Ejemplos con embrutecidos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A la unidad militar se han adherido campesinos embrutecidos por la persecución y la desgracia, que se mueven como autómatas y a los que hay que arrear a golpes, mujeres que aullan arrastrando rosarios de pequeñuelos, otras mujeres, morenas, altas y huesudas, que callan con trágico silencio, é inclinándose sobre los muertos les toman el fusil y la cartuchera.
Desnoyers creyó estar rodeado de una tribu de indios famélicos y embrutecidos, igual a las que había visto en sus viajes de aventurero.
Nada teme de los de abajo, infeliz rebaño de hombres sencillos, más embrutecidos por la miseria que por la ignorancia, los cuales bajo el falso colorín de una Constitución que proclama y ordena franquicias mentirosas, gimen en efectiva esclavitud.
Casi en el centro de uno de los testeros, media docena de hombres desvergonzados, sucios, casi desnudos unos y haraposos otros, con semblante estúpido y ademanes incultos todos, se reían de la tertulia constantemente, embrutecidos por el vino.
Dios da a una mujer el encargo de recogerla, y la gran fuerza vuelve a brillar como un acero terrible sobre la cabeza de los pueblos, atontados y embrutecidos por el democratismo y la revolución.
Iba medio desnudo, como los atletas embrutecidos que servían de máquinas de fuerza.
Sus progenitores, embrutecidos por la miseria, han legado a los hijos, junto con sus vicios y enfermedades, por todo patrimonio la ignorancia y atrofia cerebral.
Ninguno de los seducidos por los agentes de Lucas creía ya encontrar en don Gonzalo lo que había perdido en la otra casa: todos comprendían que habían caído demasiado pronto en la red tendida, y que jamás debieron llegar tan al extremo como llegaron en sus manifestaciones hostiles al noble caballero, por propio interés, pero veíanse ya esclavos de aquella corruptora tiranía, y enfrente de la serenidad inalterable de don Román, parecíales éste limpio espejo en que ellos se contemplaban degradados y embrutecidos, y le odiaban, y, por instinto, deseaban destruirle.
Predicáronles teorías deslumbradoras, con sus ribetes de socialistas, en frases campanudas y rimbombantes que la astucia de los Rigüeltas traducía al lenguaje del país, único accesible a sus incultas inteligencias, pintábaseles con horribles colores todo lo existente, y como un paraíso de felicidades lo porvenir, echáronse nombres a su voracidad maliciosa, como se echan huesos a perros hambrientos, y hasta entraron en Coteruco periódicos de batalla, que corrían de mano en mano y deletreaban los embrutecidos aldeanos en el rincón de la cocina o en el poyo del portal, mientras los maíces se estiraban en la mies, pálidos y entecos, clamando por una azada que los librase del pan de cuco que les chupaba el jugo de la tierra, y el ganado mugía en los pesebres, azotándose hambriento los hundidos ijares con el rabo.
En el camino me encontré al pastor que llevaba a pacer a mis desgraciados compañeros, embrutecidos por culpa de su vientre.
Nada teme de los de abajo, infeliz rebaño de hombres sencillos, más embrutecidos por la miseria que por la ignorancia, los cuales bajo el falso colorín de una Constitución que proclama y ordena franquicias mentirosas, gimen en efectiva esclavitud.
Los desdichados vehdas, los araucanos, los hotentotes, los bechuanas, todos los pueblos primitivos, tristemente embrutecidos, tienen mucho que envidiarnos.
A la unidad militar se han adherido campesinos embrutecidos por la persecución y la desgracia, que se mueven como autómatas y á los que hay que arrear á golpes, mujeres que aullan arrastrando rosarios de pequeñuelos, otras mujeres, morenas, altas y huesudas, que callan con trágico silencio, é inclinándose sobre los muertos les toman el fusil y la cartuchera.
Precisamente en la época de que vamos hablando, era un mezquino hacinamiento de chozas pobres y miserables, guarida de pecheros empobrecidos por los tributos, embrutecidos por la ignorancia y enervados por la inacción y el envilecimiento más abyecto.

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