Ejemplos con ensalada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El Gado-gado se trata de un plato tradicional de la cocina indonesa, elaborado con diferentes verduras típicas de la región aliñadas como ensalada con cacahuetes y salsas diversas.
Este plato combina una ensalada que combina verduras tales como el pepino, el tomate, los pimiento y las cebollas en una mezcla con piña, vinagre y azúcar que se sirve fría.
No todos los platos de esta salsa se cocinan de la misma forma, algunos como 'ensalada de frutas agridulce' que procede de las regiones occidentales de China y que se encuentra frecuentemente en la cocina china.
A veces también de una ensalada.
Es posible solicitar que se sirvan porciones adicionales de ensalada y papas fritas.
La salsa de aliño que acompaña a la ensalada gado-gado es lo que le da personalidad a este plato, la salsa está compuesta principalmente de cacahuete, y se vierte sobre la ensalada antes de ser servida.
Pasembur es una ensalada típica de la malaya y de la India que consiste en un conjunto de verduras picadas: pepino, nabos, patatas, brotes de soja, gabas fritas, carne de cangrejo especiada, pulto frito, etc.
Usualmente esta comida se acompaña de papas fritas y ensalada de lechuga.
Se acompaña con porciones medianas de papas fritas, ensalada y una bebida gaseosa en envase de un litro o mayor.
Se acompaña con porciones pequeñas de papas fritas y ensalada.
Lástima grande que no fuese posible a ningún taquígrafo estenografiar el donoso y elocuente discurso que en chapurradísima ensalada franco-luso-brasileña dirigió el buen doctor a Miranda, con el fin de demostrarle cuán bárbaro y cruel era eso de aporrear a una que está en las circunstancias de Lucía.
Mas acudió al punto a mi mente el mucho tedio y enfado que suelen causarme las híbridas obrillas viatorias, las Impresiones y Diarios donde el autor nos refiere sus éxtasis ante alguna catedral o punto de vista, y a renglón seguido cuenta si acá dio una peseta de propina al mozo, y si acullá cenó ensalada, con otros datos no menos dignos de pasar a la historia y grabarse en mármoles y bronces.
Algunos pescados, algunos pavos, la tradicional ensalada de frutas, a las que da color el rojo betabel, algunos dulces, un hecho con harina de trigo, de maíz y pasas, y todo acompañado con el famoso y blanco pan del pueblo, he ahí lo que constituyó ese banquete, tan variado en otras partes.
Como el clima es muy frío y el terreno bastante ingrato, los habitantes se limitaban, antes de que yo llegara aquí, a cultivar algunos pobres árboles que no les servían más que para darles sombra: unas cuantas y tristes flores nacían enfermizas en los cercados, y en vano se hubiera buscado en las casas la más común hortaliza para una ensalada o para un puchero.
Diógenes soltó una atrocidad, acompañada de la interjección favorita que solía emplear entre señoras, sustituyendo a otras más enérgicas: ¡Polaina! Había merendado aquella tarde en San Antonio una ensalada de pepinos y se le habían indigestado algún tanto.
Vamos, hombre Tómate y te curas No es más indigesta la ensalada de pepinos que el suelto de , y ahí la tienes a ella bailando tan fresca.
¿No era un placer reunir en la mesa tan buenos amigos? ¿No se gozaba contemplando sus expansiones? Allí quisiera ver ella a su hermano, el maldito tacaño, incapaz de convidar a sus amigos a una ensalada.
Dicho se está que las primicias de cada cosecha eran llevadas solemnemente a nuestros padres, quienes las celebraban por todo extremo, dispensándoles la honra de disponer, como si fueran , que se trasportasen a la cocina, y se sirviesen luego a la mesa, en el frito, cocido o ensalada correspondiente.
También solía preparar para el grande hombre algunos platos exquisitos, como dos cuartos de molleja, dos cuartos de sangre frita y a veces una ensalada de escarola, bien cargada de ajo y comino.
Cayó sobre aquel forraje de la ensalada, e inclinaba la cara sobre ella como el bruto sobre la cavidad del pesebre lleno de yerba.
Porque Nicolás Rubín no podía dormir si no le ponían delante a punto de las once una ensalada de lechuga o escarola, según el tiempo, bien aliñada, bien meneada, con el indispensable ajito frotado en la ensaladera, y la golosina del apio en su tiempo.
Conocedor Nicolás de la tremenda noticia, le faltó tiempo para pegar la hebra de su soporífero sermón, sólo interrumpido cuando Papitos trajo la ensalada.
Y para estar más tiempo en la cocina que en la sala, revisó los pucheros, y se puso a picar la ensalada cuando aún no hacía falta.
La ensalada fue de coliflor, y a los postres se sirvió carne de membrillo de las monjas.
Era ya muy tarde para que, en un pueblo tan anticuado, se prolongaran mucho en calles y plazas los corrillos y comentarios de las gentes, áun tratándose de negocio de tanta monta, por lo que todos se contentaron con cerciorarse de la verdad del hecho, y se marcharon a sus casas, a rumiarlo santamente en familia, al propio tiempo que la ensalada de la cena.
Y siguiendo mi historia, digo que mis amos gustaron de que les llevase siempre el , lo que hice de muy buena voluntad, con lo cual tenia una vida de rey, y aun mejor, porque era descansada, a causa que los estudiantes dieron en burlarse conmigo, y domestiquéme con ellos de tal manera, que me metian la mano en la boca, y los mas chiquillos subian sobre mí: arrojaban los bonetes o sombreros, y yo se los volvia a la mano limpiamente y con muestras de grande regocijo: dieron en darme de comer cuanto ellos podian, y gustaban de ver que cuando me daban nueces o avellanas, las partia como mona, dejando las cáscaras y comiendo lo tierno: tal hubo, que por hacer prueba de mi habilidad, me trujo en un pañuelo gran cantidad de ensalada, la cual comí como si fuera persona.
Ellos, señor, la sobresaltaron, como has dicho dije yo a su padre, mas, pues ella dice que yo me vaya, no la quiero dar pesadumbre: quédate en paz, y, con tu licencia, volveré, si fuere menester, por yerbas a este jardín, que, según dice mi amo, en ninguno las hay mejores para ensalada que en él.
Así como ella llegó, le dijo su padre en su lengua como yo era cautivo de su amigo Arnaúte Mamí, y que venía a buscar ensalada.
Y el aliento, que, sin duda alguna, olía a ensalada fiambre y trasnochada, a él le pareció que arrojaba de su boca un olor suave y aromático, y, finalmente, él la pintó en su imaginación de la misma traza y modo que lo había leído en sus libros de la otra princesa que vino a ver el mal ferido caballero, vencida de sus amores, con todos los adornos que aquí van puestos.

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