Ejemplos con ensordecedores

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

The Guardian dijo que este es un álbum audaz, excitante: la pregunta es si alguien será capaz de oír su contenido más allá de los ensordecedores rugidos de tittle-tattle.
La plaza, con sus puestos de venta al aire libre, sus toldos viejos, temblones al menor soplo del viento, y bañados por el rojo sol con una transparencia acaramelada, sus vendedores vociferantes, su cielo azul sin nube alguna, su exceso de luz que lo doraba todo a fuego, desde los muros de la Lonja a los cestones de caña de las verduleras, y su vaho de hortalizas pisoteadas y frutas maduras prematuramente por una temperatura siempre cálida, hacía recordar las ferias africanas, un mercado marroquí con su multitud inquieta, sus ensordecedores gritos y el nervioso oleaje de los compradores.
Y el loco retintín de los panderos, el sonoro tableteo de las castañuelas, los desahogos de entusiasmo arreciaban, ensordecedores, mientras la casi paralítica sor Consolación, con su voz cascada y feble, no podía hacerse oír, al reprender:.
Nómada, inquieto siempre, hambriento, obligado, para sostener su precaria existencia, a guerrear siempre, no viendo más en la abundancia casual que un pretexto para orgías sin alegría, incapaz de iluminar siquiera de un rayo de ternura la satisfacción brutal de sus apetitos, ni quería, ni seguramente podría entender nada de música, bastándole los ruidos ensordecedores y los gritos destemplados.
Los ruidos me son más discordantes, más ensordecedores, los movimientos más difíciles, como dolorosos, las ideas más escasas, como ausentes, los olores más intensos e ingratos, hasta nauseabundos, la luz falsa, engañosa, mareadora, las aceras son lodazales, las paredes chorrean agua, los vidrios sudan, los hombres se muestran irritables, provocativos, impertinentes, las mujeres andan como sonámbulas y todas parecen viejas, cualquier frase, insignificante en otros momentos, se convierte en insulto, los nervios, exasperados, nos hacen momentáneos pero acérrimos enemigos de seres y de cosas, y creo que en un momento así no nos sería muy difícil acabar con el mundo, si ello dependiera de nuestra voluntad.
El carro, donde ya se instalaron las mujeres, siguió al trote largo para el lugar donde deberán ellas preparar el almuerzo, van arreando los peones el rodeíto de lecheras, pequeño plantel del rodeo grande con que, con razón, sueña don Florencio, al salir para los campos extensos de pasto duro, tan propicios para la hacienda vacuna, y cuando ya se va retirando esta vanguardia, se abre el corral de las ovejas y se suelta la majada, juntándola, a las pocas cuadras, en medio de una tormenta de balidos ensordecedores, con las otras dos, traídas de los puestos, y despacio, sin apurarlas, dejándolas comer, el patrón, con sus hijos y algunos peones, arrean, en un solo trozo, las cuatro mil ovejas, haciéndolas salir, sin que lo sientan, del campo acostumbrado, hacia sus nuevos destinos.
Un cielo ennegrecido por tremendos nubarrones se iluminaba de pronto con relámpagos ensordecedores y el viento soplaba como gimiente.

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