Ejemplos con entregues

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Entonces, Protágoras lo llevó a juicio, diciéndole: Si yo gano, es preciso que por haber ganado me entregues los honorarios, si tú ganas, por haberse cumplido la condición, también deberías pagarme.
Todas las canciones compuestas por Joan Manuel Serrat, a excepción de La lluna, con letra de Jaime Sabines y de Serrat, Salam Rashid con letra de Joan Barril y de Serrat, y Malson per entregues, con letra de Josep Maria Bardagí y de Serrat.
Luego, sin saber por qué, y contra el mandato de su voluntad, que le gritaba: ¡No te tiendas! ¡no te entregues! , se fué acostando lentamente, como si la tierra tirase de él proporcionándole una voluptuosidad dolorosa.
Antes de que se me nuble la inteligencia por completo, tengo que hacerte dos encargos: uno, que entregues este sobre a Juan Machín, el minero.
Mira que estoy frenética, mira que no te dejo hasta que me digas lo que sabes, o me entregues tu sangre, toda tu sangre.
Hora es ya de que ella te tenga, y de que tú le entregues tu corazón y tu voluntad.
No vayas a creerte que pretendo me entregues a mí esos capitales para colocártelos No, ya sabrás tú manejarte bien.
Alma mía -añadió con exaltado fervor- arriba, no duermas, vigila sin cesar al enemigo que te acecha, no te entregues al corruptor deleite de la amistad, ni desmayes un solo momento, ni pruebes las dulzuras del reposo.
Quiere tu padre y quiero yo que estudies más y que pasees menos, que te diviertas, pero que no te entregues a la disipación, que no pases malas noches, que te moderes, que, en una palabra, te portes bien.
Jamás te fíes de otro cirujano que de aquel que se haya amputado a sí mismo algún propio miembro, ni te entregues a alienista que no esté loco.
¡Oh hijo de los hombres, no te entregues al mundo y a sus placeres! ¡Teme al Señor, y sírvele con corazón devoto! ¡Teme a la muerte! ¡La devoción por el Señor y el temor a la muerte son el principio de toda sabiduría! ¡Así cosecharás buenas acciones, con las que te perfumarás el día terrible del Juicio!.
Mira que estoy frenética, mira que no te dejo hasta que me digas lo que sabes, o me entregues tu sangre, toda tu sangre».
Pero no te entregues con excesivo afán a las prácticas religiosas, trata a los curas con consideración, y dales para que coman, que a esta gente hay que tenerla contenta.
-Padre y maestro de la guerra, ¡oh Yahuarmaqui! dueño de la lanza que atraviesa al tigre y de la flecha certera, dueño de veinte cabezas y veinte cabelleras arrancadas a los enemigos, ilustre curaca de la temida tribu de los paloras, óyeme: vengo a nombre de los guerreros de las selvas y los ríos a presentarte en este día solemne el tributo de las armas, para que a tu vez lo entregues al gran genio bueno que en otro tiempo salvó a nuestros abuelos de las grandes lluvias y avenidas.
Luego, sin saber por qué, y contra el mandato de su voluntad, que le gritaba: «¡No te tiendas! ¡no te entregues!», se fué acostando lentamente, como si la tierra tirase de él proporcionándole una voluptuosidad dolorosa.
-Nazareno, -dijo Mohamet-, te ruego que me entregues tu espada.
No te entregues a la.
Todo está relucido a que me entregues a don.
Y si la horrible tragedia de mi funesta muerte ha roto por completo los lazos de nuestro amor, cásate y sé feliz con otro cualquiera: pero jamás te entregues en brazos del sacrilego Trasileo, no tengas entrevista alguna con él, no te sientes a su mesa ni descanses en su lecho.
Por tu fe, Eumolpo, ayúdame a buscar al querido niño, aunque lo entregues después a Ascylto—.
Ella contestó: ¡Antes de hablar, deseo que me entregues tu manto!”.
No te entregues a vanos lamentos, cierra el labio, esfuerza el corazón y escúchame.
Y ahora, según las órdenes de tu padre, esperamos que nos entregues a ese Scharkán, el guerrero más formidable entre los musulmanes.
Entonces el califa dijo: Escúchame, ¡oh joven! Aunque sea como soy, pobre pescador oscuro y sin luces, voy a darte una carta para que la entregues en propia mano al sultán de Bassra, Mohammad ben-Soleimán El-Zeiní.
''Moraleja: Nunca le entregues a los enemigos, a los que te dan el apoyo y protección.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba