Ejemplos con falté

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Pido tu perdón, si en algo te falté, que habrá sido involuntario.
Dice así: 'Dios mío, fortaleza y salud mía, pequé, y tuvisteis paciencia, falté, y todavía me esperáis, si me arrepiento, me perdonáis, si vuelvo a Vos, me admitís, y aun si tardo, me aguardáis.
Pequé de obcecación, de inocencia, falté a la lealtad que debo a mi Dios y a mi Rey, abriendo mi corazón a un traidorzuelo que con máscara carlista es correveidile de Montpensier y miserable instrumento de sus intrigas.
¿Qué hice yo para que me despidieran? ¿a quién falté, con trescientos y el portero? ¿quién dio queja de mí, si todas las cantatrices y bailadoras, así de plana mayor como de filas, me querían como a las niñas de sus ojos?.
Por la tarde no falté a su casa, en la calle de Isabel la Católica o de la Inquisición.
Al anochecer, camino de mi casa, no falté a la estación que dos veces al día, una por lo menos, hago en San Ginés, por la querencia misteriosa de los lugares donde, visto una vez el paso de la felicidad, creemos que allí nos está esperando para pasar de nuevo.
- No falté, no, a la comida en casa de los Emparanes, y debo decir que fue muy de mi gusto, y en todo, cosas y personas, hallé gratísimas impresiones, menos en la señorita de la casa, quien, por refinada crueldad de mi destino, hubo de acrecentar en mí la antipatía que me inspiraba.
-Yo falté a usted, lo reconozco -dije noblemente, sintiéndome confuso, lastimado por tanta injusticia-, y de todo corazón tengo que inclinarme ante su desgracia, y pedirle que me perdone aquel arrebato.
-Pues bien, falté a la verdad: quise encubrir mi verdadero objeto con una fórmula común.
Tampoco he robado jamás a nadie ni el valor de un alfiler, y en el ramo de mentir si alguna vez falté a la verdad fue en negocios baladís y de poca monta.
Obediente a la ley de Dios tan sólo en lo superficial y externo, falté a todos los deberes cristianos.
Y no se diga para disculpar esta ingratitud, que yo falté una sola vez en veinticinco años al respeto, a la circunspección, a la severidad que la cultura y dignidad de entrambos me imponía, pues ni palabra incitativa pronunciaron mis labios, ni gesto indecoroso hicieron mis manos, ni idea impúdica turbó la pureza de mi pensamiento, ni nombré la palabra matrimonio, a la cual se asocian imágenes contrarias al pudor, ni miré de mal modo, ni fijé los ojos en las partes que la moda francesa tenía mal cubiertas, ni hice nada, en fin, que pudiera ofender, rebajar o menoscabar el santo objeto de mi culto.
Yo falté más que tú, porque engañé a los hombres y a Dios».
, yo que falté a mis votos, a mis promesas más solemnes.
-¿Y no han tenido tiempo de pegar esos botones? Cómo se conoce que falté una noche de casa.
pesa! ¡Jamás de los jamases le falté a Franco!.
Pobre y perseguido, señor, un hombre todavía mozo y sin experiencia, por fuerza cae en muchas tentaciones, pero puedo juraros que nunca falté al honor, aunque las apariencias me condenen.
A la noche siguiente no falté a la tertulia que algunos amigos teníamos en el Café de Zaragoza.
¿Qué hice yo para que me despidieran? ¿a quién falté, con trescientos y el portero? ¿quién dio queja de mí, si todas las cantatrices y bailadoras, así de plana mayor como de filas, me querían como a las niñas de sus ojos?.
Si el crimen está en la Carta Atenagórica, ¿fue aquélla más que referir sencillamente mi sentir con todas las venias que debo a nuestra Santa Madre Iglesia? Pues si ella, con su santísima autoridad, no me lo prohibe, ¿por qué me lo han de prohibir otros? ¿Llevar una opinión contraria de Vieyra fue en mí atrevimiento, y no lo fue en su Paternidad llevarla contra los tres Santos Padres de la Iglesia? Mi entendimiento tal cual ¿no es tan libre como el suyo, pues viene de un solar? ¿Es alguno de los principios de la Santa Fe, revelados, su opinión, para que la hayamos de creer a ojos cerrados? Demás que yo ni falté al decoro que a tanto varón se debe, como acá ha faltado su defensor, olvidado de la sentencia de Tito Lucio: Artes committatur decor, ni toqué a la Sagrada Compañía en el pelo de la ropa, ni escribí más que para el juicio de quien me lo insinuó, y según Plinio, non similis est conditio publicantis, et nominatim dicentis.
Comprenderéis que no falté a la triste ceremonia.
Falté a la primera parte de mi consigna, pero os juro que no faltaré a la segunda.
, pero él estaba seguro de que se quejaba sin razón, porque se decía: «Si estaba despierta, demasiado sabe que no falté de mi puesto, si dormía, ¿para qué necesitó de mí?».

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