Ejemplos con estridentes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A medida que las voces en el Congreso se hacían más estridentes, los británicos crearon una comisión encabezada por Sir John Simon quien recomendó reformas constitucionales dirigidas a una mayor autonomía para el gobierno de la India.
El fauvista Matisse simplificó la línea y los colores para darles toda su fuerza expresiva, con lo que produjo poderosos retratos dando a la piel colores no naturales, incluso estridentes.
A causa de esto, las flautas dulces comenzaron a ser muy populares a nivel escolar, considerando además su relativamente sencilla técnica inicial, y el hecho de no ser instrumentos tan estridentes en manos musicalmente no experimentadas.
Emite un agradable canto en forma gorjeo en tono alto y fuerte, intercalando algunas notas estridentes y ciertos silbidos.
Conducen a máxima velocidad, alucinando un ataque de estridentes murciélagos y tratando de evitar las noticias de la guerra de Vietnam en la radio.
Se expresa la agresividad y la violencia violentando las formas y utilizando colores estridentes.
Cuando se ve acosado, emite estridentes sonidos y es capaz de hacer frente ferozmente a los contrincantes que lo provoquen.
Homogenic se convirtió en su primer álbum conceptual y es visto como uno de sus álbumes mas experimentales y mejor logrados de la cantante, con numerosos beats que reflejan el paisaje de Islandia, mas notado en Jóga, que fusiona cuerdas estridentes con fuertes crujidos electrónicos.
El mar gruñía, sonaban estridentes silbidos de los pajarracos de la noche, las gaviotas se quejaban con un lamento de niños martirizados.
Los cuervos pasaron por encima de nuestras cabezas lanzando gritos estridentes.
Allí sus esperanzas puras de otros tiempos, sus agonías de esposo triste, el desorden de una mente que se escapa, el mar sereno luego, la flora toda americana, ardiente y rica, el encogimiento sombrío del alma infeliz ante la naturaleza hermosa, una como invasión de luz que encendiese la atmósfera, y penetrase por los rincones más negros de la tierra, y a través de las ondas de la mar, a sus cuevas de azul y corales, una como águila herida, con una llaga en el pecho que parecía una rosa, huyendo, a grandes golpes de ala, cielo arriba, con gritos desesperados y estridentes.
Por toda la ciudad retumbaron destemplados toques de corneta y estas estridentes voces:.
La tempestad seguía rugiendo: Höel y Corentino gemían aterrados, y Dinorah, la pobre loca, desencajada, con el cabello flotante y el rostro iluminado por la luz de los relámpagos, desafiaba la furia de los elementos, dominando con su voz pura y vibrante los roncos estampidos del trueno y los estridentes alaridos del viento, que encubrieron también estas breves palabras deslizadas por Butrón al oído de Currita:.
Entonces, desconcertado por la prisa, mientras las cornetas seguían llamándole con sus sonidos estridentes, soltó el fusil y, agarrando el cadáver por las manos, lo arrastró penosamente hasta dejarlo en el cercano extremo del reducto que daba junto al borde del tajo, luego volvió en busca del arma y, empuñándola por el cañón, empujó con la culata el cuerpo inanimado, que cayó al barranco arrastrando piedras y rebotando contra las aristas salientes de las rocas.
Salió de la corte en un tren mixto, que se arrastraba torpemente como reptil enorme condenado a recorrer siempre el mismo camino, saludando con silbidos estridentes los mismos lugares, deteniéndose ante los mismos sitios, hasta que al cabo de veinte horas de viaje llegó a la estación más cercana a su pueblo, para ir al cual había de atravesar una dilatada llanura, a cuya extensión ponían límite varias colinas que se divisaban a larga distancia, veladas por flotantes brumas.
Esta puerta da a un pasadizo oscuro, por donde entran, como por una cerbatana, gritos estridentes, alaridos, bramidos, imprecaciones, carcajadas, cantares, ruidos, son de cadenas que se arrastran, chasquidos de puertas que se cierran, una tempestad continua de sonidos discordantes, secos, desentonados, agudos, horribles, algunas veces, de noche, muy tarde, suele avanzar, jadeante y cansado, por decirlo así, un canto triste, dulce, suspirante, siempre el mismo, cuyas palabras, no se entienden, pero cuyo sentimiento se adivina, canto con el que vuela por la estrecha crujía, apagándose, perdiéndose, gastándose al rozar las paredes, el alma de un ser que llora cantando: suave oleada que se escapa de un océano de sentimiento, y que acaricia mi alma y la consuela.
