Ejemplos con estorbos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El proceso es favorecido por condiciones climáticas, como una evaporación intensa, y estorbado por cualquier causa que aumente la dilución, como el aporte de agua dulce por los ríos o las precipitaciones, o la mezcla sin estorbos con el océano, cuya salinidad está muy por debajo de lo necesario.
Sugerí solamente las precauciones más obvias y fáciles sobre iluminación y distancia, ya que sabía que era esencial que se sintieran libres y sin estorbos y no tuvieran ninguna carga de responsabilidad.
cuando por haberse quitado los andamios y demás estorbos se halla ya corriente para el uso al cual se destina.
Ya tenemos en casa el viril, ya está aquí el oráculo, se completó la sección de estorbos.
Parecía de carácter dulce y sumiso: una buena compañera, incapaz de estorbos en el viaje de la vida común.
Como el día era de trabajo y la hora la menos a propósito para el descanso, eran dueñas absolutas de todo el paseo, para correr por él sin estorbos ni tropiezos, hasta media docena de niñas, de nueve años la más esponjada, todas risueñas, todas ágiles, todas hechiceras, como son todas las niñas a esa edad, cuando no están cohibidas por la opresión del vestido de gala o de las botitas recién estrenadas.
Antes de llegar a mi vivienda era fuerza que atravesase por entre el multitudinoso ejército de ocupación, recibiendo continuos dardos meretricios y padeciendo asechanzas y requerimientos, así orales como de hecho, puesto que alguna se asía de mi brazo, de manera que, por zafarme de estorbos y reponerme de la fatiga, solía yo algunas veces acogerme a un cafetín, que era donde las individuas vivaqueaban, y allí convidaba a las que más me atosigaban, con que las dejaba mansas, nutridas y satisfechas.
Quien piensa en sí no ama a la patria, y está el mal de los pueblos, por más que a veces se lo disimulen sutilmente, en los estorbos o prisas que el interés de sus representantes ponen en el curso natural de los sucesos.
Nació en plena corrupción colonial, cuando era Cuba mártir, el vertedero de todo lo podrido, el refugio de todos los estorbos, de todos los hambrientos y desocupados de España, cuando era nuestra tierra, el criadero de una milicia viciosa y enfermiza, robada a la Agricultura y a la Industria de su país, cuando era esta ciudad, jardín de América hoy, corral blando y holgado de Capitanes Generales infecundos, logreros e imperiosos, cuando la bandera roja y gualda flotaba sobre nuestra casa y a su sombra los cubanos estaban condenados a perpetua cobardía y los españoles autorizados para enriquecerse y engordar sus vicios insolentes, cuando el criollo moría en la miseria y el peninsular paseaba satisfecho en el carruaje comprado con el oro que manaba del crimen, cuando había más cárceles que escuelas, y el látigo infamante chasqueaba sobre las espaldas de los hombres de una raza tan necesitada de justicia como la nuestra, cuando el cubano que no se sometía a servir de celestino al pisaverde madrileño que lo solicitara, iba a purgar su osadía en el presidio, cuando el talento de los nativos dormía echado bajo la bota del déspota ceñudo, y la capa torera sobre los hombros y la cinta de hule en el sombrero, eran los únicos pasaportes de honor y las únicas cédulas de vida, verdaderas.
Su padre, confiado y bondadoso, seguro de la virtud de la bella moza, no la celaba con impertinencia, ni le ponía estorbos para que fuese sola a las viviendas próximas de parientes o amigos.
¡Sabel casada, alejada de allí, el peligro conjurado, las cosas en orden, la salvación segura! Una vez más dio gracias al Dios bondadoso que quita los estorbos de delante cuando la mezquina previsión humana no cree posible removerlos siquiera.
Al paso que adelantaba la faena, iban saliendo a luz las bellísimas facciones, dignas del cincel antiguo, coloreadas con la pátina del sol y del aire, y los bucles, libres de estorbos, se colocaban artísticamente como en una testa de Cupido, y descubrían su matiz castaño dorado, que acababa de entonar la figura.
Jacinto sacó fuerzas de flaqueza, puso a un lado la causa de su inusitada timidez, que era sólo el recelo de perjudicar los intereses de Clara y de su amigo y antiguo discípulo, y, ya libre de estorbos, contestó tan enérgica y sabiamente, que su contestación, la réplica a que dió lugar y todo el resto del diálogo tomaron un carácter distinto y solemne, por donde merecen capítulo aparte, el cual será de los más importantes de esta historia.
Conocidamente Leonardo se había puesto de mal humor, algo le contrariaba el ánimo, y él no era hombre para sobrellevar estorbos.
Cuando esto oyó Rodolfo, llevado de su amoroso y encendido deseo, y quitándole el nombre de esposo todos los estorbos que la honestidad y decencia del lugar le podian poner, se abalanzó al rostro de Leocadia, y juntando su boca con la della, estaba como esperando que se le saliese el alma para darle acogida en la suya.
