Ejemplos con enemistado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Al año siguiente, el gobernador interino Gutierre de la Peña, enemistado entonces con Diego García de Paredes, encomendará a Ruiz aplastar la rebelión de los indios cuicas y la refundación del Trujillo que había erigido García de Paredes.
Amigo del poeta Thomas Watson, con el que compartió casa durante algún tiempo, se vio involucrado en un caso de homicidio, probablemente un duelo, a resultas del cual resultaría muerto el hijo de un mesonero enemistado con Watson.
Don Agustín Palazuelos, en esos momentos enemistado con el clero por no prestar juramento como diputado, quiso contraer matrimonio, mas, para vengar la afrenta la curia le denegó el permiso por considerarlo un sacrílego.
Amaranta era no una mujer traviesa e intrigante, sino la intriga misma, era el demonio de los palacios, ese temible espíritu por quien la sencilla y honrada historia parece a veces maestra de enredos y doctora de chismes, ese temible espíritu que ha confundido a las generaciones, enemistado a los pueblos, envileciendo lo mismo los gobiernos despóticos que los libres, era la personificación de aquella máquina interior, para el vulgo desconocida, que se extendía desde la puerta de palacio, hasta la cámara del Rey, y de cuyos resortes, por tantas manos tocados, pendían honras, haciendas, vidas, la sangre generosa de los ejércitos y la dignidad de las naciones, era la granjería, la realidad, el cohecho, la injusticia, la simonía, la arbitrariedad, el libertinaje del mando, todo esto era Amaranta, y sin embargo ¡cuán hermosa!, hermosa como el pecado, como las bellezas sobrehumanas con que Satán tentaba la castidad de los padres del yermo, hermosa como todas las tentaciones que trastornan el juicio al débil varón, y como los ideales que compone en su iluminado teatro la embaucadora fantasía cuando intenta engañarnos alevosamente, cual a chiquitines que creen ciertas y reales las figuras de magia.
Ni remotamente se me ocurrió mortificar poco ni mucho a los naturales de un país enemistado con el nuestro en aquellos trágicos días.

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