Ejemplos con encaminándola

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A Mitridates, mientras que, fascinado por sus generales, no echó de ver el hambre que afligía a su ejército, le mortificaba el que los Cicicenos fuesen esquivando los efectos del sitio, pero después, repentinamente, decayó de su ambición y de su orgullo cuando se enteró de las privaciones de sus soldados, que llevaban hasta el extremo de comer carne humana, porque Luculo no hacía la guerra galanamente y por ostentación, sino como dice el proverbio, encaminándola al vientre, y poniendo el mayor esmero en que por ninguna vía pudiera llegarles víveres. Hallábase éste ocupado en sitiar una fortaleza, y como se apresurase Mitridates a aprovechar la ocasión, y enviase a la Bitinia casi todos los de caballería con los trenes, y de la infantería los inutilizados, llegándolo a entender Luculo, regresó en aquella misma noche al campamento, y a la mañana, sin embargo de hacer muy mal día, llevando consigo diez cohortes y la caballería, se puso en su persecución, mojándose y con gran incomodidad, tanto, que muchos de los soldados, cediendo al frío, se le quedaron por el camino, pero con los otros alcanzó a los enemigos en las inmediaciones del río Ríndaco, y causó en ellos tal destrozo, que las mujeres que habían acudido de Apolonia saquearon el bagaje y despojaron a los muertos. Siendo éstos muchos, como se deja conocer, tomó seis mil caballos e innumerable muchedumbre de acémilas, cautivando todavía quince mil hombres, y a todos éstos los presentó delante del campamento de los enemigos. No puedo menos de maravillarme de que diga Salustio que entonces vieron los Romanos camellos por la primera vez, no considerando que ya antes los habían de haber visto los que con Escipión vencieron a Antíoco y los que recientemente habían combatido con Arquelao junto a Orcómeno y Queronea. Teniendo además Mitridates determinado huir con precipitación, procuraba poner a Luculo estorbos y dilaciones a la espalda, para lo que despachó a Aristonico, prefecto de la escuadra, al mar de Grecia, pero en el mismo momento de hacerse a la vela se apoderó de él Luculo y de diez mil áureos que llevaba consigo, con el objeto de sobornar alguna parte del ejército romano. En tanto, Mitridates huyó hacia el mar y los generales conducían el ejército, mas sorprendiólos también Luculo junto al río Granico, y cautivó la mayor parte, habiendo dado muerte a unos veinte mil. Dícese, pues, que de tantos millares de hombres como habían venido, así de los de guerra como de las demás clases, fueron muy cerca de trescientos mil los que perecieron.

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