Ejemplos con embusteros

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Odio a los impostores, pícaros, embusteros y soberbios y a toda la raza de los malvados, que son innumerables, como sabes.
Engañaron a los Indios con sus melosas palabras los embusteros Hereges, y así el dónde está declaran.
Declaró Doña Leandra que estimaba en más a Vicente, boticario, que a todos los señoriticos de Madrid llamados , presumidos, farsantes y embusteros que no hacían más que divertirse con las chicas y entretenerlas, escapando de ellas en cuanto se les exigía celebración de matrimonio.
Como los naturales de otras naciones que vienen a viajar por la nuestra para escribir luego sus impresiones y aventuras no suelen distinguirse por prudentes y veraces, sino pecar por descuidados y embusteros, pudiera ser que el Príncipe no muriese de lo que el holandés refiere.
Pero ¡gran cosa eran las multas para su reconcentrada cólera de hombre pacífico! Siguió protestando contra la injusticia de los hombres, contra el tribunal, que tenía por servidores a pillos y embusteros como.
Y Currita, persuadida ella misma de lo que decía, cual suele suceder a los embusteros de oficio, extendía las manos y abría mucho los claros ojitos, como para que la madre Larín la estudiase por dentro, concluyendo por echarse a llorar amargamente, cubriéndose el rostro con el pañuelo.
Vaya que de la noche a la mañana has aprendido unos términos y unos floreos de frases que me tienen pasmada Estás hecho un poeta en toda la extensión de la palabra, yo siempre he tenido a los poetas por unos grandes embusteros tontos de atar Tú no eres ya el sobrinito que yo crié.
—¿Quién me lo ha de enseñar? respondió Preciosa, ¿no tengo yo mi alma en mi cuerpo? ¿no tengo ya quince años? No soy manca, ni ronca, ni estropeada del entendimiento: los ingenios de las jitanas van por otro norte que los de las demas gentes, siempre se adelantan a sus años, no hay jitano necio, ni jitana lerda, que como el sustentar su vida consiste en ser agudos, astutos y embusteros, despabilan el ingenio a cada paso, y no dejan que crie moho en ninguna manera.
Antonio con el no pensado caso, temiendo que quizá el duque los tendria por mentirosos o embusteros, o quizá imaginaria otras peores cosas, que redundasen en perjuicio de su honra y del buen crédito de Cornelia.
Lo que suelen hacer algunas mujercillas simples y algunos embusteros bellacos es algunas misturas y venenos con que vuelven locos a los hombres, dando a entender que tienen fuerza para hacer querer bien, siendo, como digo, cosa imposible forzar la voluntad.
¿Es posible, señor hidalgo, que haya podido tanto con vuestra merced la amarga y ociosa letura de los libros de caballerías, que le hayan vuelto el juicio de modo que venga a creer que va encantado, con otras cosas deste jaez, tan lejos de ser verdaderas como lo está la mesma mentira de la verdad? Y ¿cómo es posible que haya entendimiento humano que se dé a entender que ha habido en el mundo aquella infinidad de Amadises, y aquella turbamulta de tanto famoso caballero, tanto emperador de Trapisonda, tanto Felixmarte de Hircania, tanto palafrén, tanta doncella andante, tantas sierpes, tantos endriagos, tantos gigantes, tantas inauditas aventuras, tanto género de encantamentos, tantas batallas, tantos desaforados encuentros, tanta bizarría de trajes, tantas princesas enamoradas, tantos escuderos condes, tantos enanos graciosos, tanto billete, tanto requiebro, tantas mujeres valientes, y, finalmente, tantos y tan disparatados casos como los libros de caballerías contienen? De mí sé decir que, cuando los leo, en tanto que no pongo la imaginación en pensar que son todos mentira y liviandad, me dan algún contento, pero, cuando caigo en la cuenta de lo que son, doy con el mejor dellos en la pared, y aun diera con él en el fuego si cerca o presente le tuviera, bien como a merecedores de tal pena, por ser falsos y embusteros, y fuera del trato que pide la común naturaleza, y como a inventores de nuevas sectas y de nuevo modo de vida, y como a quien da ocasión que el vulgo ignorante venga a creer y a tener por verdaderas tantas necedades como contienen.
Pareciole al Alguacil Mayor, que no era lerdo y tenía su punta de hacer jácaras y entremeses, que hacían burla de ellos, y quiso agarrarlos para dar con ellos en la trena, y después sacudirles el polvo y batanarles el cordobán, por embelecadores, embusteros y alguaciles chanflones, y levantando el Cojuelo una polvareda de piedra azufre y asiendo a don Cleofás por la mano, se desaparecieron, entre la cólera y la resolución de los ministros ecijanos, dejándolos tosiendo y estornudando, dándose de cabezadas unos a otros sin entenderse, haciendo los neblíes de la más oscura Noruega puntas a diferentes partes, y dejando a la derecha a Palma, donde se junta Genil con Guadalquivir por el vicario de las aguas, villa antigua de los Bocanegras y Portocarreros, y de quien fue dueño aquel gran cortesano y valiente caballero don Luis Portocarrero, cuyo corazón excedió muchas varas a su estatura, y luego a la Monclova, bosque deliciosísimo y monte de Clovio, valeroso capitán romano, y posesión hoy de otro Portocarrero y Enríquez, no menos gran caballero que el pasado, y a la hermosa villa de Fuentes, de quien fue marqués el bizarro y no vencido don Juan Claros de Guzmán el Bueno, que, después de muchos servicios a su rey, murió en Flandes con lástima de todos y envidia de más, hijo de la gran casa de Medina-Sidonia, donde todos sus Guzmanes son Buenos por apellido, por sangre y por sus personas esclarecidas, sin tocar el pelo de la ropa a Marchena, habitación noble de los duques de Arcos, marqueses que fueron de Cádiz, de quien hoy es meritísimo señor el excelentísimo duque don Rodrigo Ponce de León, en quien se cifran todas las proezas y grandezas heroicas de sus antepasados, columbrando desde más lejos a Villanueva del Río, de los marqueses de Villanueva, Enríquez y Riberas, y hoy de don Antonio Álvarez de Toledo y Beamonte, marqués suyo y duque de Huesca, heredero ilustre del gran Duque de Alba, Condestable de Navarra, llegaron de un vuelo los dos pajarotes de camarada, no siendo esta la mayor pareja que habían corrido, al pie de la cuesta de Carmona, en su dilatada, fértil y celebrada vega, donde les anocheció, diciéndole don Cleofás al amigo:.
