués, bujero, cudiado, sastinfecho, bolpe, juegar y otras por el estilo del lenguaje fino fregonil, y algunas muletillas de igual procedencia, como ¡Ya baja! ¡A la vuelta lo venden tinto! ¡Cómo no, morena!... Soy de Orozco y no te conozco, las cuales encajaba a cada momento, pegasen o no pegasen, y con todos estos adelantos se creyó completamente cepillada y pulida, pero no satisfecha, porque aún no tenía lo que más ambicionaba en la tierra: botas de charol y vestido de merino de lana.
Otra vez en Santander, continuó progresando en la escuela fregonil y adquiriendo cada día una nueva amistad en fuentes y plazuelas, haciéndose más y más susceptible a las reprensiones de su ama y dándole a cada hora un nuevo motivo de enojo.

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