Ejemplos con fervoroso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Era cristiano sencillo y fervoroso, quizá algo entrado en años y estaba aquejado de una anquilosis o paralización total en el brazo izquierdo.
Una larga lista de pilotos también puso lo suyo en pista para arrancarle al público algo más que un fervoroso aplauso.
Fue alumno de Rabi Iehuda hajasid y un fervoroso seguidor de las enseñanzas del Rambam.
Durante su juventud trabajó en los ferrocarriles -entonces, ingleses- mientras, fervoroso lector de la narrativa en lengua inglesa, maduraba su vocación literaria.
Dos de Mayo, la imagen de la Santísima Virgen recibe el fervoroso homenaje de nuestra institución.
Fue un fervoroso católico y se entregó a luchar por una especia de socialismo cristiano.
Su tío, católico fervoroso, lo acusó de luteranista, por sus vínculos a una secta religiosa reformista.
Además, Cartago, su viejo y fervoroso enemigo, tramaba intrigas junto con los déspotas locales.
Fue insustituible y fervoroso presidente de los Caballeros del Pilar y Veterano constante de la Adoración Nocturna.
La conducta moral y religiosa del aspirante José, consta que fue de fervoroso cristiano, y bien lo demuestra el hecho de hacerse religioso en los tiempos aciagos por que atraviesa la patria y la religión.
Era un fervoroso militante en la Juventud Obrera Católica.
Fue un fervoroso activista por los derechos y protección del pueblo judío, pero muy raramente asistía al templo comunitario.
Aunque se considera que Müller fue un gran defensor y valedor de la filosofía y religión hindúes, su Epistolario demuestra que fue un cristiano fervoroso y convencido que despreciaba profundamente la cultura indostánica, considerándola primitiva, superada, degenerada, errónea, aburrida e infantil, esperaba ingenuamente que India podría convertirse al cristianismo.
Por fortuna, no dió a su obra todas las proporciones que al principio había pensado, pero no faltará algún fervoroso que copie al pie de la letra la Biblia, o la Suma de Santo Tomás, o el Código penal, si a algún personaje de la novela se le ocurre leer cualquiera de estas cosas.
Pero con todo eso, el Pereda de mi más íntima predilección y fervoroso cariño será siempre el Pereda que veranea en Polanco, y que en invierno habita en el muelle de Santander, un poco antes de llegar a la capitanía del puerto, en el teatro mismo de las hazañas de y de la lúgubre partida de , para morir en la fiera rompiente de las.
En cuanto a Daudet, los mismos naturalistas no le cuentan entre los suyos sino con muchas atenuaciones y distingos, teniéndole más bien por un aliado útil que por un partidario fervoroso.
Aquel culto fervoroso de su cuerpo, contribuía no poco a realzar y aumentar sus gracias.
La estabilidad de la residencia en un punto determinado, los lazos establecidos, cada día más firmes, y que hubieran sido sin duda lazos de fervoroso afecto respecto de un hombre que tan fácilmente cautivaba el corazón de los otros, la posibilidad de una posición económica relativamente holgada, que para ello tenía aptitudes, condiciones, simpatía, relaciones e inteligencia bastantes, aunque tal vez no el carácter que se necesita para estas apacibles empresas, un tanto vulgares, todo esto lo renunció, momento tras momento, un día tras otro de su vida.
Me acuerdo de mister Peterson, un ingeniero inglés empleado en las minas, un protestante muy ilustrado y fervoroso que no perdía ocasión de burlarse de la idolatría de los católicos y de su culto a las imágenes.
Hecho esto, el espejo de caballeros, según Pedro López, el integérrimo diplomático, el sesudo político, el anciano venerable y fervoroso que tenía ya un pie en el sepulcro, miró al reloj, enarcó las cejas y despidióse apresuradamente.
Enrique, a más de ser valiente hasta el heroísmo, y entusiasta y fervoroso en todos sus actos y misiones apostólicas, era sujeto de claro ingenio y de singular discreción y prudencia.
El joven cortesano, no muy fervoroso, paseó una y otra vez su mirada distraída por el concurso, ahora fijándose en una mujer que pellizcaba a su hijo para que se estuviese atento, después en un anciano que rezaba con los brazos en cruz, más tarde en unos niños que se entretenían en meter la cabeza por el enrejado del altar.
Por grande, por fervoroso que sea tu celo, es imposible que te ofusque hasta no dejarte comprender esto.
¿A quién podían elegir sino al ministro de Dios que recientemente dio en el púlpito tan brava muestra de fervoroso celo? Tirso entró en seguida en funciones, inundándosele el alma de alegría ante el espectáculo de aquellas mujeres que, unas en continuo trabajo, otras en perpetua oración, tenían puesta la mirada en el cielo y la esperanza en Dios.
—Pero, áun suponiendo que nada de esto fuera así, ¿cómo no te engríes de ver en tu casa al Niño Jesus, al Hijo de Dios vivo? ¿Cómo no doblas la rodilla y le das las gracias por la altísima honra que te dispensa? ¿Acaso no eres tú su adorador más fervoroso, su más humilde siervo, su devoto más entusiasta?.
Concedería que Clara tomase el velo aun cuando no le tomase después de pensarlo reflexivamente, aun cuando lo tomase por un rapto fervoroso de devoción, pero lo que no concedo, lo que no consiento es que le tome en un arrebato de desesperación.
En cuanto a director espiritual, Doña Antonia tenía a un capuchino fervoroso y elocuente, cuya fama eclipsaba entonces la del P.
De aquí que se dijesen toda clase de requiebros y finezas, que literalmente podrían tomarse por efecto de amistad tiernísima, pero que ocultaban el fervoroso espíritu de verdadero amor.
Una sola, allá en Lima, me quiso de veras con amor fervoroso, pero criminal.
Rafael, y el mozo respondió que era de Andalucía, y de un lugar, que en nombrándole, vieron que no distaba del suyo sino dos leguas: dijo que venia de Sevilla, y que su designio era pasar a Italia a probar ventura en el ejercicio de las armas, como otros muchos españoles acostumbraban, pero que la suerte suya habia salido azar con el mal encuentro de los bandoleros, que le llevaban una buena cantidad de dineros, y tales vestidos, que no se compraran tan buenos con trecientos escudos, pero que con todo eso pensaba proseguir su camino, porque no venia de casta que se le habia de helar al primer mal suceso el calor de su fervoroso deseo.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba