Ejemplos con envejecidos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sin embargo, la mayor parte de los expertos en café están de acuerdo en que el punto más alto de sabor y frescura del café se logra un año después de la cosecha, ya que los granos de café envejecidos en exceso pierden gran parte de su contenido en aceites esenciales.
Tiempo después Jorge decide buscar a Elisa, ya envejecidos se enteran del engaño de Cristina, Jorge enfrenta a su hermana para conocer el motivo de maldad, ella le confiesa que por todos esos años vivía enamorado de su hermano, y que había envenenado a sus esposas para retenerlo para ella.
El málaga tiene una gama de colores desde el amarillo hasta el negro, aromas florales y frutales en los vinos más jóvenes y complejos en los vinos añejos, y sabores que van desde los varietales a los propios de los vinos muy envejecidos y desde los secos a los dulces.
En él aparecen los componentes del grupo envejecidos y caracterizados como obesos mórbidos, salvo el teclista Flake Lorenz, que aparece en una silla de ruedas motorizada.
Ecos que inician entre sí un intercambio íntimo que se corresponde con aquellas otras voces que habitan las páginas amarillas, subrayadas y anotadas, de libros envejecidos que nos aguardan en nuestra biblioteca personal.
Envejecidos en barrica o no, en una cata a ciegas pueden confundir por su calidad.
Algunos, envejecidos en barrica, son de crianza.
En sus documentos especiales, el diario chileno El Mercurio afirma: A diferencia de Chile, donde los preparativos de guerra se hicieron en medio de gran reserva para no alarmar a la población, los argentinos se movilizaron en medio de sonoras concentraciones al grito de el que no salta es un chileno , con oscurecimientos en sus principales ciudades, varias de ellas inalcanzables para el rango de vuelo de los envejecidos aviones de guerra de la fuerza aérea chilena, que estaba una generación atrás de la argentina.
Dedicado a la orfebrería renovó asociado a Maurice Froment los métodos envejecidos de la joyería de arte francesa, caída desde la Revolución y el Primer Imperio en lo banal, lo convencional y lo monótono.
Cerraban la marcha los padres de las muchachas, envejecidos antes de tiempo por las fatigas y sobriedades de la vida del campo, pobres bestias de la tierra, sumisas, resignadas, negras de piel, con los miembros secos como sarmientos, y que en la modorra de su mente recordaban cual una vaga y remota primavera los años del.
Se me antojan prematuramente envejecidos, seres desventurados para los cuales murió en crisálida la mariposa azul de las juveniles esperanzas.
Pasan obreros envejecidos y callosos, la herramienta a la espalda.
Mas en vano buscó en aquel semblante envejecidos surcos de lágrimas, un tinte de dolor o una mirada que denotase un recuerdo.
Esta peripecia, relativamente alegre, en el sombrío drama que se desenvolvía, y a todo andar, en aquellos envejecidos ámbitos, me levantó mucho el espíritu.
Venían a menudo a verme el Cura don Sabas y Neluco, y pasaban conmigo largos ratos, continuaba la tertulia de la noche muy concurrida y animada, presidíala yo con la mayor asiduidad, y hacía de tripas corazón para creerme muy divertido en ella, o para darlo a entender delante de aquellos rústicos y buenos tertulianos, ocupábame a ratos en despachar mi correspondencia o en arreglar los papeles y cuentas de la testamentaría, hablaba con Facia y me complacía en ver cómo, creyéndose ya, en virtud de las noticias traídas por el juez municipal de marras, y de mis subsiguientes reflexiones, libre para siempre de la cruz que tanto la había oprimido, y dando por guardado en el fondo de una sepultura el secreto de lo que podía ser afrenta para su hija, iba la pobre mujer tornando a la vida, y recobrando poco a poco las extenuadas fuerzas de su espíritu, llorando y rezando a la vez por el hombre desventurado, muerto con el alma manchada de negras intenciones, tras una vida azarosa y criminal, gozábame también en descifrar en el impenetrable continente de Chisco ciertos confusos caracteres que delataban en los adentros de su pechazo un regocijo manso y profundo desde la herencia de la «pilá de onzas», y en tirarle de la lengua para saber cómo andaba desde entonces en sus tratos y amistades con la familia del Topero, el cual, según mis noticias, se había humanizado mucho con él y hasta «le echaba memoriales con los ojos» y aun con algunas indirectas demasiado insinuantes, interesábame