Ejemplos con escuchó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Escuchó con los ojos bajos y los pulgares juntos el breve relato del señor.
Éste la escuchó con gesto obsequioso, como un políglota pronto a entender a todos los huéspedes, y saliendo de su encierro fuese hacia Jaime, que fingía leer los anuncios del vestíbulo, turbado aún por su fracaso.
Julio, asomado a una ventanilla, escuchó los diálogos y los gritos en estos andenes impregnados de un olor picante de hombres y mulas.
¡Su hijo! Julio apenas escuchó a la madre.
Desnoyers la escuchó estupefacto.
Pero Argensola le escuchó con la tranquilidad del que pisa un terreno seguro.
El marino la escuchó con interés, vuelta la espalda a la mesa.
Y escuchó, como una música lejana, su voz, que iba explicando brevemente todas las particularidades de aquellas piedras que pasaban a ser animales, de aquellos globos que, al hincharse, mostraban sus órganos, volviendo a ocultarlos bajo un oleaje gelatinoso.
El camarero, cetrino y bigotudo, le escuchó atentamente, con una complacencia de tercero, y al fin pudo formar una personalidad completa con todos sus datos.
El marino la escuchó distraídamente, pensando en algo que atenaceaba su curiosidad.
Cuando, semanas después, escuchó doña Cristina la petición de su hijo, su primer movimiento fué de protesta.
La madre le escuchó volviendo la vista, temblándole las manos al mover los bolillos de su encaje.
Este generoso tío escuchó con sensatez mi manifestación, y se apresuró a colocarme con arreglo a mis inclinaciones.
Y Martí tomó asiento y escuchó tranquilo, de labios pálidos de cólera, alusiones injustas, y cuando fue a la tribuna él, y el público esperaba que se desatara en denuestos, que vaciara su ira sobre cuantos le eran contrarios, fueron sus palabras como voces de perdón.
La pobre Teresa escuchó a su marido, pálida, con la emoción de la campesina que siente punzadas en el corazón cada vez que ha de deshacer el nudo de la media guardadora del dinero en el fondo del arca.
Resonaron en esto pasos en el corredor de fuera, y Jacobo corrió vivamente en puntillas a la puerta, escuchó un instante, y con el menor ruido posible echó la llave por dentro.
Mas un día corrió por Madrid una noticia estupenda, que se escuchó al principio como un absurdo inventado por algún ocioso del Veloz, concediósele más tarde la verosimilitud que hubiera merecido la de que Sagasta cantaba misa o el Gran Turco se había hecho monje bernardo, y extendióse al fin como un hecho inverosímil, pero cierto, absurdo, pero verdadero, desde los salones hasta las antesalas, y desde los pasillos del Congreso hasta los de los teatros, llenando a todo el mundo elegante de asombro, de extrañeza y de curiosidad.
Invisible ya, hundido en las sombras, Batiste escuchó todavía su voz lenta y triste:.
Doña Manuela le escuchó atenta, aparentó indignarse en el primer momento, pero al fin dijo, con aquel tono de inmensa bondad que tan bien le sentaba:.
La escuchó, como siempre, embelesado, deleitándose con el eco de su voz, y la madre tuvo necesidad de repetir sus peticiones para que Juanito se diese cuenta de lo que decía.
Pero su digestión de esquimal harto no le permitía indignarse, y escuchó con expresión amable a su hermana, que, inclinada sobre él, apoyándose en su misma butaca, le hablaba mimosamente, como si fuese una niña.
Doña Lupe contempló la con veneración y escuchó:.
Con lucidez repentina, el capellán retrocedió dos años, escuchó de nuevo los quejidos de una mujer maltratada a culatazos, recordó la cocina, el hombre furioso.
Llegóse el tiniente, que era curioso, y escuchó un rato, y por no ir contra su gravedad, no escuchó el romance hasta la fin: y habiéndole parecido por estremo bien la Jitanilla, mandó a un paje suyo dijese a la jitana vieja que al anochecer fuese a su casa con las jitanillas, que queria que las oyese Doña Clara su mujer.
¡Voto a tal dijo un labrador que escuchó la sentencia de Sancho que este señor ha hablado como un bendito y sentenciado como un canónigo! Pero a buen seguro que no ha de querer quitarse el gordo una onza de sus carnes, cuanto más seis arrobas.
Apenas oyó su nombre don Quijote, cuando se puso en pie, y con oído alerto escuchó lo que dél trataban, y oyó que el tal don Jerónimo referido respondió:.
Todas estas razones del licenciado escuchó otro loco que estaba en otra jaula, frontero de la del furioso, y, levantándose de una estera vieja donde estaba echado y desnudo en cueros, preguntó a grandes voces quién era el que se iba sano y cuerdo.
Todo lo cual escuchó Lotario sin poder dar muestras de alguna alegría, porque se le representaba a la memoria cuán engañado estaba su amigo y cuán injustamente él le agraviaba.
Todo lo escuchó Sancho, y lo tomó muy bien en la memoria, y les agradeció mucho la intención que tenían de aconsejar a su señor fuese emperador y no arzobispo, porque él tenía para sí que, para hacer mercedes a sus escuderos, más podían los emperadores que los arzobispos andantes.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba