Ejemplos con elementos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

De aquí que muchos, con reprensible ligereza, hayan creído salir del paso negando que tal cuestión exista, y que realismo e idealismo sean escuelas verdaderamente antitéticas, puesto que todo productor de obras vivideras toma del natural sus elementos.
¿En qué consistía, pues, la indiferencia con que se le miraba allí y fuera de allí? Quizá se necesitase en Madrid algo más que dinero para brillar, tal vez un poco de osadía, o muchas conexiones de familia, o algún triunfo ruidoso, elementos todos hijos del tiempo y las circunstancias, que él adquiriría indudablemente.
Sólo había faltado a estos elementos, para dejarse sentir en toda su fuerza poderosa, algo que los estimulara.
Entonces comprendió don Simón que no bastaban sus propios elementos para conjurar los que se le ponían enfrente, y se decidió, como los malos predicadores, a sacar el Cristo para conmover más fácilmente.
Pero hoy me siento en humor de salvar del olvido un drama semipatético, semiburlesco, de cuyos interesantes elementos una parte me la ofreció el acaso, otra la fuí acopiando en años de investigación y perseverante rebusca.
El cosmopolitismo, que hemos de atacar como una irresistible necesidad de nuestra formación, no excluye, ni ese sentimiento de fidelidad a lo pasado, ni la fuerza directriz y plasmante con que debe el genio de la raza imponerse en la refundición de los elementos que constituirán al americano definitivo del futuro.
Pero a la vez que manifiesta así la inmortal eficacia del esfuerzo colectivo y dignifica la participación de los colaboradores ignorados en la obra universal, la ciencia muestra cómo en la inmensa sociedad de las cosas y los seres, es una necesaria condición de todo progreso el orden jerárquico, son un principio de la vida las relaciones de dependencia y de subordinación entre los componentes individuales de aquella sociedad y entre los elementos de la organización del individuo, y es, por último, una necesidad inherente a la ley universal de , si se la relaciona con el perfeccionamiento de las sociedades humanas, la presencia, en ellas, de modelos vivos e influyentes, que las realcen por la progresiva generalización de su superioridad.
Si la aparición y el florecimiento, en la sociedad, de las más elevadas actividades humanas, de las que determinan la alta cultura, requieren como condición indispensable la existencia de una población cuantiosa y densa, es precisamente porque esa importancia cuantitativa de la población, dando lugar a la más completa división del trabajo, posibilita la formación de fuertes elementos dirigentes que hagan efectivo el dominio de la sobre el.
El presuroso crecimiento de nuestras democracias por la incesante agregación de una enorme multitud cosmopolita, por la influencia inmigratoria, que se incorpora a un núcleo aún débil para verificar un activo trabajo de asimilación y encauzar el torrente humano con los medios que ofrecen la solidez secular de la estructura social, el orden político seguro y los elementos de una cultura que haya arraigado íntimamente, nos expone en el porvenir a los peligros de la degeneración democrática, que ahoga bajo la fuerza ciega del núcleo toda noción de calidad, que desvanece en la conciencia de las sociedades todo justo sentimiento del orden, y que, librando su ordenación jerárquica a la torpeza del acaso, conduce forzosamente a hacer triunfar las más injustificadas e innobles de las supremacías.
He leído en , que cuando un buque de vapor surcó por primera vez las ondas del Canal de la Mancha, los campesinos de Jérsey lo anatematizaban en nombre de una tradición popular que consideraba elementos irreconciliables y destinados fatídicamente a la discordia, el agua y el fuego.
Tal así, en las evoluciones de la vida, esas encantadoras exterioridades de la Naturaleza, que parecen representar, exclusivamente, la dádiva de una caprichosa superfluidadla música, el pintado plumaje de las aves, y como reclamo para el insecto propagador del polen fecundo, el matiz de las flores, su perfumehan desempeñado, entre los elementos de la concurrencia vital, una función realísima, puesto que significando una superioridad de motivos, una razón de preferencia para las atracciones del amor, han hecho prevalecer, dentro de cada especie, a los seres mejor dotados de hermosura sobre los menos ventajosamente dotados.
En el alma del redentor, del misionero, del filántropo, debe exigirse también , hay necesidad de que colaboren ciertos elementos del genio del artista.
Y, sin embargo, entre todos los elementos de educación humana que pueden contribuir a formar un amplio y noble concepto de la vida, ninguno justificaría más que el arte un interés universal, porque ninguno encierrasegún la tesis desenvuelta en elocuentes páginas de Schillerla virtualidad de una cultura más y completa, en el sentido de prestarse a un acordado estímulo de todas las facultades del alma.
De todos los elementos superiores de la existencia racional es el sentimiento de lo bello, la visión clara de la hermosura de las cosas, el que más fácilmente marchita la aridez de la vida limitada a la invariable descripción del círculo vulgar, convirtiéndole en el atributo de una minoría que lo custodia, dentro de cada sociedad humana, como el depósito de un precioso abandono.
En nuestros tiempos, la creciente complejidad de nuestra civilización privaría de toda seriedad al pensamiento de restaurar esa armonía, sólo posible entre los elementos de una graciosa sencillez.
