Ejemplos con espiritualismo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Es poeta sufí en varias lenguas y autor de libros basados en el espiritualismo y la moralidad.
Luego, un adentramiento en las doctrinas esenciales del misticismo oriental, se combinó con las prácticas del espiritualismo occidental y la práctica de la mediumnidad, dando lugar a la canalización de entidades superiores, reorientando el perfil de la organización, tanto como la de los consultantes, hacia un proceso de búsqueda interior de la propia identidad espiritual, también redundante en la sanación espiritual buscada, hasta nuestros días.
Tomó interés en el espiritualismo y comenzó especulaciones en teosofía.
El Maestro Roberto Spinosa está llamado a transitar por el camino de las musas, seres alados que le guiarán para plasmar en el lienzo, la nueva dimensión del Espiritualismo en el Arte.
En su acepción tradicional, el espiritualismo en el arte alude a aquellas obras pictóricas, en donde se plasma en el lienzo objetos religiosos, iglesias e imágenes bíblicas.
Roberto Spinosa tiene todas las condiciones para convertirse en un punto de referencia de la Historia del Arte, en el siglo XXI, en el campo del Espiritualismo en el Arte.
Conan Doyle navegó hasta Australia en una gira de conferencias que tenían como propósito extender el evangelio del Espiritualismo.
Tuvo un hijo al cual le otorgó su nombre, vivió en profundo espiritualismo durante trece años en sitios alejados de la colonia, y colaboró en el viaje de Jean-Baptiste Bory de Saint Vincent a comienzos del siglo XVIII.
Niega el mecanicismo materialista y el positivismo cientifista, a la vez que afirma un espiritualismo en el hombre que le permite la salvación.
Los dos volúmenes apoyan la idea del espiritualismo, y gran parte del contenido teosofiza de acuerdo con él.
Cultiva el espiritualismo y el altruismo, hace al hombre creer en lo invisible y enseña que existen espíritu y sentimiento no solamente en el ser humano, más también en los animales, en los vegetales y en los demás seres.
Le atrajo el espiritualismo y el existencialismo dramático del filósofo Jacques Maritain, quien fue un amigo cercano durante el resto de su vida.
Después de asistir al Sínodo de los Mártires en Augsburgo, enfatizó su rechazo al sectarismo y afianzó su espiritualismo.
Ellos han sabido salvar, en el naufragio de todas las idealidades, la idealidad más alta, guardando viva la tradición de un sentimiento religioso que, si no levanta sus vuelos en alas de un espiritualismo delicado y profundo, sostiene, en parte, entre las asperezas del tumulto utilitario, la rienda firme del sentido moral.
Revilla, Simarro, Reus, Montoro dijeron cosas estupendas en contra del espiritualismo, en cambio, los espiritualistas dijeron cosas atroces contra el materialismo.
Las composiciones y figuras del son tan verdaderas, sobre todo en la expresión de las cabezas, que causan impresión profunda, pero revelan un espiritualismo exaltado de que no llegó a participar Velázquez: lo que en aquel pintor extraordinario y poco estudiado le sedujo, fue el color.
Aquí comienza a despuntar el genio de Velázquez, porque aun viviendo rodeado de gentes que por su educación y tendencia, sobre todo por las corrientes del tiempo, eran entusiastas de todo espiritualismo, aunque allí dominaban en la doctrina y practica del arte, la devoción a la antigua española y el renacimiento a la italiana, él lejos de doblegarse fácilmente a la opinión ajena empezó a trabajar, inspirándose únicamente de lo que la Naturaleza ponía ante sus ojos, obstinándose en dominar la forma, comprendiendo que las cosas en apariencia más bajas, viles y groseras están preñadas de belleza para quien sabe estudiarlas.
Menéndez Pelayo, que ha tratado magistralmente cuanto se refiere a nuestros escritores didácticos de bellas artes, dice, después de copiar más extensamente aquellos párrafos: Este profundo sentido religioso, o más bien ascético que hace de Pacheco en la teoría un predecesor del espiritualismo de Owerbeck, le mueve a quitar todo valor propio a la pintura considerándola sólo como una manera de oratoria que se encamina a persuadir al pueblo y llévalo a abrazar alguna cosa conveniente a la religión.
Si queréis deleitaros con un espiritualismo lúcido y con un ascetismo inteligente, los veréis relucir en su , en y en el.
ª Luego el espiritualismo es una verdad que nace así de la filosofía subjetiva como de la objetiva, así de la inteligencia como de la inteligibilidad.
Pero yo no me inclino á creer que sea el misticismo ó el espiritualismo cristiano quien nos haga tan poco sensibles á la naturaleza y nos lleve tanto en pos del espíritu.
Y si hay espiritualismo divino, no deja de haberle diabólico, y más común y frecuente por desgracia.
Ahora bien: yo entiendo que este espiritualismo diabólico, y no el divino, es el que nos aparta de la naturaleza y de su amor inocente.
Personas muy religiosas y patrióticas, entre ellas un académico de la Historia, en su elegante discurso de recepción, han sostenido que esta ineptitud, calificada de sublime, es una prueba de nuestro gran sér, de nuestros pensamientos levantados y celestiales, de nuestro severo espiritualismo.
Por todas estas consideraciones y por otras que callo, á fin de no hacer muy prolija la digresión, tengo por cierto que nuestra edad, si peca por algo, es por pneumatosis ó sobra de espiritualismo.
Pero se me antoja que el verdadero espiritualismo consiste en limpiarse, mondarse y purificarse, así el alma como el cuerpo.
Si en este descuido de la materia, que hubo en los siglos pasados, es en lo que consiste el espiritualismo, se debe preferir ser materialista.
Pero el espiritualismo de nuestro siglo es sintético, y ésta es la causa de que algunos, que no le comprenden, acusen de materialista á nuestro siglo.
La cordobesa mira con desdén todo esto, ó bien porque le es habitual y no le da precio, ó bien por su espiritualismo delicado.
Por más que el corazón le llamaba hacia las doctrinas tradicionales, al espiritualismo más puro, los libros de cubierta de color de azafrán, que entonces empezaban a correr por España anunciando, entre mil galicismos, que el pensamiento era una sección del cerebro, trastornaban el juicio del pobre Zurita.

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