Ejemplos con embotado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sus cuernos de la frente eran moderado largos, pero su cuerno de la nariz era más corto y más embotado que la mayoría de los ceratopsianos.
El lenguage del memorial era extremadamente brusco, llamando al Ministro de Relaciones Exteriores Christian von Haugwitz, un hombre sin veracidad, un sibarita embotado, que sólo busca gozar placeres de todo tipo.
Preciso es, pues, que toda esta multitud heterogénea encuentre allí alimento que la nutra y que le agrade, y la sana doctrina que paladea con delicia la abadesa en la de cada mes, seria, profunda y devota, es manjar harto sublime para el embotado paladar de aquellos otros que sólo podrán tragar esa misma celestial doctrina, envuelta en una salsa lícitamente profana.
Llegó resbalando sin violencias por la voluptuosa pendiente que lleva del placer al vicio, del vicio a la aberración, de la aberración al tedio, al desencanto, al espantoso vacío del corazón que produce vértigos en la cabeza y despeña al hombre en todas las locuras y en todas las infamias, en busca de placeres nuevos que despierten su sensualismo embotado, de impresiones desconocidas que sacien la voracidad de sus concupiscencias estragadas.
Y las tres mujeres, con el cerebro embotado por el choque de confusos pensamientos, arrastrando sus hermosas faldas, que olían a cuadra, subieron lentamente la escalera, como agobiadas por el dolor.
Los objetos curiosos que aparecían constantemente gracias a las excavaciones no se convertían en polvo en un Museo, ante la mirada de un director embotado y el ennui de un guardia que bosteza, inactivo, a falta de crímenes.
El tenía la sensación de que todas las muescas de su alma sangraban como bajo la mecha de un torno, y paralizado el entendimiento, embotado de angustia, iba a loca ventura en busca de lenocinios.
Muchas veces, paseando por el patio, él, –que ardía en deseos y con la boca seca y el espíritu embotado no encontraba frases que dirigir a su prenda– llamaba a Teru-tero y se ensañaba con éste, inventando diabólicas travesuras, que la china festejaba con grandes risotadas.
irrealizable que lanza al vivo en pos de la muerte? ¿O tan sólo la postración del valor agotado, el tedio que apaga los rayos de esperanza que quisieran lucir de nuevo? ¿O la pérdida de la memoria junto con la impotencia para el llanto? ¡Oh!, querido amigo, si esto es así, si no podéis llorar, si creéis muerto vuestro corazón embotado, si no encontráis fuerza más que en Dios, miradas más que para el cielo, amigo, dejemos a un lado las palabras harto mezquinas para la comprensión de nuestra alma.

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