Ejemplos con engendros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Durante la historia de Dragon Ball se le da el nombre Mazoku a varias razas, la primera son los engendros de Piccolo, la segunda son los guerreros de la estrella Maky , liderados por Garlic Jr.
cuando este es ahogado por Lynx, asexualmente da a luz a un clon de ella misma, parecido a la forma en que Lavos crea Engendros de Lavos.
Al final del torneo, fue asesinado por Tambourine, uno de los engendros de Piccolo Daima.
Se comienzan a colocar alrededor de la ciudad un gran número de engendros balísticos que habían traído los genoveses mientras desde la ciudad no paran de lanzarse saetas a los que instalan las máquinas.
Sodam Yat, un daxamita elevado a Linterna Verde definitivo, morirá combatiendo a los engendros del Hemisferio.
Seguramente algo habrán hecho en la historia todas esas personas para que alguien en algún lugar, haya puesto su nombre tan oportunamente que era fácilmente localizado por uno de los creadores de Crucigramas, los cuales parecen disfrutar impidiendo que la gente normal, resuelva sus engendros.
Sin poder volar y sin ninguna protección o ayuda es desterrada a la horrible prisión de Gorlian, una cárcel sin barrotes, puesto que su esterilidad, sus tormentas y los horribles engendros que la habitan, lo hacen un mundo totalmente inhabitable.
Para demostrar su valía, durante su odisea Sir Dani recolectaba energía mágica al derrotar a los engendros de Zarok mediante cálices que, una vez llenos, podían ser intercambiados por ayuda con los los miembros de la Galería de Héroes, representados por sus estatuas en un mausoleo.
Es de buen gusto horrorizarse de tales engendros, y certísimo que el que más se horroriza no será por ventura el que menos los lea.
Antes se contenían aún por la común falta de éxito, ahora que éste había llegado, cada cual, atribuyéndolo a sí mismo, sentía mayor la infamia de los cuatro engendros que el otro habíale forzado a crear.
Sólo España, fecunda en ingenios, en héroes, en santos y en monstruos, nos da estos engendros de la razón y la sinrazón, de la fe mística y el orgullo marcial fundidos dentro de un alma.
Las paredes están cubiertas de pinturas, fotografías y grabados que representan retratos de beldades célebres más o menos vestidas, y episodios de amor, donde se ven reproducidas todas las fases de la pasión: mitos sagrados, tradiciones históricas y engendros literarios.
Los pequeñuelos no parecían pertenecer a la raza humana, y con aquel maldito tizne extendido y resobado por la cara y las manos semejaban micos, diablillos o engendros infernales.
La circunstancia de ser elevado Pablillo a la encumbrada categoría de paje, cargo de que nunca fueron considerados dignos los rústicos engendros de la tía Nicolasa, acabó de exasperarla, pero no le fue posible manifestar su enojo, sino por medio de alguna reticencia en las barbas de Segarra.
En el mundo de la fantasía, que es el mundo de la novela, debemos admitir, no ya como verosímiles, sino como verdaderos todos los legítimos engendros de la fantasía.
El criterio de la verosimilitud fantástica es el que decide sobre la legitimidad de esos engendros, sometidos en su nacimiento, en su desarrollo y vida, a ciertas leyes de conveniencia y de lógica.
La circunstancia de ser elevado Pablillo a la encumbrada categoría de paje, cargo de que nunca fueron considerados dignos los rústicos engendros de la tía Nicolasa, acabó de exasperarla, pero no le fue posible manifestar su enojo, sino por medio de alguna reticencia en las barbas de Segarra.
-Por esto, por lo otro y por todo cuanto conozco a usted, le aconsejo que no caiga por ahora en la tentación de echar a la calle sus engendros poéticos, pues si entre los ignorantes ganaría algún lauro de alquimia, los entendidos le molerían a palos.
Se hincó de rodillas, anegados en lágrimas los ojos, y murmuraron una oración sus labios, mientras las sombras de los árboles que el sol poniente reflejaba se iban agrandando, agrandando, como engendros de una imaginación enferma, hasta tomar monstruosas proporciones.
El ocio, el tedio, el fastidio, todos los engendros de la hiel, son amarillos.
Nunca desalentadas, las oligarquías siguen mimando a estos engendros, con la esperanza de que acertarán un golpe en el clavo después de afirmar cien en la herradura.
Si tuviéramos buen gusto, no nos hubieran faltado medios para transformar esos engendros de la economía en algo que estuviese acorde con nuestro espíritu local.
era estúpido, insensato dar oídos a semejantes absurdos, engendros de la ignorancia, vanas, necias aberraciones de la imaginación asustadiza del vulgo.
El poniente, que poco antes se teñía de nácar y oro fluido, iba encendiéndose, y al encenderse, cambiaba la forma de los nubarrones, donde una desatada fantasía dibujaba y modelaba extrañísimas figuras, engendros de pesadilla calenturienta, como si el terror de los pobres humanos, las angustias de su conciencia perturbada, las visiones de sus fiebres, navegasen en el cielo que iba a obscurecerse y en el horizonte que esplendía con los últimos rayos solares.
El día que haya en las diversas capitales de España hombres de talento y prestigio, que estudien los verdaderos intereses y aspiraciones de sus comarcas y los fundan en un plan de acción nacional, dejarán de existir esas entelequias o engendros de gabinete con que hoy se nos gobierna, y habremos entrado en la realidad política.

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