Ejemplos con encargos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Desde joven tuvo notable éxito profesional, recibiendo numerosos encargos de la nobleza catalana y de la Iglesia tuvo una especial vinculación con los Salesianos, para los que elaboró numerosos proyectos, entre ellos su obra cumbre, el Templo Expiatorio del Sagrado Corazón , y recibiendo numerosos nombramientos institucionales.
Sagnier representa una cierta paradoja en el panorama arquitectónico barcelonés de finales del siglo XIX y principios del XX: si bien en vida gozó de un notable éxito profesional, con gran cantidad de encargos por parte de la burguesía y de la Iglesia lo cual cabe achacar a un gran conocimiento del oficio, capacidad de trabajo, rigor presupuestario y adaptación al gusto decorativo de la sociedad de su tiempo , tras su muerte cayó en un injusto olvido hoy día es poco conocido incluso en la ciudad que vio la mayor parte de sus realizaciones , debido a su vinculación con la Iglesia y con sectores políticos conservadores, además de que su estilo fue menospreciado por las nuevas corrientes arquitectónicas del siglo XX, sobre todo el racionalismo.
Aceptó mientras otros encargos, como el tabernáculo para la iglesia de Sant Domènec.
El tiempo que los demás destinan a sus hijos o a sus diversiones, los numerarios y agregados lo emplean en atender los encargos apostólicos de su familia sobrenatural, el Opus Dei.
César porque ha ofrecido a Salustio la protección política gracias a la cual, durante sus diversos encargos públicos, se ha podido enriquecer, Catón porque el escritor siente una gran admiración por su política rigorista.
La actividad historiográfica, elegida por el autor después de su retiro de la vida política, forma parte de las actividades que producen fama y permiten servir del mejor modo a la patria, exactamente como si se cumpliese en manera directa en encargos públicos.
Ahora bien, hay numerosos sacerdotes de la prelatura que tienen encomendados encargos pastorales en las diócesis, en cuyo caso, obviamente, son responsables de ello ante el Obispo diocesano.
Fue su ejercicio de ingreso en la Academia Real de Pintura y Escultura, tardando cinco años en acabarla debido al elevado número de encargos privados derivados de su creciente reputación como artista.
Al regresar a su ciudad natal, recibirá multitud de encargos de la aristocracia genovesa.
Sus obras eran abigarradas y con un gran efectismo, en su época consiguió una gran popularidad con numerosos encargos oficiales, que le hicieron montar un enorme taller con decenas de ayudantes entre los que se encontraba Coullaut Valera y Jacinto Higueras.
Bota de becerro, para el señor Novillo , y así otros varios encargos de personas distinguidas y elegantes.
Cuando nos casamos, había aquí seis oficiales y oficialas, y no dábamos abasto a los encargos y pedidos.
Su honradez grande, su puntualidad y su celo le granjearon crédito tal, que llovían comisiones, menudeaban encargos, y caían en la bolsa, como apretado granizo, reales, pesos duros y doblillas en cantidad suficiente para que, al cabo de quince años de llegado a la corte, pudiese Joaquín estrechar lazos eternos con una conterránea suya, doncella de la esposa del magnate y señora tiempo hacía de los enamorados pensamientos del portero, y verificado ya el connubio, establecer surtida lonja de comestibles, a cuyo frente campeaba en doradas letras un rótulo que decía:.
¡Él, que me hizo tantos cientos de encargos y advertencias! Que tuviésemos cuidado con los ladrones con las enfermedades con no tomar sol con no mojarnos.
El comisionado se instaló en el pescante, no sin muchos encargos y explicaciones hechos antes al postillón del ómnibus.
Ocupado en cumplir los encargos de unas señoras sudamericanas, no había podido saludar al joven cuando salió del hotel.
Y aquí estoy, sospechando que tal vez marcho a la muerte, pero cumpliendo los encargos que recibo, esforzándome por ser grata y retardar de este modo el cumplimiento de su venganza Soy como un condenado que sabe que va a morir y procura hacerse necesario, para demorar unos meses su sentencia.
Los trajes elegantes de otro tiempo, se apolillaban abandonados en el guardarropa, sin que nuevos encargos a París y Madrid vinieran a sustituirlos.
Cruzábanse por todas partes enhorabuenas y adioses, encargos y recomendaciones, y padres, madres, niños y criados, revueltos en confuso tropel, invadían todas las dependencias del colegio, rebosando esa satisfacción purísima del premio justamente alcanzado, del trabajo concluido, de la esperanza cierta de descanso, esa ruidosa alegría que despierta en el escolar de todas las edades la mágica palabra:.
Caminaba perezosamente por las calles de la ciudad en los fríos crepúsculos de invierno, comprando los encargos de su madre, deteniéndose embobada ante los escaparates que empezaban a iluminarse, y al fin, pasando el puente, se metía en los obscuros callejones de los arrabales para salir al camino de Alboraya.
A un Gobierno, a quien tales y tan múltiples encargos se le confían, es menester habilitarle de muchísimo dinero, que él reparte después entre los que han de hacernos felices, dándonos salvación, ciencia, riqueza, sanidad, larga vida, agua, medios de locomoción y cuanto constituye nuestro bienestar y conveniencia.
Sin embargo, según queda dicho ya varias veces, don Acisclo era un varón recto y temeroso de Dios, jamás faltaba a la probidad ni a la justicia, tratando de conciliarlas con su medro, y cumplía fielmente los encargos cuando el cumplirlos costaba poco o nada.
Tú eres muy perezoso, y aunque me quieres mucho, como yo a tí, eres capaz de no escribirme a tiempo, y el mozo vendrá, y no me traerá carta tuya, y tendré que esperar ocho días, ¡ocho días, que serán para mí ocho siglos! Escríbeme, mira que estoy dispuesta a ir hasta el rancho de los Cedros a encontrar al mozo, para que me dé las cartas y los encargos.
¡Cuántas historias, cuántos castillos en el aire fundaría sobre cada letra! ¡Cuántos recaditos, cuántos encargos daría a cada punto! ¡Qué ventura para la niña! ¡Pronunciar de una vez para siempre el nombre del dueño de su alma, esculpirlo, grabarlo, eternizarlo.
A su sobrina le prestaba servicios, haciéndole cuantos encargos eran compatibles con sus tareas artísticas.
Los encargos en aquel mes eran considerables, las bodas aristocráticas menudeaban, y la pobre Aurora no podía desenvolverse.
Salió Estupiñá como si Mercurio le hubiera prestado sus alados borceguíes, y a poco entró el doméstico, a quien su amo tenía también ocupado en la busca de ciertos encargos.
Doña Casta no estaba tranquila el día en que no iba a meter las narices en la tienda y taller, para traerle luego el cuento a doña Lupe de los encargos que había, y de lo que se estaba haciendo para la Casa Real y otras que sin ser reales tienen mucho dinero.
Los dependientes no tenían manos para enseñar, y Aurora estaba rendida de trabajo, porque los encargos de y se sucedían sin interrupción.
Ya iba a la plaza de la Cebada en busca de alguna hortaliza temprana, ya a la Cava Baja a entenderse con los ordinarios que traían encargos, o bien a Maravillas, donde vivían la planchadora y la encajera de la casa.

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