Ejemplos con enseñanza

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En toda la isla no existía otro centro de enseñanza que el Seminario, y los payeses y patrones de barca que deseaban para sus hijos una suerte mejor los llevaban a él.
Los Evangelios no poseían valor histórico, no eran testimonios personales de la vida y enseñanza de Jesucristo, habían sido urdidos muchos años después, casi un siglo.
Hacemos voto de pobreza, es decir, nos libertamos, ya para siempre de la preocupación económica, y nos consagramos a la contemplación, a la predicación, a la caridad, ora pasiva, ora activa, mendigando y dando ocasión a los demás para que se muestren caritativos, como hace la Orden franciscana, o bien socorriendo y mostrándonos nosotros mismos caritativos, al estudio, a la enseñanza, a la misión apostólica y conversión de gentiles, a un sinfín de obras largas y duras, egoístas y a la par desinteresadas, que nos absorben de la mañana a la noche, gracias a que estamos seguros de que tenemos siempre una cama, aunque dura, so un techo, y la mesa, aunque sobria, aparejada a hora fija.
¿A qué buscar más enseñanza ni más transcendencia en un libro, que deja al fin la impresión de salud robusta, de frescura patriarcal y de primitivos afectos que deja en el alma ? Y en cuanto al nombre, el autor no le ha dado ninguno.
Por eso afirma Macaulay que un día de la vida pública del Ática es más brillante programa de enseñanza que los que hoy calculamos para nuestros modernos centros de instrucción.
Cuando cierto falsísimo y vulgarizado concepto de la educación, que la imagina subordinada exclusivamente al fin utilitario, se empeña en mutilar, por medio de ese utilitarismo y de una especialización prematura, la integridad natural de los espíritus, y anhela proscribir de la enseñanza todo elemento desinteresado e ideal, no repara suficientemente en el peligro de preparar para el porvenir espíritus estrechos que, incapaces de considerar más que el único aspecto de la realidad con que estén inmediatamente en contacto, vivirán separados por helados desiertos de los espíritus que, dentro de la misma sociedad, se hayan adherido a otras manifestaciones de la vida.
Tal es la razón por la que he querido comenzar encareciéndoos la inmortal excelencia de esa fe que, siendo en la juventud un instinto, no debe necesitar seros impuesta por ninguna enseñanza, puesto que la encontraréis indefectiblemente dejando actuar en el fondo de vuestro ser la sugestión divina de la Naturaleza.
Junto a la estatua que habéis visto presidir, cada tarde, nuestros coloquios de amigos, en los que he procurado despojar a la enseñanza de toda ingrata austeridad, voy a hablaros de nuevo, para que sea nuestra despedida como el sello estampado en un convenio de sentimientos y de ideas.
Quizá en su enseñanza y su carácter había, para el nombre, una razón y un sentido más profundos.
Yo de mí sé decir que en arte me enamora la enseñanza indirecta que emana de la hermosura, pero aborrezco las píldoras de moral rebozadas en una capa de oro literario.
Allí enseñaron a Lucía a chapurrear algo el francés y a teclear un poco en el piano, ideas serias, perdone usted por Dios, conocimientos de la sociedad, cero, y como ciencia femenina-ciencia harto más complicada y vasta de lo que piensan los profanos, alguna laborcica tediosa e inútil, amén de fea, cortes de zapatillas de pésimo gusto, pecheras de camisa bordadas, faltriqueras de abalorio Felizmente el padre Urtazu sembró entre tanta tierra vana unos cuantos granitos de trigo, y la enseñanza religiosa y moral de Lucía fue, aunque sumaria, recta y sólida, cuanto eran fútiles sus estudios de colegio.
Era yo un infeliz preceptor de un pueblo cercano, que habiendo recibido una educación imperfecta, me dediqué sin embargo, por necesidad, a la enseñanza primaria, recibiendo en cambio una mezquina retribución de doce pesos.