Pueblo irreligioso, es decir, pueblo en que los problemas religiosos no interesan a casi nadie —sea cual fuere la solución que se les dé—, es pueblo de embusteros y exhibicionistas, donde lo que importa no es ser, sino parecer ser.
-Cabales, que ni al mi hombre ni a mí nos ha perseguido nunca la justicia por embusteros, y cuando vemos que se trata con gente de formalidá y de requilorios.
Desde muchos siglos y en todos los países del orbe, ha habido sacerdotes embusteros, cuya pretendida ciencia de los astros ha sido, al fin, siempre desmentida, quedando el hombre cada vez más desengañado.
Escondíanse aquéllos y salían otros, antípodas suyos en todo, embusteros,.
diablo le metió en palacio: ya no se ve el tal, sino su contrario, embusteros y aduladores.
cinco embusteros aduladores y cierran el paso a la verdad con el afectado artificio de que.
vitorias, a los ignorantes los aplausos y a los embusteros todo, el más ruin jabalí se come la.
-Estos pobres -dijo el Cojuelo-, como son de Sevilla, campan también de valientes, y reñirán con los diablos, pero no se alabará, si yo puedo, este de haber salido horro de esta chanza, que en el mundo se me han atrevido solamente tres linajes de gente: representantes, ciegos y pobres, que los demás embusteros y gente de este género pasan por demonios como yo.
-¡Qué, hijo! ¿Eres tú también de los que en papel son una cosa y en carne y hueso otra? Los CUENTOS DE COLOR DE ROSA que te han precedido nos han dicho que aceptabas la vida tal como la ha hecho Dios, y no es justo que vengas a dejarlos por embusteros.
-¿Desde dónde le han visto ustedes? -preguntaron anhelosos los dos embusteros.
Volvamos a los sacerdotes, que apenas acabaron de presentar a Cambises su dios Apis, cuando aquel monarca, según era de alocado y furioso, saca su daga, y queriendo dar al Apis en medio del vientre, hiérele con ella en uno de los muslos, y soltando la carcajada, vuelto a los sacerdotes: —«Bravos embusteros sois todos, les dice: reniego de vosotros y de vuestros dioses igualmente.
Pero Cambises, no bien oída la respuesta, les echó en rostro que mentían, y aun más, los condenó a muerte por embusteros.
Bassot sabe lo que dice, porque compartió su vida de mentiras, de intrigas, de infundios, de embusteras caricias en revolcaduras sobre fango, y como está en el secreto, y la conoce en las más íntimas entretelas, y sabe de cuánto es capaz esa mujer, no le pidió el cuerpo enfurecerse cuando ella le injuriaba y denunciaba, sino que le pidió decirle retozonamente: Comedianta, como si esta palabra fuese una palmadita afectuosa de las que la daba en embusteros ratos de amor.
-Pero, señor -pensaba entre tanto la infeliz:- ¿quién va con estos cuentos, a los periódicos? Y ya que ellos lo saben, ¿por qué lo cuentan? Y ya que lo cuentan, ¿por qué el Gobernador no los lleva a la cárcel? Y ya que esto no se haga, ¿por qué a una no le ha de ser permitido poner las cosas en lo cierto y desmentir públicamente a esos grandísimos mentecatos, embusteros, adulones y babosos?.
Esto escribí, sobre poco más o menos, pero en seguida vi que, con decir eso a los de Madrid, dejaba por embusteros y bobalicones a todos los de mi casa, porque, por las señas, todos vosotros danzábais como entusiasmados en la carta de papá.
¡Y además, aunque embusteros e hipócritas, sois muy agradables y bien educados! Y les introdujo en el salón de recepciones, y rogó a Zobeida que les cantara algo desde detrás del tapiz.
Se echó a reír en su cara, y les dijo: ¡Bienvenidos sean estos embusteros, hombres de mala fe! Pero, de todos modos, os invito a entrar, pues Alah me ha librado de tener en adelante necesidad de vuestros favores.
A los diez días de casado, recordó de pronto la promesa que le había hecho el jefe de los derviches de enviarle los diez mil dinares, y dijo a su esposa: ¡Mira qué jefe de embusteros! ¡Si hubiera yo tenido que esperar la realización de su promesa, me habría muerto de hambre en la cárcel! ¡Por Alah! ¡Como le encuentre otra vez, le diré lo que pienso de su mala fe!.

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