Ejemplos con fecundísima

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Luego la noción saussuriana ha debido ser corregida y mejorada, si bien su idea es fecundísima: El significante es el que significa, porque si no significara no seria significante.
Di a mi mujer explicación clara de las bases y mecanismos de la Sociedad, que son excelentes, y añadí: La idea es en sí fecundísima: desconfío de las personas que la ejecutan.
Por su mente fecundísima pasó una idea.
La imaginación arrebatada del joven Muriel fue una tierra fecundísima en que las nuevas ideas germinaron con asombroso desarrollo.
En las fértiles orillas del azul y caudaloso Danubio, no muy lejos de la gran ciudad de Viena, vivía, hace ya cerca de medio siglo, la Condesa viuda de Liebestein, nobilísima y fecundísima señora.
García Grande había sido hombre de negocios, de estos que tienen una mano en la política menuda y otra en los negocios gordos, un bifronte de esta raza inextinguible y fecundísima, que se reproduce y se cría en los grandes sedimentos fangurales del Congreso y la Bolsa, hombre sin ideas, pero dotado de buenas formas, que suplen a aquellas, apetitoso de riquezas fáciles, un sargentuelo de pandilla de esas que se forman con las subdivisiones parlamentarias, una nulidad barnizada, agiotista sin genio, orador sin estilo y político sin tacto, que no informaba sino decoraba las situaciones, una sustancia antropomórfica, que bajo la acción de la política apareció cristalizada de distintas maneras, ya como gobernador de provincia, ya como administrador de patronatos, ahora de director general, después de gerente de un desbancado Banco o de un ferrocarril sin carriles.
La administración del bailío Gil y Lemus, trigésimo quinto virrey, fue fecundísima en bienes para el Perú.
Es muy de notar que en su trato ordinario era culto, y revelaba sus instintos de artista de raza hasta en las cosas más nimias, su conversación era siempre amena, su imaginación fecundísima, su habilidad para trazar en cuatro rasgos la biografía de un personaje de los infinitos que él conocía en la política, en las artes y en las ciencias, tremenda, sacaban sangre sus trazos, y levantaba ampollas su colorido.
Su genio observador, su entendimiento despejado y robusto, su exquisita sensibilidad, su fantasía fecundísima, llenaron de bellezas plausibles aquellas mismas obras en que tantos errores abundan, bellezas originales, porque él de nadie imitó, bellezas de todos géneros, porque a todos se atrevió con igual osadía, bellezas, en fin, que han podido asegurar su gloria, por espacio de dos siglos, en el concepto de toda una nación.
Siempre ocurría lo mismo: empezaban por flores y acababan por legumbres, como si con esto quisieran confirmar que en aquella tierra fecundísima la flora se daba a dos pasos de la patata.

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