Ejemplos con ferrocarriles

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A través del ferrocarril del Urola se unía la localidad de Zumárraga, que era un nudo ferroviario importante al coincidir allí, en un mismo punto, en la llamada Plaza de las estaciones tres líneas ferroviarias: la del ferrocarril del Norte, línea de gran importancia por ser la que unía, por Irún, Madrid con París, a la postre una de las principales líneas de RENFE, la línea de vía estrecha de los Ferrocarriles Vascongados que enlazaba con Vergara y de allí con Vitoria y Eibar y allí con la línea de los Vascongados Bilbao - San Sebastián, y la línea del Ferrocarril del Urola que enlazaba con Zumaya, su puerto, y la línea de vía estrecha de los Vascongados que une Bilbao con San Sebastián.
El suministro de seguridad de transporte en aeropuertos internacionales y en los ferrocarriles alemanes ,.
aprobó para la Facultad Las Carreras Ingeniería de Ferrocarriles, Arquitectura e Ingeniería Bioelectrónica, las cuales se desconoce sus funcionamientos.
Realizó sólo sus estudios primarios, y desde muy joven trabajó en un taller de carrocería en Saltillo, y más tarde en los talleres de herrería de los ferrocarriles en Laredo, Texas.
Le tocó defender la expropiación de la carretera de Niza Conejo que ocupaba ferrocarriles de México.
Prouty fue autor de muchos artículos acerca de Ferrocarriles, incluyendo los artículos Railroad Engineering y Foreign Railroad Technology para las Enciclopedias McGraw-Hill.
La fecha es significativa porque los ferrocarriles eran aún algo nuevo.
Él se trasladó a Nueva Orleans por cuestiones de trabajo, pero perdió su trabajo como ingeniero de ferrocarriles debido a la su abanzada ceguera.
Hoy, Rosario posee su propia estación de ferrocarriles, donde para el Metrotrén.
La ciudad destaca por ser un importante nudo ferroviario de Pakistan Railways, compañía estatal de ferrocarriles de Pakistán, a la vez que goza de numerosas conexiones con las carreteras de la provincia.
Se me dirá que lo mismo sucede en los hoteles, en las calles, en los ferrocarriles, dondequiera que se congregan las gentes.
Los hombres de negocios, al dirigirse a América, le confiaban sus planes estupendos: ríos cambiados de cauce, ferrocarriles a través de la selva virgen, monstruosas fuerzas eléctricas extraídas de cascadas de varios kilómetros de anchura, ciudades vomitadas por el desierto en unas semanas, todas las maravillas de un mundo en la pubertad, que desea realizar cuanto concibe su joven imaginación.
Era un viajante de comercio de Barcelona, y había tomado en Nápoles la ruta del mar, por parecerle más rápida, huyendo de los ferrocarriles, congestionados por la movilización italiana.
Las tropas querían estar libres de impedimenta, para moverse con más agilidad, y la enviaban lejos por ferrocarriles y carreteras.
Cuatro años más de paz, y habrá terminado sus ferrocarriles estratégicos y su fuerza militar, unida a la de sus aliados, valdrá tanto como la nuestra.
¿Era posible una guerra con tantos ferrocarriles, tantos buques de comercio, tantas máquinas, tanta actividad desarrollada en la costra de la tierra y sus entrañas? Las naciones se arruinarían para siempre.
El jefe de la tribu daba órdenes y propinas, la señora, alta, carnuda, majestuosa, con el talle algo deformado por la maternidad, leía la guía de ferrocarriles a través de sus lentes de oro.
Al atrevimiento de los muchachos había que añadir la cólera estrepitosa de las mujeres, que hablaban de arrojarse en fila sobre los rieles de los planos inclinados y de los ferrocarriles, impidiendo toda circulación de mineral para que se generalizase la huelga hasta la ría, y se cerrasen las fundiciones, y el puerto se llenara de buques inactivos esperando una carga que no llegaría nunca.
Cuando surgía una huelga en la montaña y los ferrocarriles paralizados no acarreaban mineral, había que echarles carbón lo mismo que si funcionasen.
