Ejemplos con errantes

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los Errantes se separan a fin de año y Fer le ofrece a Segundo el puesto de cantante y a Lolo, nuevamente el de guitarrista.
Aunque la migración reversa ciertamente ocurre, y ha sido documentada en numerosas ocasiones, no justifica la aparición en Europa en otoño de errantes de Asia que invernan en el este de África, por ejemplo, o la rareza de muchas especies sureñas europeas en el Reino Unido cuando deberían estar invernando en África occidental.
Son en número de veintinueve y en ellas se comprenden los movimientos de las estrellas fijas y errantes con arreglo a las observaciones de Tolomeo y otros escritores posteriores, especialmente de los árabes y rabinos y a las contemporáneas de los astrónomos más versados en el estudio y conocimiento de los cuerpos celestes.
Los pacifistas Zensunni Errantes escapan de un universo en guerra a Arrakis, donde acaban formando los Free Men, antecesores de los guerreros Fremen.
Los fremen, siendo descendientes de una tribu de zensunnis errantes, utilizan un lenguaje derivado del árabe.
Mucho después de que los mundos del Emporio perecieran en el mortífero recalentamiento de su propio universo, tras un último desafío de rebajas de agosto, las tiendas errantes seguían comerciando, abriéndose camino a través de las páginas del espacio-tiempo como un gusano a través de una novela en tres tomos.
Según lo explicado en La Luz Fantástica, hay tres teorías generales para explicar el fenómeno de las Tiendas Errantes:.
En el pequeño teatro de la casa de Santa Margherita Belice, donde pasaba largas vacaciones, asistió por primera vez a una representación de Hamlet a cargo de una compañía de cómicos errantes.
La única posibilidad de supervivencia de los Reyes Sacerdotes se encuentra entre los Pueblos del Carro los nomadas que deambulan errantes por Gor.
Los romanos estaban en la persuasión de que en estos días los muertos andaban errantes en torno de sus sepulturas y que comían los manjares que ponían sobre ellas sus parientes y amigos.
Pocos días después el inquieto Angelo Pierattini lanza su disco debut Angelo Pierattini y las calaveras errantes, vol.
Presentes solo en insectos, son células errantes relacionados con la secreción de lípidos.
Llegaban a los puertos sedientos de fortuna, y de allí partían como aves errantes hacia las distintas regiones que conformaban la amplia y generosa geografía venezolana.
En un sentido estricto, a los trekboers, granjeros errantes afrikáners que se asentaron en las comarcas orientales de la Colonia del Cabo para, ya a mediados del siglo XIX, emigrar durante el Gran Trek al Alto Veld, donde fundaron sus propias repúblicas.
A pesar de que esta especie no parece ser buena voladora, ha llegado a Europa en grupos errantes en varias ocasiones, y una ave en Inglaterra ha críado con una especie local produciendo descendencia híbrida.
Por ese entónces, Lolo, alejado de los Heroicos, se encontraba tocando en una banda del barrio de San Fernando que iba en pleno ascenso: Los Errantes de Medianoche.
Este estudio nos ofrece la ocasión de penetrar hasta cierto punto en los meandros infinitamente complicados de una mentalidad donde el misticismo ha tenido una gran parte y que no ha sido ciertamente el de los pueblos bárbaros y groseros, compuestos de tribus errantes y miserables.
Mientras tanto el médico se paseaba, con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos errantes en las pálidas flores de la alfombra.
La criada salió corriendo por el pasillo adelante y Carmencita volvió a posar los ojos, errantes y nublados, sobre el Niño Dios de madera.
Los periodistas errantes y los cómicos somos la última y miserable prolongación de la España conquistadora.
Eran poco más de cien hombres, reclatados en el Paraguay o en la gobernación del Chaco, casi todos ellos hijos del Estado de Corrientes, que andaban errantes, fuera de su país, por aventuras políticas o de amor.
Habían transcurrido cinco meses desde las últimas entrevistas en este que ofrece a las parejas errantes el refugio de una calma húmeda y fúnebre junto a un bulevar de continuo movimiento y en las inmediaciones de una gran estación de ferrocarril.
Revivía la visión del inmenso crimen en aquel circo repleto de muchedumbres errantes.
El principal motivo de estos abandonos de buque son sin duda las tempestades y los incendios que dejan a la deriva negros esqueletos errantes.
Servían de fondo a la figura los troncos de los árboles atigrados por manchas musgosas, y en torno de su cabeza revoloteaban hojas secas de plátano que, traídas y llevadas por el viento, semejaban errantes estrellas de oro.
Aun será corte de los grandes Alfonsos, amparo de los errantes judíos, mansión de Isabel la Católica y Carlos I de España, cuna, en fin, de los primeros albores de libertad en tiempo de las Comunidades de Castilla.
Galeotes errantes por latinos, frio, hambre, olas.
Algunas estrellas brillaban entre nubes errantes, que a impulsos de un vientecito que se había levantado, corrían de naciente a poniente, presagiando que al salir la luna tendríamos luz.
La nube de arena había llamado mi atención antes de empezar el diálogo con Mora, se movía y avanzaba sobre nosotros, se alejaba, giraba hacia el poniente, luego, hacia el naciente, se achicaba, se agrandaba, volvía a achicarse y a agrandarse, se levantaba, descendía, volvía a levantarse y a descender, a veces tenía una forma, a veces otra, ya era una masa esférica, ya una espiral, ora se condensaba, ora se esparcía, se dilataba, se difundía, ora volvía a condensarse haciéndose más visible, manteniendo el equilibrio sobre la columna de aire hasta una inmensa altura, ya reflejaba unos colores, ya otros, ya parecía el polvo de cien jinetes, ya el de potros alzados, unas veces polvo levantado por las ráfagas de viento errantes, otras el polvo de un rodeo de ganado vacuno que remolinea, creíamos acercarnos al fenómeno y nos alejábamos, creíamos alejarnos y nos acercábamos, creíamos descubrir visiblemente en su seno algunos objetos y nada veíamos, creíamos algunos juguetes de la óptica lo que veíamos y descubríamos después patentemente la imagen de algo que se movía velozmente de un lado a otro, de arriba abajo, que iba y venía, que de repente se detenía partiendo súbito luego, íbamos a llegar y no llegábamos, porque el terreno se doblaba en médanos abruptos, subíamos, bajábamos, galopábamos, trotábamos con la imaginación sobreexcitada, creyendo llegar en breve a una distancia que despejara la incógnita de nuestra curiosidad, pero nada, la nube se apartaba del camino como huyendo de nosotros, sin cesar sus variadas y caprichosas evoluciones, burlando el ojo experto de los más prácticos, dando lugar a conjeturas sin cuento, a apuestas y disputas infinitas.
Sí, sin duda, Cebes, y verosímil también que no son las almas de los buenos, sino las de los malos las que están obligadas a errar por esos lugares adonde las lleva la pena de su primera vida, que ha sido mala, y donde continuarán errantes hasta que por el amor que han tenido por esa masa corporal, que las sigue perennemente, penetren de nuevo en un cuerpo y vuelvan probablemente a las mismas costumbres que fueron la ocupación de su primera vida.

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