Porque la deshonesta y atrevida Leonela, después que vio que el proceder de su ama no era el que solía, atrevióse a entrar y poner dentro de casa a su amante, confiada que, aunque su señora le viese, no había de osar descubrille, que este daño acarrean, entre otros, los pecados de las señoras: que se hacen esclavas de sus mesmas criadas y se obligan a encubrirles sus deshonestidades y vilezas, como aconteció con Camila, que, aunque vio una y muchas veces que su Leonela estaba con su galán en un aposento de su casa, no sólo no la osaba reñir, mas dábale lugar a que lo encerrase, y quitábale todos los estorbos, para que no fuese visto de su marido.
mas ¡qué de estorbos, oh Fortuna, pones.
Poco tiempo después se fueron estableciendo líneas de vapores entre este puerto y otros de Francia e Inglaterra, las obras del ferrocarril comenzaron a desenvolver en su derredor el ruidoso movimiento de la industria moderna, las máquinas, las razas, los idiomas extranjeros, invadiendo el terreno de los sacos de harina y de las clásicas carretas, lograron aclimatarse entre ellos, y ya comemos a la francesa, hablamos inglés, circulan por estas calles los géneros de comercio en pesados exóticos carretones, el labrador de Cueto o de Miranda arrea su ganado a la voz de «¡''allez''!», con preferencia al indígena «¡''arre''!» Los niños de pura raza inglesa, con los brazos descubiertos hasta el hombro, mal sujetas sus madejas de dorados rizos por el gracioso gorrito escocés, juegan en la Alameda segunda a las ''canicas'' con los granujillas de Becedo, y mientras éstos, para ventilar la legalidad de una jugada, detienen a los primeros con un «''stop a little, please'',» pronunciado con la precisión más británica, los nietecillos de John Bull, para que les sea permitido «quitar estorbos» se expresan con un «''sin féndis'',» o manifiestan su enojo con un «''no jubo más''» que envidiaría el callealtero de más pura raza.
-Pero ¡válgame la mi Madre Santísima! ¿qué dirá usté, señor don Marcelo, de esta mala peste que le ha caído en la casona? ¿No le da en cara esta poca vergüenza con que, tras de comerle el costado derecho, le tenemos arrinconado en lo más obscuro y ruin, por campar nosotras solas en lo más pomposu, como si todo eyu fuera nuestro y no de usté? ¿No sería mejor que, ya que empieza la escampa, le dejáramos en paz y sin estorbos y nos volviéramos a la nuestra casa antes con antes?.
El tal pueblo, de disperso y pobre caserío, ostentaba sobre el montículo más elevado de los varios que forman su escabroso término, un edificio cercano a la iglesia, que no abultaba más que él, como si hubiera querido lucir sin estorbos y para que fueran bien vistas de todos, propios y extraños, las únicas grandezas que posee.
Hasta entonces sólo había observado yo la Naturaleza a la sombra de sus moles, en las angosturas de sus desfiladeros, entre el vaho de sus cañadas y en la penumbra de sus bosques, todo lo cual pesaba, hasta el extremo de anonadarle, sobre mi espíritu formado entre la refinada molicie de las grandes capitales, en cuyas maravillas se ve más el ingenio y la mano de los hombres que la omnipotencia de Dios, pero en aquel caso podía yo saborear el espectáculo en más vastas proporciones, en plena luz y sin estorbos, y sin dejar por eso de conceptuarme gusano por la fuerza del contraste de mi pequeñez con aquella magnitudes, lo era, al cabo, de las alturas del espacio y no de los suelos cenagosos de la tierra.
De este modo podía ver el panorama completo y sin estorbos.
Cuando el término de una jornada es oscuro y remoto, ¡qué grandes nos parecen los más pequeños estorbos del camino!.
Una vez en marcha, yo cuidaré de desembarazarle de estorbos el camino, si usted no se cansa o no se arrepiente, y no se empeña en retroceder.
El avisado matrimonio comprendió que se podía mejorar aquello sin ofensa de la tradición, y fue su primer acuerdo dejar la portalada como la hallaron, por lo que tenía de vieja y, sobre todo, de monumental: pero quitaron el horno y trasladaron los demás estorbos del corral a una casita de labranza, construida a este propósito en terreno que abundaba al otro lado de la casa solariega.
Dicho se está con ello que se lanzó, con los bríos de la juventud, a lo nuevo y a lo cómodo, poniendo todo su empeño en romper trabas, en salvar obstáculos a la carrera y en desembarazar de estorbos a su razón y a sus pasiones, que se llevaban como la uña y la carne, aunque a él no le parecía así.
en que los deleites que de unas cosas proceden, son estorbos para los ejercicios.
Mas la de Rodríguez no desmaya, antes su genio, empeñado de una parte por los estorbos, y de otra más y más aguijado por el deseo de gloria, se muestra superior a sí mismo, etc.
los estorbos, los peligros, los contagios, los Satanes,.
Quien piensa en sí, no ama a la patria: y está el mal de los pueblos ―por más que a veces se lo disimulen sutilmente― en los estorbos o prisas que el interés de sus representantes ponen al curso natural de los sucesos.

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