Ejemplos con esponjosas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Freakshow tuvo un buen recibimiento, Margeaux Watson de Entertainment Weekly la llamó desvergonzada y escribió, refiriéndose a la cantante, que no es ninguna sorpresa que alardee de su cariño por sus tardías juergas nocturnas y concluyó su revisión llamándola una de las esponjosas pistas bailables de Blackout, Bill Lamb de About.
Entre mediados de verano y principios de otoño da grandes cabezuelas esponjosas de flores aromáticas blancas o teñidas de rosa.
Hojas de disposición alterna, dísticas, simples, lineales, de margen entero, con venación paralela, muchas veces esponjosas, con canales de aire y particiones que contienen células estrelladas, envainadoras en la base, sin estípulas.
Se trata de un pastel de cinco capas esponjosas recubiertas de crema de chocolate y cubierta de caramelo.
De corredor pasó entonces a empresario de maragatos, comproles sus artículos en grueso y los vendió en detalle, y a él forzosamente hubo de acudir quien en Madrid quería aromático chocolate molido a brazo, o esponjosas mantecadas de las que sólo las astorganas saben confeccionar en su debido punto.
De adobes eran las casas de Peralta, frágiles y esponjosas, edificadas sobre terreno desigual.
Carnicero, a quien el peso de los años no estorba para seguir trabajando, allí toma su chocolate macho con bollo maimón, allí come su cocidito con más de vaca que de carnero, algo de oreja cerdosa y algunas hilachas de jamón que el vacilante tenedor busca entre los garbanzos azafranados, allí duerme la siesta, echando la cabeza sobre las orejeras del sillón, allí se le sirve la cena que empieza invariablemente en migas esponjosas y acaba en guisado de ternera, todo muy especioso y aromático, allí cuenta el dinero que es, según dicen, el más constante de sus visitadores, y se desliza sin hacer ruido por entre sus dedos alcornoqueños, cual si por virtud rara también el oro se sometiese a tomar las apariencias del corcho o del pergamino en aquel imperio del silencio, allí recibe a los que van a ocuparle, y son por lo general clérigos o frailes, y allí está cuando entran Jenara, Pipaón y Micaelita.
Parecen dos tigres que, erizados los lomos, alzadas las esponjosas colas y abiertas las bocas que chorrean sanguinosa baba, se disponen a despedazarse.

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