Ejemplos con educanda

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sobre esto tampoco han quedado noticias, desconociendo cómo llegó y si fue acogida exclusivamente como educanda, para ser formada en la escuela de niñas a cargo de Matilde de Hackeborn, o como oblata, ofrecida a Dios para convertirse en monja.
Por consolar a mi educanda, decíale yo que trocaría mi buen manejo de escritura por la fuerza y la paz que da la vida del campo, y que un labrador inteligente es el primero de los sabios, que con el arado escribe en la tierra el gran libro de la felicidad humana.
¡Qué semana! Ni educanda encerrada que aguarda el día de salida para ver al primer muchacho que a hurtadillas le oprime la mano, y con quien soñó castamente en el lecho virginal del convento, ni príncipe en vísperas de ser coronado rey, ni miserable usurero a punto de cobrar, ni madre de marino que en la costa espera el navío donde su hijo torna, nadie se impacientó ni desesperó tanto como el pobre don Juan.
Un día profesaba una rica educanda de pocos años, desengañada del mundo, otro, una hija de familia se negaba a ir a pasar el domingo con sus padres por adornar un altar, ya una señorita manifestaba decidido propósito de acogerse al claustro, ya una de aquellas pobres obreras pedía como favor supremo ser adoptada en cualquier concepto por las santas Madres, Hermanas, o lo que fueran.
Al tiempo de llegar Pepe, se marchaban dos señoras con una niña: era la última educanda que salía.
Á todo esto iban a dar las doce, y el cobrador del prestamista no salia del palacio en busca de la educanda.
Algunos viajes hechos por Águeda, oportunamente dispuestos por su madre, la permitieron comparar, a su modo, la idea que tenía formada del mundo con la realidad de él, y como ya para entonces la previsora maestra la había enseñado a leer en las extensas páginas del hermoso suelo patrio, convencióse la perspicaz educanda de que ''dice'' mucho menos la ciudad con sus estruendos, que la agreste naturaleza con su meditabunda tranquilidad.
Tenía dieciocho años de edad, no sé si cumplidos, cuando una mañana me anunció mamá que al día siguiente se casaba una prima nuestra, a quien había traído su tutor de un convento de Compostela, donde era educanda, y que estábamos convidados a la ceremonia en la iglesia y a la comidas de bodas, en casa del novio, cierto notario ya maduro.
-Y la señorita de Armilly, ¿qué cara os pone al ver que le quitáis su educanda?.
Desde luego afirmo que estos hermosos fines no han de lograrse en ciertos colegios ni en parte alguna donde la distinguida y mal acostumbrada educanda viva «a uso de tropa».
Todo cuanto tenía que prevenir y encarecer sobre el carácter y necesidades de la educanda, se lo había prevenido y encarecido ya cien veces a la señora bajo cuya dirección, amparo y vigilancia iba a ponerse Luz.
Y cariño y amor tuvo Luz en aquella casa, y vida tan acomodada a sus inclinaciones, y amistades y compañías tan de su gusto, perfectamente ajustado a los deseos de la marquesa, que, mucho antes de lo que ésta pensaba, logró que se quedara en el colegio como educanda interna.
Se acostumbró muy pronto al colegio, al entrar de educanda, tuvo que ponerse el traje de las colegialas de la casa.
Por consolar a mi educanda, decíale yo que trocaría mi buen manejo de escritura por la fuerza y la paz que da la vida del campo, y que un labrador inteligente es el primero de los sabios, que con el arado escribe en la tierra el gran libro de la felicidad humana.

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