Ejemplos con especulativo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Rabano, más que un teólogo especulativo, al estilo de Escoto Erígena o de Radberto, fue un maestro práctico que miraba directamente al apostolado, un enamorado de la Cruz, un servidor de la Iglesia.
La francmasonería, al menos en su concepto especulativo, se presentó en el Ecuador hacia el final del período colonial y como un antecedente inmediato de los procesos emancipadores.
Cabría pensar que la ciencia medieval había abandonado el aspecto científico llamado positivo del saber y la filosofía natural, lo que vendría avalado por el hecho de la gran preponderancia que tuvo el pensamiento platónico en la Edad Media y por tratarse de un platonismo entendido en su aspecto más especulativo.
Sin embargo, los rasgos quietistas de la doctrina del saber absoluto y el énfasis de Marx en la praxis frente a toda forma de idealismo hicieron que el proceso especulativo no obtuviera particular atención en el desarrollo teórico de la corriente.
Para combatir los errores, utilizaba una dulzura exquisita, logrando grandes y sinceras conversiones, a pesar de su discreto talento especulativo y orador que tanto gusta a los orientales.
Se ha sugerido que Arkansaurus puede ser parte de de la misma tendencia a engaños que se dio en el estado al mismo tiempo, sin embargo esto es muy especulativo y más parece una coincidencia.
En las agencias Fitch y Standard & Poor's, la nota más baja posible es D, que la sitúan, obviamente, en el grupo especulativo.
Nuestros pintores del último tercio del siglo XVI, emancipados en gran parte de las enseñanzas extranjeras en que se formaron, empiezan a adquirir carácter nacional, pero la influencia italiana, así en lo especulativo como en lo practico, es todavía grandísima.
El cazador le aguardaba en Cebre, e hicieron la jornada juntos, Primitivo, por más señas, se mostró tan sumiso y respetuoso, que Julián, quien al revés que don Pedro poseía el don de errar en el conocimiento práctico de las gentes, guardando los aciertos para el terreno especulativo y abstracto, fue poco a poco desechando la desconfianza, y persuadiéndose de que ya no tenía el zorro intenciones de morder.
Y pregunto ahora: ¿pensará nadie en el silogismo?, ¿sirve de nada el recordar que lo que se dice de todos se ha de decir de cada uno? Cuando se haya llegado a probar que el manso B perteneció a la familia N, ¿será menester ninguna regla para deducir que la familia M es legítima poseedora? El discurso se hace, es cierto, existe el silogismo, no cabe duda, pero es cosa tan clara, es tan obvia la deducción, que las reglas dadas para sacarla más bien que otra cosa parecerán un puro entretenimiento especulativo.
La experiencia enseña que lo que le falta al hombre para obrar bien no es conocimiento especulativo y general, sino práctico, detallado, con aplicación a todos los actos de la vida.
Mas yo pienso que no debe ser uno mismo el tenor de vida del filósofo especulativo y el del político, sino que aquel vuelve su inteligencia, desprendida y nada necesitada, de esta materia exterior a lo que es honesto y bueno, y a éste, a quien le es preciso aplicar a la virtud las ocupaciones humanas, la hacienda puede servirle no sólo para las cosas absolutamente necesarias, sino para la virtud misma, como en el propio Pericles puede verse, que socorría a los indigentes.

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