Ejemplos con energúmenos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El jefe y los bigardos de la partida se apimplaban para hacer coraje, y luego salían por aquellos campos gritando como energúmenos: ¡Viva la Religión, viva la Virgen, viva don Carlos!.
En aquellos días regresó de su viaje a la Mancha don Cristóbal de Pipaón, el cual, enterado de la dolencia del amigo y de sus causas, creyó confortar el espíritu de este leyéndole una pindárica y palmípeda oda que en Daimiel había compuesto en elogio y defensa de la Unidad católica, tan combatida en aquellos días por los energúmenos parlamentarios.
Ya la curiosidad y el temor nos llevaban hacia allá, cuando vimos venir a don Jesús despavorido, y a los dos detrás gritando como energúmenos.
Juanito, contagiado por el ardor de pelea que reinaba en las alturas, sentía tentaciones de gritar que aquello era fastidioso y lo de los cinco mil francos un robo, pero callaba, por miedo a los energúmenos artísticos, y consolábase mirando abajo las rojas filas de butacas, donde se destacaban los lindos sombreros de sus hermanas y la majestuosa capota de mamá.
Casi arrastrado por mi joven amigo entré en el palacio y subí a las habitaciones altas, abriéndonos paso por entre los energúmenos que bajaban y subían.
Aún creía la infeliz que sus ruegos podían ablandar a aquellos dos energúmenos de corazón empedernido por el hastío, la insociabilidad y la amargura de una vida claustral.
Aún creía la infeliz que sus ruegos podían ablandar a aquellos dos energúmenos de corazón empedernido por el hastío, la insociabilidad y la amargura de una vida claustral.
Después de sentada, y cuando ella se iba haciendo cargo de lo que tenía delante, la admiración persistía, en vano los coristas, que estaban solos en escena, como los gallegos del cuento, mal presididos por un partiquino, que sólo se distinguía por unas botas de fingida gamuza y por desafinar más que todos juntos, en vano gritaban como energúmenos, el público distinguido de butacas y palcos atendía el espectáculo civil que le ofrecía Emma, los abonados de las faltriqueras, que no veían la sala sin echar el cuerpo fuera del antepecho, se asomaban por grupos para ver a la de Reyes, y los de la faltriquera de la tertulia de Cascos saludaron a Bonis y a su señora, el brigadier comandante general de la provincia estaba entre ellos, y también inclinó la cabeza.
El humo y los silbidos de la fábrica le hacían dirigir miradas recelosas al Campo del Sol, allí vivían los rebeldes, los trabajadores sucios, negros por el carbón y el hierro amasados con sudor, los que escuchaban con la boca abierta a los energúmenos que les predicaban igualdad, federación, reparto, mil absurdos, y a él no querían oírle cuando les hablaba de premios celestiales, de reparaciones de ultra-tumba.
esa saliva de energúmenos, arrojada a los pies del Talento altivo y solitario,.
En ese instante unos empellones abrieron la puerta desvencijada y aparecieron como energúmenos un puño de hombres desarrapados y medio borrachos que gruñían:.
¿Has presenciado alguna vez cómo se destruyen los energúmenos inconscientes en las barriadas de las ciudades por tonterías egoístas?.
—Toma si me acuerdo, nunca crei que un puñado de hombres se defendiesen tan bravamente como aquellos energúmenos de unitarios.
Al punto viéronse los muros coronados de gente que, impelida por la curiosidad, al paso que devorada por su impaciencia misma, saltaba, brincaba, reía hasta desgañitarse, gesticulando grotescamente como un ejército de energúmenos y prorrumpiendo en vítores al señor conde, al señor obispo y sus adlateres in solidum et in partibus.
Los muchachos se escondían bajo las mesas, se echaban encima los tinteros, volcaban sillas y bancos y gritaban como energúmenos.
Su talento y su valor para luchar solo contra los energúmenos y los perseguidores de la Iglesia, me han recordado al gran Judas Macabeo, sólo que aquel trabajaba con la espada y este con la lengua y la pluma.
El niño se estremecía a veces como los energúmenos, abría unos ojos extraviados y sin vista, que daban miedo, y volvía a quedarse inmóvil.
Entre la gente de buena posición, nadie creía aquella horrible calumnia, aunque algunos energúmenos la aprovecharon para denigrarnos.
Y cuando el kadí oyó este tumulto, miró por una ventana y vió a todos aquellos energúmenos que golpeaban su puerta con los palos.
los caballeros alumnos, como otros tantos caballeros energúmenos, se levantaron, locos de entusiasmo, y a gritos, a palmadas, hasta sablazos creo, improvisaron la ovación más descomunal de todos los siglos, por lo menos de todos los siglos en que ha habido ingenieros militares.
Paleólogo estaba aturdido con tal estrépito, y grande fue su asombro al ver levantarse a todos los de aquel banco, que eran, sin duda, los inteligentes, y gritar como energúmenos, enseñando los puños y los bastones a los dioses del techo:.
Así pasaron aquel día y la noche, riñendo como energúmenos.
De ellos decía Nicolás Estévanez que eran los energúmenos más angelicales que había conocido.
Ya la curiosidad y el temor nos llevaban hacia allá, cuando vimos venir a don Jesús despavorido, y a los dos caberos detrás gritando como energúmenos.
Á ésos de ningún modo se les calla, y ésos daban campanillazo tras campanillazo en la puerta de la habitación, y chillaban como energúmenos, y se revolvían pasillo adentro, y llegaban á no respetar el estudio de su deudor y se presentaban frente á él puños en ristre y juramento en labios.
Lesseps dice horrores a Baihaut, Blondin y Cottu gritan como energúmenos.
Estos musiús -pensé yo- serán los llamados triqueur, los que vienen a discutir con los energúmenos, son, pues, unos musiús bien pendejos.
El hecho de autos refiere que dos oficiales suecos, tenientes de la Guardia del Rey de Suecia, que estaban en Montpellier «perfeccionándose en la instrucción francesa», salieron de paseo y fueron acometidos por dos energúmenos que les mordieron cruelmente las orejas.
¡Bah! Yo he visto caer a Coteruco en dos días, y revolcarse en el cieno de todos los vicios, y blasfemar de Dios, y afrentar a su ministro, y dar, como tropel de energúmenos, en todas las sandeces y en todas las abominaciones imaginables, he tenido la evidencia de que este canalla era el principal demonio corruptor, y me he limitado a romper con él y con su hermana toda comunicación: el hecho, aunque infame, no me sorprendía.
Parecía aquello una piara de cerdos despeados, conducida por pastores energúmenos.

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