Ejemplos con esferas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se produce así la oposición de dos esferas: la nocturna y la diurna y, entre ellas, un arco iris que simboliza la paz entre Dios y los hombres.
De la constatación de este fenómeno mundial en el anarquismo, arrancarán las críticas que hace al movimiento ácrata Néstor Makhno, en orden a la necesidad de establecer una plataforma programática que proyecte al anarquismo hacia nuevas esferas.
La indisciplina con los cánones consagrados, el apego a lo nacional y castizo, la repulsión a lo advenedizo y exótico, la displicencia para con el medio ambiente, la acritud e inexorabilidad para con los defectos sociales, la audacia satírica para flagelarlas, aun en las más altas esferas, y la osadía para emprender caminos nuevos, se encuentran en todos los literatos extremeños, con tal constancia y uniformidad, que da fisonomía peculiar y acentuadamente personal a nuestro genio literario.
de Bribón, político que representa la corrupción en las altas esferas de la sociedad y el poder político de las mismas en el Congreso de la República Colombiano.
Finalmente Naruto le muestra a Sakura cinco esferas pequeñas que resultan ser la forma original de los orbes y las tira en un desierto.
El creciente descontento de los musulmanes y la descomposición del Imperio, que perdía territorios a medida que las potencias imperialistas iban aumentando sus esferas de influencia, fue el caldo de cultivo de una nueva ideología que abanderó el movimiento de los Jóvenes Otomanos.
Hace poco, encontró en una excavación una de las galerías donde los Cazadores de Almas guardan sus colecciones, y se llevó una de las Esferas con la esperanza de que sea la clave de su búsqueda.
luego buscan las esferas del dragon y el maestro Roshi la manosea.
A pesar de la calificación del relato como probable por parte del orador principal, hallará consecuentemente su limitación expositiva en su mismo contenido, el cual trae parejo la exclusión de todo carácter tendente a la objetividad y exactitud, más propios de la cotidianidad con que se ven revestidas otras esferas del ser.
Habitan las esferas del cielo y su función o papel especifico dentro de la mitología griega no está muy claro del todo, como sí sucede en el caso de otro tipo de ninfas, cuyo rol está mucho más definido.
Es también digno de mencionar que las altas esferas de Egipto, le dieron tambien un homenaje por su larga carrera musical, titulo que comparte con las grandes voces de la musica arabe como son Om Kalthoum, Abdel Halem o Farid El Atrash.
En lugar de caras, manos y talones se encuentran esferas de luz blanca brillantes.
Entre las azuladas piedrecitas veíanse fragmentos de barro cocido: pedazos de asas, superficies cóncavas de alfarería, con vestigios de remotos adornos que tal vez habían pertenecido a panzudas vasijas, pequeñas esferas irregulares de tierra gris, en las que parecía adivinarse, a través de las roeduras del agua salitrosa, rostros informes, fisonomías crispadas por el paso de los siglos.
Pero, hundido en aquella penumbrosa covacha, oficina en donde se destilaban y clarificaban los enigmas del pensamiento y de la existencia, de continuo a horcajadas sobre su torno de montar, que era Clavileño y era Pegaso, Belarmino se eximía de la gravitación y esclavitud de la materia, volaba libremente por los espacios fantásticos, se cernía en las esferas uranias, contemplaba el diccionarioes decir, el mundodesde perspectivas tan remotas, que acaso se mareaba y se le ponía la carne de gallina.
Obra titánica, por la enorme tensión de voluntad que representa y por sus triunfos inauditos en todas las esferas del engrandecimiento material, es indudable que aquella civilización produce en su conjunto una singular impresión de insuficiencia y de vacío.
Observa Bagehot, por ejemplo, cómo los inmensos beneficios positivos de la navegación no existirían acaso para la humanidad, si en las edades primitivas no hubiera habido soñadores y ociososseguramente, mal comprendidos de sus contemporáneosa quienes interesase la contemplación de lo que pasaba en las esferas del cielo.
En torno de la mesa brillaban dos filas de esferas craneales sonrosadas o morenas.
El magnate, de alma corrompida y cuerpo gastado, y la bella provinciana, ansiosa de volar a esferas más altas, habían nacido, sin duda, para comprenderse.
Esto pasaba en las altas esferas.
¡Ya se sabía que en el Instituto de la Merced había una niña muy bella! que era Sol del Valle, ¡pero no se sabía que era tan bella! Y fue al piano, porque ella era la discípula querida del Instituto y ninguna como ella entendía aquella plegaria de Keleffy, ¡Oh, madre mía , y la tocó, trémula al principio, olvidada después en su música y por esto más bella, y cuando se levantó del piano, el rumor fue de asombro ante la hermosura de la niña, no ante el talento de la pianista, no común por otra parte, y Keleffy la miraba, como si con ella se fuese ya una parte de él, y, al verla andar, la concurrencia aplaudía, como si la música no hubiera cesado, o como si se sintiese favorecida por la visita de un ser de esferas superiores, u orgullosa de ser gente humana, cuando había entre los seres humanos tan grande hermosura.