Yo recuerdo que no ya entre los elementos españoles, sino aun entre los elementos cubanos, y muy cubanos, y muy probados, pero que no se encontraban en la conspiración que estallaba en aquellos instantes, fue un efecto terrible el que produjeron los primeros movimientos.
No le faltaban elementos por su conocimiento de la realidad del mundo y sus pasiones, anhelos y torturas, le sobraba fantasía para hacerla resaltar, espléndido lenguaje con que exponerla.
La envié a pelear con los hombres, no contra los elementos.
Fue una mezcla de dos elementos: el griego, pero oriental y floreado, algo así como la malagueña actual, y el romano, grave y rudo.
Höel quiere obligar al gaitero Corentino a buscar el tesoro en el fondo del precipicio, de nuevo el cielo se encapota, y entonces aparece otra vez el terrible Meyerbeer, el genio de los , que sabe describir con las ocho notas del pentagrama toda la rabia de los elementos y todos los furores del corazón.
La tempestad seguía rugiendo: Höel y Corentino gemían aterrados, y Dinorah, la pobre loca, desencajada, con el cabello flotante y el rostro iluminado por la luz de los relámpagos, desafiaba la furia de los elementos, dominando con su voz pura y vibrante los roncos estampidos del trueno y los estridentes alaridos del viento, que encubrieron también estas breves palabras deslizadas por Butrón al oído de Currita:.
Ocupóse, lo primero, en buscar la presidenta, piedra fundamental de todo el edificio, y un nombre ilustre que había de llevarse tras de sí cuanto grande, bueno y respetable encerraba la corte, acudió primero a su mente la marquesa de Villasis Mas las teorías conciliadoras del peludo diplomático juzgaban necesario allegar otros elementos, y pensó entonces en la condesa de Albornoz para el cargo de vicepresidenta.
Era necesario , conciliar todas las voluntades, ahuyentar todos los escrúpulos, ahondar en cualquier rincón en que pudiera encontrarse un ochavo, escarbar en todo muladar en que pudiera hallarse un pelotón de hilas sucias, agotar todos los recursos de fiestas, bailes, toros, beneficios, francachelas y festivales, con que la caridad moderna ha encontrado el secreto de enjugar las lágrimas, al mismo tiempo que ensancha los corazones, refocila los estómagos y estira las piernas ¡Socorrer a los heridos del Norte! ¡Qué anzuelo tan a propósito para pescar desde las carlistas más recalcitrantes hasta las liberales más radicales! Por eso había pensado él, para dar aquel barrido general y definitivo, en un gran baile, una fiesta sonada y famosísima, de , que debía dar , Curra, convidando a todo el Madrid explotable, desde la presidenta consorte del comité carlista, hasta la ministra cesante, esposa dignísima del excelentísimo señor don Juan Antonio Martínez Y allí, al calorcillo del champagne, que ablanda los corazones compasivos, bajo la influencia de las vanidades estimuladas que excitan el deseo de figurar, tender la red de la caridad, echar el anzuelo de los infelices heridos del Norte y pescar de una sola redada entre las mallas de la asociación de señoras a todo el Madrid femenino capaz de soltar la mosca Celebraríase luego una junta general preparatoria en casa de Butrón mismo, presidida por Genoveva, y en ella había de presentarse y aprobarse por sorpresa la candidatura de una junta directiva, preparada ya antes, en que entrasen todos los elementos tan hábilmente combinados, que el partido restaurador tuviese mayoría y pudiera Butrón, entre bastidores, manejar a la Junta y a la Asociación entera con la misma facilidad con que se maneja el manubrio de un organillo.
Yo comprendo como veneranda y punto menos que santa, aunque vaya por caminos extraviados, la intención del demagogo, demócrata y hasta socialista, que pugne por dar a todos los hombres educación liberal, recursos y cuantos elementos gozan los llamados aristócratas, si es que estos elementos valen, no sólo para gozar, sino para ser mejores, pero si sólo valen para gozar y ser más débiles, corrompidos y ruines, no me explico la democracia progresista, sino la democracia de Rousseau, que procura retrotraer a la humanidad al estado salvaje.
Comprendo que tal cosa se dijera cuando sólo se conocían siete planetas y siete metales, cuatro Partes del mundo y cuatro elementos, pero repetirlo hoy, en pleno siglo , sería un absurdo tan grande como echarse a buscar al Preste Juan de las Indias.
En el largo trayecto de la Cava al cementerio, que era uno de los del Sur, Segismundo contó al buen Ponce todo lo que sabía de la historia de Fortunata, que no era poco, sin omitir lo último, que era sin duda lo mejor, a lo que dijo el eximio sentenciador de obras literarias, que había allí elementos para un drama o novela, aunque a su parecer, el tejido artístico no resultaría vistoso sino introduciendo ciertas urdimbres de todo punto necesarias para que la vulgaridad de la vida pudiese convertirse en materia estética.
Verdad que Madrid apenas tenía elementos de defensa contra esta invasión, porque las iglesias de esta villa, además de muy sucias, son verdaderos adefesios como arte.
Para Máximo Juncal, inmoralidad era sinónimo de escrofulosis, y el deber se parecía bastante a una perfecta oxidación de los elementos asimilables.

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