El capital al servicio de la industria había civilizado territorios salvajes, había destruido fronteras históricas, estableciendo mercados en todo el globo: él era quien surcaba las tierras vírgenes con los rails de los ferrocarriles, quien removía los mares para tender los cables telegráficos, quien ponía en comunicación los productos de uno y otro hemisferio, venciendo los rigores de la naturaleza y evitando las grandes hambres que habían hecho rugir a la humanidad en otros siglos.
Desde lo alto del Triano se veían minas y más minas, ferrocarriles con rosarios de vagonetas, planos inclinados, tranvías aéreos, rebaños de hombres atacando las canteras: de él, todo de él.
¿En qué hemos contribuido a este progreso? ¿Dónde están nuestras manifestaciones de vida moderna? Los ferrocarriles, escasos y malos, son obra de extranjeros, y a ellos pertenece su propiedad, entre los rieles crece la hierba, lo que demuestra que aún sigue la santa calma de aquellos tiempos de carromatos y galeras aceleradas.
Pero hombre, ¿aún te parecen poca cosa las revoluciones que hemos tenido? ¿Y aún crees que el país está tan salvaje como en esos siglos que has pintado a tu manera? Pues yoañadió el sacerdote con ironíaoigo hablar mucho de los progresos del país, y sé que hay ferrocarriles, y que los alrededores de las ciudades se pueblan de chimeneas, y hasta muchos impíos celebran esto, comparándolas con los campanarios de las iglesias.
Desde que nuestra flamante civilización se olvidó del alma, desde que todo nuestro empeño se redujo a procurar comodidades al cuerpo y sublimar nuestras facultades físicas, desde que sólo pensamos en ferro-carriles para andar más deprisa, en telégrafos para hablar más alto, en máquinas para trabajar menos, en inventos para dormir mejor, en preservativos contra el calor y el frio, y en buscar medios de comer a una misma hora langostas del mar del Norte, chirimoyas de América y nidos de golondrinas del Japón, desde que nuestras casas están tan bien amuebladas, nuestros cuerpos tan adobados, perfumados, empolvados y reteñidos, nuestros dientes tan seguros en las encías, nuestros cabellos tan inamovibles en la cabeza, nuestra seguridad individual tan garantida por la Guardia civil, y nuestro derecho al Poder tan protegido por la Constitución, los dioses se han ido.
La modesta linea, cuya inauguración describía en el artículo , es una red de ferro-carriles, y los doce años de silencio que median entre las profecías del autor y la publicación de este libro, son el cable submarino, el istmo de Suez roto, la perforación del Mont-Cenis, la caida de Francia, la formación de Italia y de Alemania, la gloria del Callao, la revolución de España, todo, en fin, lo que antes era un siglo.
Esta casta de perdidas que en Francia tanto abunda, como si hubiera allí escuela para formarlas, apenas existe en España, donde son contadas todavía, se entiende, porque ello al fin tiene que venir, como han venido los ferrocarriles Pues digo que Fortunata no es de esas, no posee más educación que la cara bonita, por lo demás, es sosa, vulgar, no se le ocurre ninguna picardía de las que trastornan a los hombres, y en cuanto a formas no hablo del cuerpo y talle sigue tan tosca como cuando la conocí.
Durante un par de años estuvo rodando por los ferrocarriles con sus cajas de muestras.
Los autores dramáticos lo mismo que las comidas, los ferrocarriles lo mismo que las industrias menudas, todo le parecía de una inferioridad lamentable.
También oyó hablar de las primeras alfombras de moqueta, de los primeros colchones de muelles, y de los primeros ferrocarriles, que alguno de los tertulios había visto en el extranjero, pues aquí ni asomos de ellos había todavía.
¡Los trapos, ay! ¿Quién no ve en ellos una de las principales energías de la época presente, tal vez una causa generadora de movimiento y vida? Pensad un poco en lo que representan, en lo que valen, en la riqueza y el ingenio que consagra a producirlos la ciudad más industriosa del mundo, y sin querer, vuestra mente os presentará entre los pliegues de las telas de moda todo nuestro organismo mesocrático, ingente pirámide en cuya cima hay un sombrero de copa, toda la máquina política y administrativa, la deuda pública y los ferrocarriles, el presupuesto y las rentas, el Estado tutelar y el parlamentarismo socialista.

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