Y se aterraron tanto entonces, que echaron a correr con todas sus fuerzas, lanzando gritos estridentes, como si las persiguiese un genni de mala especie.
Los republicanos disparaban contra la tropa desde la esquina de la calle de Peregrinos y la tropa disparaba contra los republicanos desde la Puerta del Sol, de modo y forma que las balas de una y otra procedencia pasaban por delante de las ventanas del referido piso bajo, si ya no era que iban a dar en los hierros de sus rejas, haciéndoles vibrar con estridentes ruidos e hiriendo de rechazo persianas, maderas y cristales.
El entusiasmo femenino estalló en gritos estridentes al ver pasar los batallones de muchachas arrogantes acompañadas por el centelleo de sus espadas, de sus casquetes y de sus uniformes cubiertos de escamas metálicas.
A pesar de contarse entre aquellos respetables profesores estas y otras notabilidades, la orquesta sonaba como los tornillos de una máquina sin aceite, los instrumentos de cuerda estaban asmáticos, sonaban a la madera, como sabe la sidra al barril, los de bronce eran estridentes sin compasión, bastaba uno de aquellos serpentones para derribar todas las fortificaciones de cinco Jericós.
¿Sabes lo que es una romería? Ya has visto, a San Isidro y San Antonio de la Horia, pues bien: colócales sobre verdes y olorosas praderas, quítales aquellos tinajones nauseabundos de buñuelos, sus anaquelerías de venenosas botellitas, sus tiovivos y estridentes caramillos, su movimiento todo de mercado público, y dales, en su defecto, platos de bacalao, pellejos de vino de Rioja, tamboriles y panderos, trajes tan variados y pintorescos como un plan de banderas, y una concurrencia que, vista, desde lejos, se mueve de abajo arriba, como los pistones de un cornetín, y tendrás una idea de este espectáculo montañés, tan frecuente como los santos del calendario, pues en verano es raro el que no tiene romería.
bajo discreta faja? ¡Ah pícaros! ¿Y no temieron, si son paganos, las iras de los dioses, y si creyentes, la justa venganza del Cielo? Caigan, pues, sobre ellos todas las plagas de Egipto, y las chinches de Europa, y los cínifes de América, y las pestes de Asia, y hasta las fieras del África salvaje, caigan, sí, porque si feo y escandaloso es el delito, funestas, estridentes, astringentes, prepotentes, pestilentes han sido las consecuencias, pues que no nos quedan más ejemplares de aquel número, que voló y desapareció de nuestras manos, arrebatado por las del público, ansioso de conocer, palpar, saborear, sorber y mascar la donosa, prodigiosa y espantosa producción de V.
Dos vigilantes habían acudido al ver el tumulto de gente: llegaron hasta la puerta de calle, pero no se atrevían a entrar: esperaban para esto un refuerzo o que se presentara el oficial de servicio en la sección: sus pitos estridentes daban mayor magnitud al escándalo.
Y dos negros desnudos hasta la cintura llevaron a hombros el estrado aquel en pos del cortejo, rodeados por una muchedumbre más densa aún que la anterior, y entre los gritos jubilosos de todo un pueblo y los lú-lú-les estridentes que salían de las gargantas de las mujeres sentadas al pie del trono y de todas las que se aglomeraban a su alrededor, emprendieron el camino de los jardines.
Pero como la voz del Viento siempre parece lamento, el gaucho cantó sus amores con lamentos, cantó la gloria con llantos, y su vida con quejidos, y el fragor de las batallas con gritos estridentes y roncos acentos.
Si corre despacio, suspira, triste, y cuando sopla, poderoso, lo que casi siempre hace, sus plañidos estridentes hacen estremecerse la Tierra.
Nada más extraño que aquel edificio, cuya negra silueta se dibujaba sobre el cielo como la de una roca erizada de mil y mil picos caprichosos, hablando con sus lenguas de bronce por medio de las campanas, que parecían agitarse al impulso de seres invisibles, una como llorando con sollozos ahogados, la otra como riendo con carcajadas estridentes, semejantes a la risa de una mujer loca.
La noche se acercaba rápidamente, y ya al grito de ¡Moccoli! repetido por las estridentes voces de un millar de industriales, dos o tres estrellas empezaron a brillar encima de la turba.
Oyó un tiro lejano, después el estrépito de las peguetas que volaban riéndose con estridentes chillidos, las vio pasar sobre su cabeza.
Llegaban al adusto comedor de los Peñalbas ecos estridentes de carcajadas, regocijadas voces de cantantes desafinadores, murmullo confuso de estrépito humano.

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