Pero Ana se iba al cielo: Ana, que jamás hubiera puesto a aquel turbulento mancebo de señor de su alma apacible, como un palacio de nácar, pero que, por esa fatal perversión que atrae a los espíritus desemejantes, no había visto sin un doloroso interés y una turbación primaveral, aquella rica hermosura de hombre, airosa y firme, puesta por la naturaleza como vestidura a un alma escasa, tal como suelen algunos cantantes transportar a inefables deliquios y etéreas esferas a sus oyentes, con la expresión en notas querellosas y cristalinas, blancas como las palomas o agudas como puñales, de pasiones que sus espíritus burdos son incapaces de entender ni de sentir.
La balaustrada se coronaba con enormes pináculos rematados por esferas.
La marquesa ateníase en sus palabras a la pauta trazada de antemano por Butrón, evitando con habilidad suma los puntos escabrosos y las mentiras gordísimas marcadas por el diplomático, hablaba muy despacio, con sencillez exenta de toda pedantería y el aplomo y la seguridad que dan a las personas nacidas y criadas en altas esferas el trato continuo de gentes y la conciencia de su propia grandeza.
La noticia de la visita de la policía al palacio de Villamelón había llegado a las altas esferas del Gobierno, causando en ellas sorpresa y disgusto: ignorábase allí la causa de aquella violenta medida del gobernador, y esperábase todavía, por otra parte, obligar a la Albornoz a aceptar el cargo de camarera, a pesar de la escena cómico-dramática que entre ella y el excelentísimo Martínez había tenido lugar la víspera.
La afición de doña Luz no se diferenciaba a sus ojos de la que le tuvieron estos o aquellos neófitos indios, chinos o anamitas, salvo en ser la afición de doña Luz más de estimar por la excelencia de la persona que la sentía, en quien el Padre hallaba un sin número de brillantes calidades: un espíritu cultivadísimo y capaz de elevarse a las esferas más encumbradas del pensamiento y un corazón lleno de afectos tiernos, nobles y puros.
Ahora que están en moda los , podremos representar los espíritus del médico y de la señorita, como dos esferas muy excéntricas, pero tocándose y compenetrándose por un lado, donde formaban sendos casquetes unidos por la base, algo idéntico a la humanidad en el del ser, a la que los krausistas han hecho tan famosa.
Los de Santa Cruz, como familia respetabilísima y rica, estaban muy bien relacionados y tenían amigos en todas las esferas, desde la más alta a la más baja.
Tal vez lo sabía todo el Juez de primera instancia, que habia andado por las esferas ministeriales pretendiendo aquel y otros destinos.
—Allá irás, mentecato, trovador de Júdas, que pulgas te coman los ojos, y ¿quién diablos te enseñó a cantar a una fregona cosas de esferas y de cielos, llamándola lúnes, mártes y ruedas de fortuna? Dijérasla, noramala para tí y para quien le hubiera parecido bien tu trova, que es tiesa como un espárrago, entonada como un plumaje, blanca como una leche, honesta como un fraile novicio, melindrosa y zahareña como una mula de alquiler, y mas dura que un pedazo de argamasa, que como esto le dijeras, ella lo entendiera, y se holgara, pero llamarla embajador, y red, y moble, y alteza, y bajeza, mas es para decirlo a un niño de la doctrina, que a una fregona: verdaderamente que hay poetas en el mundo, que escriben trovas que no hay diablo que las entienda, yo a lo ménos aunque soy Barrabas, estas que ha cantado este músico, de ninguna manera las entiendo: miren qué hará Costancica, pero ella lo hace mejor, que se está en su cama haciendo burla del mismo Preste Juan de las Indias: este músico a lo ménos no es de los del hijo del corregidor, que aquellos son muchos, y una vez que otra se dejan entender, pero este, voto a tal, que me deja mohino.
Bien puede la señora ama no rezar más la oración de Santa Apolonia, que yo sé que es determinación precisa de las esferas que el señor don Quijote vuelva a ejecutar sus altos y nuevos pensamientos, y yo encargaría mucho mi conciencia si no intimase y persuadiese a este caballero que no tenga más tiempo encogida y detenida la fuerza de su valeroso brazo y la bondad de su ánimo valentísimo, porque defrauda con su tardanza el derecho de los tuertos, el amparo de los huérfanos, la honra de las doncellas, el favor de las viudas y el arrimo de las casadas, y otras cosas deste jaez, que tocan, atañen, dependen y son anejas a la orden de la caballería andante.

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