Ejemplos con faltos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Andrei es, ante todo, un aristócrata y como tal, sólo puede vivir en una esfera de valores cumplidos: de aquí su amargo desprecio por su amargo mundo en decadencia y su aversión por el mundo nuevo, necesariamente hecho de componendas, audacias desmesuradas y actos tan decididos como faltos de control.
Ninguneados por la UCD local y faltos de apoyo por parte de la dirección estatal, se radicalizaron apelando al minoritario sentimiento anticatalán, dado que la UCD aún compartía postulados muy similares a los de los partidos de izquierda.
en la oscuridad de la noche alguno de los cuerpos formados por quintos y con oficiales ya de edad o faltos de experiencia, sin disciplina aquellos y sin rigor y serenidad éstos, perdieron la formación y se dispersaron, contribuyendo a introducir el desorden y confusión en muchos otros.
Los cautivos, con las cabezas inmóviles, no han visto nada más que las sombras proyectadas por el fuego al fondo de la caverna -como una pantalla de cine en la cual transitan sombras chinas- y llegan a creer, faltos de una educación diferente, que aquello que ven no son sombras, sino objetos reales, la misma realidad.
Awdry, su creador, como viejas y faltos de pintura nueva.
También aparece la monotonía cuando se realizan tareas en lugares aislados faltos de contactos humanos.
Los rebeldes pronto se vieron faltos de comida suficiente, y sobre todo de agua, a pesar de lo cual la resistencia prosiguió.
Consta de chambrana ajedrezada y tres arquivoltas con la típica alternancia de boceles y nacelas, salvo la interna en arista viva, que se apoyan en pilastras por mediación de ábacos, faltos de ornatos.
Posteriormente, los bucaneros, faltos de recursos, intentaron renovar la alianza con los indígenas, pero éstos rechazaron la oferta, y se adhirieron a los españoles, instalados en la entonces capital, Cartago, y se prepararon para dar caza a los piratas.
Sin embargo, faltos de suministros, y amenazados por las tribus bantúes de la frontera, a los bóers no les quedó más remedio que someterse a las nuevas autoridades británicas.
La sociedad sólo existía de nombre guardado celosamente por un reducido grupo de músicos que, tal vez faltos de directrices para poder levantarla, se resistían a dejarla morir.
A pesar de haber algunos estudios que intentan desacreditar este método de crianza, no son concluyentes y están faltos de rigor.
El viejo caserón de los Febrer, con sus hermosos ventanales faltos de vidrios, sus salones llenos de tapices y sin alfombras, sus muebles venerables confundidos con los más ruines enseres, le parecía igual a un príncipe arruinado ostentando aún manto brillante y corona gloriosa, pero descalzo y sin ropa blanca.
Al fin, los futuros caudillos, faltos de soldados, buscaban inscribirse como simples voluntarios pero en un regimiento francés.
Los soldados faltos de dinero miraban con envidia y hambre a las mujeres estacionadas en las puertas: criaturas de lujo é ilusión, con faldellines orinados llenos de lentejuelas, altas botas y medias amarillas.
En los abismos abisales resultaban muy contados los seres ciegos, contra la opinión del vulgo, que se los imagina a casi todos faltos de ojos por su lejanía del sol.
Eran los guardianes y los empleados de las excavaciones, que, faltos de trabajo, gesticulaban y se insultaban en sus asientos de veinte siglos, profundamente separados por el entusiasmo patriótico o el miedo a los horrores de la guerra.
Conocía todos los puertos del mundo, todos los caminos del tráfico, y sabría adivinar los lugares faltos de buques, donde se pagan fletes altos.
¡Cuánta ilustración, cuánto pan espiritual pudieron esparcir en los años que llevan arrinconados y silenciosos! Mientras la barbarie y la ignorancia imperan en la mayor parte de nuestras comarcas, ellos, que son los únicos que tienen fuerza para desterrarlas, permanecían aquí inmóviles, faltos de una mano que los empuje y arranque de sus entrañas los secretos de la ciencia y la política.
Los claustros estaban adornados con antiguos retratos faltos de valor artístico, pero de cierto interés histórico.
¡Ay: estaba bien discurrido aquel asedio, para apoderarse lentamente de la mujer, llegando por medio de ella hasta la dominación del esposo! De ellos era principalmente la culpa, ¿Qué habían de hacer unos seres débiles, faltos de dirección, arrastrados por el especial sentimentalismo del sexo hacia todo lo absurdo? Veíanse obligadas a una vida de harem, siempre mujeres con mujeres, viendo sólo al hombre en el preciso momento del deseo, y el hábil jesuíta se presentaba como un remedio a su tristeza, entretenía su fastidio con una devoción dulzona y afeminada, era el eunuco guardián, el verdadero amo, dirigiendo a su antojo al tropel de odaliscas cristianas.
¡Y el doctor Aresti, amado por Sánchez Morueta con un afecto doble de padre y de hermano, se empeñaba en vivir fuera de su protección, más allá de la lluvia de oro que parecía caer de su mirada y que hacía que los hombres se agolpasen en torno de él, con la furia brutal de la codicia, obligándolo a aislarse, a permanecer invisible, para no perecer bajo el formidable empujón de los adoradores! La única merced que el médico había solicitado de su poderoso pariente, era el establecimiento en la cuenca minera de un hospital para los trabajadores que antes perecían faltos de auxilio en los accidentes de las canteras.
Faltos de familia y de preocupaciones para ganarse el pan, los más de nosotros sólo vivimos para el amor propio y el orgullo.
Los historiadores extranjeros le mostraban la triste suerte de España, estacionada en el período crítico de su desarrollo, cuando salía joven y vigorosa del fecundo período de la Edad Media, por el fanatismo de sacerdotes e inquisidores y la demencia de unos reyes que, faltos de medios, quisieron resucitar la monarquía de los Césares, agotando al país en esta empresa de locos.
Los pequeños, faltos de sueño por las agitaciones de la noche anterior, en que les había visitado la muerte, dormían sobre las sillas.
El rector, que cazaba de largo y veía venir las cosas de lejos, prevínole que sería conveniente vinieran ya los dos confesados al colegio, porque los padres de allí andaban siempre faltos de tiempo y quizá les fuera imposible despacharlos.
También Villamelón había visto algo, sentado de espaldas al escenario, en el fondo del palco, apoyada la pensadora cabeza en el débil tabiquillo y fijos los ojos en el techo, recibía de lleno el formidable soplo de aquel feísimo Eolo que, por detrás del carro de Febo, parece lanzar pulmonías y catarros sobre las calvas, vistas en proyección, de los melómanos faltos de pelo.
Era alto, enjuto, desgarbadote y algo cargado de espaldas, la barba espesa y crespa se le comía gran parte del rostro, dándole un aspecto terrorífico de bandido de melodrama, pero no era más que un antifaz, pues examinándolo bien, bajo la máscara de pelo veíase la cara sonrosada e inocente de un ruño, la mirada tímida y la sonrisa bondadosa de esos seres detenidos en la mitad de su crecimiento moral, que aunque mueran viejos son débiles y blandos, faltos de voluntad, incapaces de vivir sin el calor que presta el cariño.
Este dia salí, aunque con trabajo, a la Punta Rubia a reconocerla, y puse una baliza sobre un cerro, por la cual se conoce cuando se halla en la canal entre los bajos y tierra firme, y mandé algunos marineros a cazar, porque nos hallamos faltos de carne, a los que se les dieron algunas balas de fusil.

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