Ejemplos con endecasílabo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El verso predominante es el octosílabo, algo menos el endecasílabo, seguidos de todos los demás.
Calderón reduce el número de escenas que habitualmente empleaban Lope de Vega y sus seguidores, porque cuida más la estructura dramática, restringe igualmente la abundante polimetría del teatro anterior a octosílabo, endecasílabo y alguna vez heptasílabo, también empobrece el repertorio estrófico a fin de lograr más unidad de estilo.
Darío adaptó este verso a estrofas y poemas estróficos para las que tradicionalmente se empleaba el endecasílabo, tales como el cuarteto, el sexteto y el soneto.
Junto a los metros tradicionales basados en el octosílabo y el endecasílabo, Darío empleó profusamente versos apenas empleados con anterioridad, o ya en desuso, como el eneasílabo, el dodecasílabo y el alejandrino, enriqueciendo la poesía en lengua castellana con nuevas posibilidades rítmicas.
Como poeta desarrolló la lira como estrofa, pero prefería el endecasílabo para las traducciones de poetas latinos y griegos, que por lo general realizaba en tercetos encadenados o en octava real.
El estilo de Garcilaso es muy característico: cuida especialmente la musicalidad del verso mediante el uso de la aliteración y un ritmo en torno a los tres ejes acentuales del endecasílabo.
Ligada al empleo del endecasílabo, soneto y de diversas formas estróficas derivadas de la canción petrarquista.
Su poesía, patriótica, religiosa y satírico-política, popularizó un tipo de verso endecasílabo que será el preferido del siglo XVIII, pues fue tomada como modelo por poetas como Alexander Pope y Samuel Johnson.
El endecasílabo falecio es uno de los versos utilizados en la poesía lírica griega, principalmente eolia, por lo que este verso y los otros de su grupo son conocidos también como versos eolios.
El Arte nuevo no es un tratado científico, sino un texto subjetivo que se acomoda al modelo de la epístola poética de estilo horaciano, italianizada con el uso del endecasílabo sin rima y personalizada con el recurso a la ironía.
- Canto III de El Infierno: Canta Chicho en italiano el comienzo de El Canto III de El Infierno de La Divina Comedia, de Dante, con el célebre endecasílabo lasciate ogni speranza voi che entrate, con el que la puerta del infierno se dirige en primera persona a los que entran en él, advirtiendoles que deben abandonar cualquier esperanza en la puerta antes de entrar.
El ritmo puede concretarse en varias medidas, siendo las más habituales el octosílabo o arte menor y el endecasílabo o arte mayor.
Se destaca de su obra de narración en verso, en la se autoencasilló, la facilidad para el verso octosílabo y endecasílabo.
El candilejo, que, sin duda era también poco amante de lo clásico y estaba empalagado de tanto endecasílabo, no quiso alumbrar más tiempo la plaza pública, y se apagó.
Y cuando Garcilaso nos trae el endecasílabo con sus guantes perfumados, viene la música en ayuda de los popularistas.
Así se ostenta también la genialidad de tan ilustre siglo, si la representamos por figura más estatuaria y clásica, en don Diego Hurtado de Mendoza, el hombre por excelencia significativo y armónico del Renacimiento español: cabeza para primores de estilo y para planes de gobierno, brazo para mandobles, ojo para cazas de altanería, el incomparable, el magnífico don Diego: soldado, embajador, gobernador de Siena, árbitro de Italia, verbo de Carlos V, cuya palabra hace retumbar en el concilio de Trento por encima del pontífice romano, y cuya voluntad tiende en redes sutiles alrededor de príncipes y repúblicas, y en el aspecto literario: humanista de los de la hora prima, inflamado hasta la médula de los huesos en los entusiasmos de la resurrección de la belleza y del hallazgo de manuscritos preciosos: a quien el Sultán de Turquía manda una vez, para retribuir cumplidos de Estado, seis arcas llenas de códices antiguos, poeta que lo mismo compone al uso popular que cultiva el endecasílabo de Garcilaso, escritor que reproduce en la historia pintoresca las tintas de Salustio, y enriquece la prosa castellana con la joya exquisita de El Lazarillo de Tormes.
¡Cuánto daría por la medida latina de hexámetros y pentámetros naturalizada en España como lo está en Alemania! En mi opinión, los españoles no romperán enteramente los lazos de la imitación italiana hasta que no hallen otro metro serio además del endecasílabo.
Parose a ver la curiosa escena y a dar un palmetazo en el hombro de Cienfuegos, el cual se volvió y dijo con énfasis el nombre de aquel sujeto, cortándolo con la cadencia y número de un endecasílabo:.
Faltaban en la pared los escudos de Pas, Santa María de Nieva, Riofrío, Cabuérniga y Cebreros, y como inscripción ornamental, el endecasílabo de aquel poeta culterano que, no teniendo otra cosa que cantar, cantó la nodriza, y la llamó lugarteniente del pezón materno.
El candilejo, que, sin duda era también poco amante de lo clásico y estaba empalagado de tanto endecasílabo, no quiso alumbrar más tiempo la plaza pública, y se apagó.
Un acto entero de una tragedia, un canto entero de un poema, todo en un romance endecasílabo, fatiga por la monotonía de la larga serie monorrítmica imperfecta, y exige un esfuerzo algo pueril por parte del poeta, para no repetir los asonantes e ir apurándolos todos.
Pero el verso endecasílabo requiere amplia libertad, o bien la rima perfecta y variada, ora por estrofas simétricas, ora sin orden.
Lo que sí es híbrido y malo, a mi ver, es el romance endecasílabo.
Vana y sin fundamento es, pues, la manía, el verdadero furor con que se desatan en España los más de los críticos contra el endecasílabo libre.
Su forma clásica es el verso endecasílabo, libre de consonantes, ora alternando sin orden con el heptasílabo, ora endecasílabo siempre.
De lo cual, no obstante, no es lícito y sería cruel sacar la consecuencia de que debemos condenar a los italianos a perpetuo verso endecasílabo y condenarnos a nosotros al octosílabo perpetuo, so pena de no ser populares nunca.
En la rica colección de cantares de Toscana, hecha por Tigri, apenas hay un verso que no sea endecasílabo.
En Italia, al contrario, el pueblo aprendió y recitó, en un principio, tercetos de Dante y octavas reales del Ariosto y de otros épicos, y hasta los poetas franciscanos, en el albor del lenguaje y de la literatura, escribieron endecasílabos, de donde pasó el endecasílabo a la poesía popular, o, mejor dicho, vulgar.

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