Entonces acertó a llegar de cura a este pueblo un clérigo que desaprobó mi método de enseñanza, me ordenó suspender las clases y acabó por querer también asesorar a la autoridad municipal en todos sus asuntos, y tanto, que con motivo de las nuevas leyes dadas por el gobierno liberal, predicó la desobediencia y aun se puso de acuerdo con las partidas de rebeldes que por ese rumbo aparecieron luchando contra la Yo entonces creí conveniente advertir a la autoridad el peligro que había en escuchar las sugestiones del cura, y me manifesté opuesto a sujetarme a sus órdenes en cuanto a la enseñanza de mis niños Hablé sobre ello a los vecinos, pero el cura había trabajado con habilidad en la conciencia de esos infelices, y haciendo mérito de varias opiniones mías me presentó como un hereje, como un maldito de Dios y como un hombre abominable.
Allí conoció a Estrada Palma, que a la sazón ganaba su vida manteniendo un pensionado de enseñanza en el estado de Nueva Jersey, y a muchos otros después actuaron en la revolución.
Y acaso si se hubiera sepultado allí y se hubiera malogrado el grande hombre, si Francisco Arazoza, un buen amigo de don Mariano, a espaldas de este, no le hubiera dado dinero para matricularse en el Instituto de Segunda Enseñanza, y lo hubiera alentado para que siguiera en sus estudios.
Sin embargo, el ansia de ilustrarse lo llevó más tarde, cuando solo contaba catorce primaveras, al plantel de educación, San Pablo , colegio de Segunda Enseñanza que fundó y dirigió en aquel tiempo, el culto y valiente poeta Rafael María de Mendive.
A su vez, Martí seguía sus estudios en el Instituto de Segunda Enseñanza.
La necesidad de tener instrumentistas y cantores para el culto le hizo sostener las capillas y colegios de seises que sirvieron para la enseñanza musical en una época falta de escuelas.
Aquí sólo producen los centros de enseñanza un proletariado de levita ansioso de vivir, que asalta las profesiones y puestos públicos sin otro deseo que el de abrirse paso y que esta situación continúe.
Los padres, con el afán de asegurar cuanto antes el porvenir de sus hijos mediante una carrera, los envían a los centros de enseñanza apenas saben hablar.
Cuarenta y un millones arranca del presupuesto, y aún le parece poca cosa esta cifra, que resulta una enormidad en un país que dedica nueve millones a la enseñanza y un millón al socorro de los desgraciados.
¡Cómo sufría el pobre señor! ¡Él que cifraba los triunfos de la enseñanza en su finura , en su distinción de modales, en lo bienhablado que era, según declaración de su esposa!.
Pasemos ahora revista, como anunciamos antes, a las asignaturas y textos de aquella famosísima Academia de primera enseñanza, donde aprendieron a leer y medio escribir muchos que han sido luego jueces, promotores, médicos, boticarios, canónigos, catedráticos y hasta periodistas.
En esto hay que contar con la índole, con el esqueleto espiritual, con esa forma interna y perdurable de la persona, que suele sobreponerse a todas las transfiguraciones epidérmicas producidas por la enseñanza, pero con respecto a Fortunata, ninguna de las madres, ni aun las que más de cerca la habían tratado, tenían motivos para creer que fuera mala.
Mientras estudió la segunda enseñanza en el colegio de Masarnau, donde estaba a media pensión, su mamá le repasaba las lecciones todas las noches, se las metía en el cerebro a puñados y a empujones, como se mete la lana en un cojín.
Bonita enseñanza, ¿verdad? Cierto que duele y hace sangre, pero padecer y aprender son sinónimos.
La enseñanza es más cristiana que la muerte, quizá más cruel, y de seguro más lógica Que viva para que padezca y padeciendo aprenda Pero a él debo matarle ¡a él sí!.
Yo que he sido profesor de primera enseñanza, yo que he escrito obras de amena literatura tengo que dedicarme a correr publicaciones para llevar un pedazo de pan a mis hijos Todos me lo dicen: si yo hubiera nacido en Francia, ya tendría .
Todo eran iglesias derribadas, escándalos antirreligiosos, capillitas protestantes establecidas aquí o acullá, libertades de enseñanza, de cultos, de esto y de lo otro.

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