Ejemplos con famoso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Favorable, porque se iba haciendo conocido y famoso, como personaje pintoresco e improvisador de aleluyas, en la ciudad y en otros pueblos de la provincia, en donde alguna vez se concertaban riñas de gallos interurbanas.
También Belarmino fué a ver el famoso escaparate.
El del , que por la pureza clásica de sus líneas recuerda el famoso lienzo de de Leopoldo Robert, se aparta de él hondamente por el ardor del colorido y por la embriaguez naturalista que le convierte en acabadísimo tipo de geórgica moderna.
Nosotros los Villalpando somos de hierro: por algo descendemos de aquel famoso Villalpando que hizo la reja del altar mayor y la Custodia y un sinnúmero de maravillas.
Un día, siendo yo niño, me llevó en Madrid a una reunión de músicos amigos que ejecutaban para ellos solos el famoso.
El cardenal español, después de estas campañas que devolvían media Italia al Papado, era rico como un rey y fundaba en Bolonia el famoso Colegio Español.
El estilo plateresco mostraba su gracia juguetona en la portada del claustro, y hasta el arte churrigueresco tenía la mayor de sus muestras en el famoso transparente de Tomé, que rompe la bóveda detrás del altar mayor para dar luz al ábside.
Don Gil de Albornoz, el famoso cardenal, marcha a Italia, huyendo de don Pedro el Cruel, y, como experto capitán, reconquista todo el territorio de los papas refugiados en Aviñón, don Gutierre III va con don Juan II a batallar con los moros, don Alfonso de Acuña pelea en las revueltas civiles durante el reinado de Enrique IV, y como digno final de esta serie de prelados políticos y conquistadores, ricos y poderosos como verdaderos príncipes, surgen el cardenal Mendoza, que guerrea en la batalla de Toro y en la conquista de Granada, gobernando después el reino, y Jiménez de Cisneros, que, no encontrando en, la Península moros a quienes combatir, pasa el mar y va a Orán, tremolando la cruz, convertida en arma de guerra.
El famoso prelado don Rodrigo escribe la crónica de España, llenándola de prodigios para mayor prosperidad de la Iglesia, y hace historia prácticamente, pasando más tiempo sobre su caballo de guerra que en su silla del coro.
Los primeros eran franceses, monjes del famoso monasterio de Cluny, enviados por el abad Hugo al convento de Sahagún, y que comenzaban a usar el Don como señal de señorío.
Luna, que conocía toda la historia del famoso templo, recordaba el origen del nombre de la puerta.
Algunos espectadores estaban sentados en el suelo, con la mandíbula apoyada en ambas manos, la nariz sobre el borde de la mesilla y la vista fija en los jugadores, para no perder detalle del famoso suceso.
Desde que un ladrón muerto de hambre había logrado imponerse a todos ellos, los propietarios se reían, y para vengarse de diez años de forzada mansedumbre, se hacían más malos que el famoso don Salvador.
El mismo don Antonio le había dicho que si no sobrevenía pronto la baja saltaría él a fin de mes con todos los jugadores que atendían los consejos del famoso banquero.
Muéstranse merecedores de cuantas lindezas les dice el mote, prodigan en todas partes la heráldica presea, en edificios, sellos, telones, marcas de tabacos y botellas de cerveza, repiten la empresa en inscripciones castellanas y latinas, en discursos, en documentos oficiales, en periódicos,que también tiene periódicos Villaverdey hasta en los sermones sale a relucir el famoso lema, concedido a mi querida ciudad natal por la Muy Católica Majestad del Rey Don Felipe IV.
En aquel famoso mentidero, centro recreativo de ociosos y desocupados, se reunían a todas horas los jóvenes más guapos y los viejos más parlanchines de la budística ciudad.
Vamos, mi señora doña Carmen: ¡ánimo, ánimo, que ya todo pasó! ¿Dónde está ese valor famoso? Veamos esa lengua.
No puedo ver el famoso cuadro sin recordar a la doncella.
Me vestí el famoso traje de charro, cerré el ropero, y cuando me dirigía yo al comedor, la tía Pepilla me detuvo.
Aquellos señores, sin acordarse del motivo que les obligaba a andar por las calles en procesión, hablaban de los negocios, de la fuga de Morte, con gran estallido de fin de mes, y de la desesperada situación de los discípulos del famoso banquero.
En el escaparate central estaba la muestra de la casa, lo que había hecho famoso al establecimiento: un maniquí vestido de labradora, con tres rosas en la mano, que al través del vidrio, mirando a los transeúntes con ojos cristalinos, les enviaba la sonrisa de su rostro de cera, punteado por las huellas de cien generaciones de moscas.
A los dos días, ninguno de los bolsistas que tenían por oráculo al famoso don Ramón dudaba de ella.
Mientras tanto, las niñas de Pajares, las de López el famoso bolsista y otras amiguitas posesionábanse de los balcones, convirtiéndolos en pajareras con su charla graciosa y sus ruidosas risas.
Primero pasaron los portadores de las banderolas, con sus dalmáticas de seda con las barras aragonesas y altas coronas de latón sobre melenas y barbazas de estopa, tras ellos el cura municipal, el famoso capellán de las , jinete en brioso caballo encaparazonado de amarillo, el manteo de seda descendiendo desde el alzacuello a la cola del caballo, y enseñando la limpia y blanca tonsura al saludar con el bonete al público de los balcones.
Allí, tras la mesa-ministro, sobre la cual todo estaba arreglado con nimia pulcritud, mostrábase el famoso banquero.
En los periódicos satíricos que compraba Rafael había visto aquellas caras convencionales, destrozadas por él lápiz de los caricaturistas, y partiendo del descubrimiento del famoso tupé, fue señalando a su hermana cada bebé por su nombre, riéndose como una loca al ver que el ministro de Hacienda tocaba el violón.
Manolita decía de él que era un chico simpático, aunque vulgarote, y Rafael, el famoso adorador de la tuna, tratábale siempre con un aire de desdeñosa protección, como si tuviese empeño en recordarle de continuo el abismo existente entre una futura lumbrera de la ciencia y un gozquecillo de mostrador.
Era un estudiante de Medicina, famoso entre los de su Facultad como hábil tocador de guitarra, alegre confeccionador de chistes y calavera de los más audaces.
La original veleta, el famoso , giraba majestuosamente.
No sé cómo no le ha oído usted nombrar en Madrid, porque es hijo de un famoso Caballuco que estuvo en la facción, el cual Caballuco padre era hijo de otro Caballuco abuelo, que también estuvo en la facción de más allá.

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