Ejemplos con expatriación

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La expatriación y el extrañamiento quedaron prohibidos cuando no hubiera sentencia ejecutoriada.
Durante sus años de expatriación, él y su esposa trabaron estrechos lazos con pintores y poetas de la época como Pablo Picasso, Giorgio de Chirico, Marie Laurencin, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Nicolás Guillén y Paul Éluard, entre otros.
Ordenó la expatriación de todos los españoles, y reorganizó las fuerzas militares del interior de la provincia.
En el artículo octavo se solicitaba también que: Por autores de la sedición que acaba de suceder tomando como pretexto la confinación de los europeos solteros, deben separarse de sus empleos, y decretarse la expatriación de Don Domingo French, Don Antonio Luis Beruti, Don Agustín Donado, Don Gervasio Posadas y el presbítero Vieytes, pues no es justo se abuse de la alta representación del Pueblo, que no lo ha confiado a semejantes individuos con miras de envolvernos en sangre.
Y tal valor concedía el Senado a tales descubrimientos, que guardaba como un secreto de Estado la ruta de los navegantes, viendo en las tierras lejanas un seguro refugio para su pueblo si una guerra infortunada hacía necesaria la expatriación.
Con los ojos llenos de lágrimas me despedí de Manolo Cárceles, Gálvez, Contreras y demás amigos, confundiendo en mis expresiones el sentimiento de mi cobardía y el dolor de ver partir a tanta gente animosa que ponía la honra sobre la vida y la expatriación sobre la libertad.
Proporcióneme usted la Real gracia, y le entregaré el documento, pero, por lo pronto, se lo ofreceré a los jueces para que declaren que mi crimen ha prescrito en estos quince años de expatriación.
¡Aciaga estrella la de aquel hombre, efectivamente desventurado! ¡En el momento de partir para un destierro perpetuo, perdía a la dulce compañera de su vida, al único ser que hubiera podido hacerle soportable la expatriación!.
Por allí cruzó el ZAGAL para ir del trono al confinamiento y después del confinamiento a la expatriación: por allí entró BOABDIL en su retiro temporal cuando perdió el Reino Granadino, y por allí salió para dejar definitivamente la tierra de España: por allí, en fin, penetró un día ABEN-HUMEYA en la Taha de Andarax, en lo mejor de su edad y de su fortuna, muy ajeno el mísero de que en la Taha de Andarax le aguardaba la muerte.
¿Sabes tú, flor de las llores, cuál es el mayor deleite de los hijos de las Tres Nobles Hermanas, lo mismo en Madrid que en las Antillas, lo mismo en las Repúblicas hispano-americanas que en los Estados Unidos, donde quiera que los conducen su carácter emprendedor, su fama de hombres leales y honrados, y su afán de enriquecerse para enriquecer a su familia y a su Patria? Reunirse en sus horas de descanso con los que han nacido en sus patrios valles, y cualesquiera que sean los intereses y las afecciones que los liguen con el país en que residen, y por largo que sea el período de su expatriación, delirar y soñar con la tierra natal y con el hogar de sus padres.
Si cuando estaba en Vizcaya, su patria, todo lo de ella le parecía feo, y hermoso todo lo del extranjero, lo lógico era que cuando estaba en el extranjero todo lo de él le pareciese feo, y hermoso todo lo de Vizcaya, y si al tornar a ésta le pareció y siguió pareciéndole ya hermoso, fue porque la experiencia y las amarguras de la expatriación habían corregido el extravío de su entendimiento.
Quien sienta en sí el estímulo de un cambio de frente en cuanto al objeto de su actividad, después de una aplicación cuyo acierto haya sido confirmado por obras y para cuya prosecución vea aún despejado el camino, ha de empezar por someter a crítica severa, no sólo la realidad de la nueva aptitud que piensa haber hallado en su alma, sino también las ventajas que pueda aportar, para los demás y para sí propio, esa como expatriación de su mente.
La expatriación de los viajes es, por eso, antídoto supremo del pensamiento rutinario, de la pasión fanática, y de toda suerte de rigidez y obcecación.
La juventud cordobesa se ha distinguido en la actual guerra por la abnegación y constancia que ha desplegado, siendo infinito el número de los que han sucumbido en los campos de batalla, en las matanzas de la ''mazorca'', y mayor aún el de los que sufren los males de la expatriación.
Pero el autor de todo esto, muy superior a su tiempo y a los suyos, harto ya de lidiar con aquel país, de quien otro grande hombre dijo que era ingobernable, y que por ende lo mejor que allí podía hacerse era emigrar, optó por la expatriación voluntaria e indefinida, precisamente cuando el país más necesitado andaba de su dictatorial inteligencia.
Si en vez de conferenciante fuera yo novelista, sería como Balzac, cruel con la sociedad de su época, como Flaubert severo con las costumbres de su época, como Tolstoï, pesimista y despiadado con las arbitrariedades de su época, como Zola, censor viril y en cierto modo sublime transformador gigante de su época, y si fuera hombre de acción, francamente, señores, sería inexorable como lo fue aquel hombre a cuya expatriación, nunca bien sentida, contribuimos los jóvenes con nuestra retórica estrafalaria, con nuestros alborotos y con nuestra demagogia infantil, juzgándonos salvadores de todo un pueblo, cuando éramos sencilla, mente cómplices de un gran crimen.

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