de veras Pito Salces, que andaba amurriadote y receloso temiendo que hubieran cambiado las buenas disposiciones de Tona hacia él desde que era rica por su madre, y hasta por sí propia, tomando el pobre por desdenes el pasmo, muy natural, en que cayó la mozona en aquellos días de lances gordos, salía de casa algunas veces para ventilar un poco las ideas y estirar los miembros entumecidos, aunque hallaba siempre el suelo como una esponja encharcada, y frío el sol que iluminaba el valle, mientras me segaba las barbas el ambiente que no apagaba una cerilla, y tenía que volverme a mi agujero sin haberme atrevido a descender el pedregal por donde querían conducirme los impulsos de mi necesidad de departir con alguien que me comprendiera, tramábala con Chisco después, o con el primero que se me pusiera por delante, y, en fin, hasta procuraba, siguiendo las enseñanzas bucólicas de Neluco, descender con mi razón, más luminosa, a las tenebrosidades de aquellos hombres para hallar el nivel apetecido y con él el prometido deleite, pero aun así, me sobraban horas y horas eternas de soledad y de silencio en aquellos páramos envejecidos y negros en que resonaba el eco de mis pasos febriles como si los diera bajo las bóvedas sombrías de un calabozo, y por donde quiera que la mirara, aquella mi labor heroica para hacer la vida más llevadera no venía a ser otra cosa que labor de encarcelado, hasta con el tenaz, profundo y tentador deseo de escaparme.
Y gracias a mis buenos oficios pude impedir que pasaran las cosas a mayores entre aquellos envejecidos representantes de las buenas mozas y los buenos mozos de antaño.
ninguno desocupado, todos se empleaban en hacer confesar a los envejecidos delincuentes,.
Al fin, como todos se habían alejado algo del alambrado, menos los dos vecinos antiguos, los pudo ver y reconocer, a pesar de hallarlos muy cambiados y envejecidos, y los llamó por sus nombres, de los que, después de un momento, se pudo acordar.
Obró, pues, sin contradicción más grandes e ilustres hazañas que ninguno de los Griegos antes de él, no hubo quien le aventajase en aquellas acciones a cuya práctica suelen los sofistas excitar en sus panegíricos a los Griegos: de los males que en lo antiguo afligieron a la Grecia, debió a su fortuna el que le hubiese sacado puro y sin mancha: a los bárbaros y a los tiranos les hizo experimentar su valor y su pericia, como a los Griegos, y a todos sus amigos su justicia y su mansedumbre: erigió a sus ciudadanos muchos trofeos de otros tantos combates, que no les costaron lágrimas ni lloros, y en ocho años aún no cabales entregó la Sicilia a sus habitantes, libre de sus envejecidos y como nativos males.
De los ancianos, los más, estando ya envejecidos en la corrupción, como esclavos fugitivos que van a ser presentados a su señor, temblaban a la idea de Licurgo, y se volvían contra Agis, que se lamentaba del estado presente de la república y echaba de menos la antigua dignidad de Esparta.
A voluntad nuestra, se acercaría o se alejaría de los focos de calor y de luz, huiría de los soles envejecidos y buscaría fluidos, fuerzas y vidas insospechadas en la órbita de mundos vírgenes e inacabables».
Mustios, envejecidos,.
, militares condecorados y envejecidos en los campos de batalla, presidían y dirigían el corte de las maderas, aperturas de los cimientos, la construcción de aquellas rancherías que bien pronto había de llevarse en su corriente avasalladora las aguas desbordadas del río Negro.
-Por el siglo de mi abuela que nadie hubiera conseguido sino tú el apagar los envejecidos rencores de tu padre y de tu suegro.
Las facciones prefieren escuchar el falso idealismo de sus fetiches envejecidos, como si en viejos odres pudiera contenerse el vino nuevo.
Hay, en cambio, espíritus de excepción que guardan, algunas originalidades hasta sus años últimos, envejecidos tardíamente.
Es la pústula moral de los corazones envejecidos.
En esto se oyeron hacia el pescante cuatro gritos, diez interjecciones de cuadra, el restallar del látigo y mucho cascabeleo, viniéronse los tres que iban de espaldas a las mulas sobre los otros tres que las llevábamos de frente, como si un huracán los empujara, y comenzó a rodar el coche camino de Madrid, con un ruido de cristales, de muelles envejecidos y de portezuelas mal ajustadas, que verdaderamente ensordecía y atolondraba.
Envejecidos antes del tiempo pero con cerebros de niños,.

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