Ejemplos con empinando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se levanta desde elevaciones suaves a las que se agarran el olivo, cerezo o castaño para irse empinando, cubierta de pino, roble y alcornoque donde la tierra es abundante.
Nos gusta más Homero, ciego y vagabundo, Cervantes, que, según la gente, no tuvo qué cenar cuando terminó el , Shakespeare, cómico de lengua y empinando el codo en las cervecerías, Beethoven, pobre sordo y Colón, muriendo de hambre sobre unas pajas, sin haber recibido blanca por sus descubrimientos.
Aquella noche, cenando y empinando más de lo determinado por la discreta Lucila, se dejó decir que España entraría en Marruecos por una punta y saldría por otra, no dejando títere ni moro con cabeza en todo el imperio.
Resistiéronse a cenar: tan repletos venían del comistraje en la Alameda, pero bebían, algunos moderadamente, otros empinando de lo lindo, sin embriagarse o sólo poniéndose alegres y decidores.
-¡Justicia! -repitió Maturana empinando-.
A cada jugada, alguno de los tres agarraba el jarro, bebía en él reposadamente y lo pasaba a los compañeros, que lo iban empinando igualmente con no menos ceremonia.
Te advierto estoprosiguió el tío Frasquito, empinando el dedoporrque si piensas consultarrle alguna vocación o confesarrte.
El clérigo sabía que estas cruces señalan el lugar donde un hombre pereció de muerte violenta, y, persignándose, rezó un padrenuestro, mientras el caballo, sin duda por olfatear el rastro de algún zorro, temblaba levemente empinando las orejas, y adoptaba un trotecillo medroso que en breve le condujo a una encrucijada.
Recibió Salvador con paciencia el insulto, y empinando el codo, dijo:.
-A fe, mosén Antón -dijo Sardina empinando el vaso-, que no creí pasar esta noche más acá de Almadrones.
-Por la religión triunfante -dijo Elías, empinando con gravedad.
La yegua se detuvo, empinando las orejas.
Don Antonio fingió que no oía, y continuó diciendo: -Un relámpago azufrado bañó el buque en este momento, y pude ver que un enorme búho se había desprendido de entre el enjambre que coronaba los palos y se cernía sobre la cabeza del hereje bañándolo con una lluvia inmunda: el hereje se fue poco a poco empinando, sus piernas se convirtieron en patas de chivato, y sus brazos tomaron la forma de los del mono: sus cabellos fueron enderezándose gradualmente hasta que se pusieron verticales como si fuesen de hierro, y separándose a uno y otro lado de las sienes en dos porciones, se retorcieron y tomaron la consistencia del cuerno, y una horrible cola empezó a desenvolverse por un lado y otro lado dando sendos chicotazos sobre las tablas de la cubierta.
-¡Y de otros! -le respondió Sarmiento empinando el último trago de vino que había en su copa, y levantándose para salirse.
Y se metieron hasta seis en el arrastrapanzas cantando y empinando con avidez las botellas.

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