Ejemplos con encomio

Define una forma de ejercicio retórico en la que los legítimos métodos del encomio se aplican a personas u objetos que en sí mismos son obviamente no merecedores de ese halago, por ser triviales, feos, inútiles, ridículos, peligrosos o viciosos.

Pese a su original elección de tema, Arriano también muestra signos de la decadencia del género, siendo su obra pobre desde el punto de vista científico y cayendo con frecuencia en el encomio.

Comparación: yuxtaposición un encomio y un vituperio o dos encomios y un vituperio, para hacer prevalecer uno de ellos sobre el otro,.

Y , poniendo los ojos en blanco para dar toda la expresión posible al encomio, me respondió: Tan hermosa es, Juan, que no parece criatura mortal, sino ángel del Cielo.

de hacer el encomio más extremado de mi hija, y ahora me induce a pensar que la tiene por tonta, por incapaz de sacramento.

Mi encomio de Clarita estaba muy en su lugar, porque de Clarita voy a hablarte.

Pero ¿cómo no detenerse en el debido encomio de ciertas empanadas, en mi sentir deliciosas, y tan propias y privativas de por allá, que la mujer que no haya nacido cordobesa no poseerá jamás el quid divinum que para amasarlas se requiere, ni acertará á darles el debido punto de cochura? Estas empanadas son, en dicho sentido, incomunicables.

Harto jactancioso y nada galante ni fino le pareció el encomio que hizo el indio de su nobleza, con grave detrimento y aun menosprecio de la nobleza austriaca, pero Poldy excusaba y hasta absolvía al indio, conjeturando que en este particular había de estar un tanto cuanto agriado su carácter, por que siendo él descendiente de Crishna, de Rama, de los Pandues, o tal vez de algún Avatar, encarnación de Vishnú, de los que el Mahavarata celebra, se veía sometido a la extranjera dominación de los pícaros ingleses.

Esta nueva situación del ánimo del doctor se hizo patente muy pronto a los ojos de la marquesa, quien advirtió en su primo una dulzura de expresión muy grande cuando la miraba, una gratitud profunda cuando ella hacía de él algún encomio, y un cuidado y una solicitud rebosando sencilla y natural galantería para hacer por ella mil pequeños servicios.

Deber de crítico y deseo de dar con esta penosa declaración completa autoridad al encomio, me obligan a declarar que hay cuatro malísimos versos en la Elegía.

Y El Nasiry, poniendo los ojos en blanco para dar toda la expresión posible al encomio, me respondió: «Tan hermosa es, Juan, que no parece criatura mortal, sino ángel del Cielo.

Pero esto no es del caso, ni ahora la ocasión del obligado encomio del siglo en que vivimos, todo ello podrá tener su lugar más adelante, por ahora habremos de reposar la imaginación en los últimos años del que pasó.

ser de algún modo inseparables de la naturaleza artística, lo mismo que en su amor por el encomio, ese.

Achican un tanto el encomio que por esto merece dos notables consideraciones.