Ejemplos con erija

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Una lectura de la inscripción en el monumento conmemorativo de las batallas de La Puerta explica por sí misma el hecho poco común que se erija un monumento a dos derrotas en el sitio donde se produjeron.
vecinos de la aldea de Santa Cruz Naranjo, del departamento de Santa Rosa, contraída a que se le erija en municipio.
Pues bien, como no necesito que haya una masa famélica para formar electores que recreándoles los oídos, dándoles por todas sus aficiones, prometiéndoles el sol, la luna y las estrellas, me den sus sufragios para ser diputado, o concejal, porque no soy político, como no he de menester una masa de pobres para justificar la hipócrita caridad cristiana, ni predicarles recompensas futuras, para explotar su candidez, ni sustraerles los céntimos del bolsillo haciéndoles creer en un Dios que no existe, ni en mundos celestiales dignos de los soberanos papanatas que creen en tales paparruchas, porque no soy religioso, como no me precisa que haya grandes masas de proletarios para formar numerosos ejércitos que defiendan fronteras ni intereses coloniales, puesto que no tengo patria, como he logrado extirpar de mi ser los instintos de guerra y no sueño en grandes revueltas populares que sólo sirven para que el pueblo sea asesinado por sus propios hijos con gran contento de los agitadores y periodistas, que realizan pingües beneficios relatando las hecatombes proletarias, porque esos procedimientos represivos y dolorosos lastiman mis sentimientos de humanidad, como no soy agitador redentorista, no veo la necesidad de una masa de miserables que me erija en su santón y jefe, como no soy embustero ni capitán Araña, no creo en la teoría que nuestros doctos y sapientísimos directores de muchedumbres formulan: que a mayor número de hambrientos, mayor número de rebeldes, por entender que el hambre en tu casa y no en la mía, es lo que castra las energías de los padres de familia que se ven obligados a someterse, muy a pesar suyo, lo reconozco así, a las imposiciones del burgués, para no ver padecer de hambre a sus hijos, y que esas hipócritas jesuitas y salvajes frases, que dan a entender se desea que el trabajador se vea en continuo tormento, son propias para los que se dedican a explotar y sacar el jugo de las miserias humanas.
voluntad, amada sor Buenaventura, que en este sitio se me erija una capilla para rendirme.

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