Ejemplos con esclavitudes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Yo no quería hacer uso de las ventajas de mi desencarnación mientras tú estuvieras esclavizada con las esclavitudes de las dolencias, de la soledad y de la miseria.
Decía que la más aniquilante de las esclavitudes era la ignorancia, y que un pueblo iletrado jamás sería libre.
Por un lado, demostrar que la vida en la naturaleza es la verdadera vida del hombre libre que ansíe liberarse de las esclavitudes de la sociedad industrial.
¿Quién no tenía en su historia algo semejante? ¡Ah, las mujeres! , repitió el francés, como si lamentase la más terrible de las esclavitudes Pero bastante pena había sufrido con la pérdida de su hijo.
Es un elixir bien probado el matrimonio: con él tendrá usted la posición que merece, y la libertad que no puede esperar de esa vida falsa entre tantas esclavitudes, deudas, compromisos, el quiero y no puedo, que es el más grande suplicio de los tiempos que corren.
De estas dos desgracias podríamos hacer una felicidad, si el mundo no fuera lo que es, esclavitud de esclavitudes y toda esclavitud Me parece que la estoy viendo cuando le dije aquello ¡Qué risita, qué serenidad, y qué contestación tan admirable! Me dejó pegado a la pared.
No se tiene idea de lo que es el respeto mutuo, ni se comprende que para establecer la libertad fecunda es preciso que los pueblos se acostumbren a dos esclavitudes, a la de las leyes y a la del trabajo.
Por de pronto, nada de multitudes humanas, ni de ruidos incómodos, ni de hacinamientos de casas formando calles sombrías y angostas, nada de ceremoniales mentirosos para cultivar amistades que no se necesitan entre personas que no se pueden ver, ni de espectáculos públicos, en los cuales se exhiben las gentes embanastadas de medio abajo, y en ringleras, como muñecos de escaparate, nada de sonrisas forzadas, ni de saludos maquinales, ni de corsés muy apretados, nada, en fin, de ese cúmulo de esclavitudes y de molestias en que viven las gentes «bien educadas», cuando se dice de ellas que hacen una vida regalona.
considérame hasta capaz de conformarme con ella sola, y de limitar el campo de mis ambiciones mundanas al sillón del Municipio y a la velita con lazo en las procesiones más solemnes de la Catedral, en fin, considérame redimido de todo género de esclavitudes, y armado para toda la vida, y dime, con la mano puesta sobre tu corazón, si no había en este cuadro motivos para que cegara contemplándole el hombre de más serena vista.
Es un elixir bien probado el matrimonio: con él tendrá usted la posición que merece, y la libertad que no puede esperar de esa vida falsa entre tantas esclavitudes, deudas, compromisos, el quiero y no puedo, que es el más grande suplicio de los tiempos que corren.
Yo sabía esto, no porque Clara me lo hubiera dicho, sino porque lo leí en ella como en un libro abierto, en cuanto se apagó en mí la última pavesa del fuego de la carnal pasión que me condujo, ciego, a echar sobre mí la cadena de la más horrible de las esclavitudes.
No se aullaban las glorias fabricadas ni los pretextos para hacer esclavitudes.
- ¡AI fin! ¡Al fin! -murmuró como si hubiera hallado el complemento de sus ansias y su voz, ufana y sin cadenas, resonó en el espacio, embriagada de felicidades inefables, resurgir de opresos lares, vibración etérea, esencia verdadera de la humanidad - ¡Al fin! ¡Al fin! ¡Al fin la solidaridad! Fuera del miedo, la mente se ha desencadenado de sus esclavitudes de siglos para lograr el triunfo del bien, de la verdad y de la belleza.
¿Para qué trabaja? Para que los opresores tengan tranquilidad en sus palacios, erigidos sobre miserias y esclavitudes, para que la humanidad no piense, no se enderece, ni marche a la emancipación.
El que dirán es un freno, pero los frenos nunca han libertado pueblos, satisfecho hambres, ni redimido esclavitudes.
«Esposa» e «hijos» eran, en su concepto, la expresión condensada de todas las esclavitudes, de todas las ignominias y de todos los estorbos.
¿No le viste siempre inclinada la cabeza, como si recibiera bendiciones, y negociar de puro humilde a lo Guadiana, por debajo de tierra, y aquel amén sonoro y anticipado a todos los otros bergantes a cuanto el patrón dice y contradice? Pues mírale allí por debajo de la cuerda royéndole los zancajos, que ya se le ve el hueso, abrasándole en chismes, maldiciéndole y engañándole, y volviendo en gestos y en muecas las esclavitudes de la lisonja, lo cariacontecido del semblante y las adulaciones menudas del coleo de la barba y de los entretenimientos de la jeta.

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