Ejemplos con ecuanimidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A través de una sólida documentación el autor demuestra que las actitudes de cristianos hacia los homosexuales fueron positivas hasta el siglo XII, punto en el que en toda Europa se trataba con ecuanimidad al amor y las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.
En calidad de medio de transporte poseíamos por todo y para todo, un viejo caballo de buena raza criolla, valiente y servidor acostumbrado, como sus amos, a afrontar con ecuanimidad las rudas marchas y de un alimento casi siempre insuficiente, como de costumbre.
El apego o no apego a ellos son por tanto la clave para lograr conseguir mayor ecuanimidad respecto a él mismo y al mundo, como actitud fundamental para su vida.
Actuó con ecuanimidad y justicia designando también a republicanos de valía para la función pública.
Es fácil para un patán, pero para un samurái es verdadera decisión justa en la ecuanimidad, y un verdadero valor saber vivir cuando ha de vivir, y morir cuando ha de morir.
Se desempeñó con tal justicia y ecuanimidad que, se dijo, que de no mediar la política hubiera sido titular vitalicio de esa cartera.
Creo que decir de frente lo que uno es o piensa revela honestidad, que es el primer paso para la ecuanimidad.
Los cuáqueros no teístas, al igual que los demás se interesan en la paz, la vida sencilla, la integridad, comunidad, ecuanimidad, amor al prójimo, felicidad y justicia, tanto en la comunidad cuáquera como en la sociedad.
Hay, bhikkus, siete factores para la iluminación que son no-obstrucciones, no-obstáculos, cuando se desarrollan y cultivan, conducen a la realización del fruto del conocimiento y la liberación ¿Qué siete son? El factor iluminante de la clarividencia, la discriminación de estados, tranquilidad, concentración, ecuanimidad.
Sométete a la voluntad divina en todos los eventos y acontecimientos con ecuanimidad.
Su irónica pedantería y pintoresca erudición me encantaban, pero lo que más me movía a venerar a don Amaranto era el hecho de que hubiera permanecido tantos años en semejante alojamiento, soportando como si tal cosa, sin perder de romana en lo físico ni la ecuanimidad interior, privaciones, entrometimientos, escándalos, desaliños, ponzoñas, en suma, un trato miserable y homicida.
Toda mi ecuanimidad se vino abajo desde aquel momento.
Viéndola su tía tan bruscamente cambiada del reír a las lágrimas, la reprendió cariñosa, incitándola al reposo y a la ecuanimidad, a lo que replicó la sobrina con humilde acento: Perdóneme, tía, perdóneme también el señor Bailío.
Mi mujer ha tomado entre ojos al policía revelador: cree que sus continuas, minuciosas confidencias alteran mi ecuanimidad, ha llegado a ver en él como un diablo que viene a posesionarse de mí trayendo la forma propia de nuestra época, no ya cuernos, rabo y escamas, sino el cortado bigote de rígidas hebras, como un cepillo, y el bastón de agente de la Seguridad Pública.
Y los que observar pudiesen y supiesen en las interioridades de la casa, habrían notado que Lea padecía también en aquellos días turbaciones muy raras en su carácter, comúnmente de una ecuanimidad feliz.
Menos bulliciosos y más razonables que estos, los individuos de la Cruzada gerundense hacían todo lo posible para imitar en su reposada ecuanimidad a la tropa.
Con gran sorpresa mía, la muchacha no conservaba enfado alguno, y me habló con aquella incomparable ecuanimidad que siempre fue su principal atractivo.
No fue esto parte a hacerle perder al caballero su natural ecuanimidad.
A la natural melancolía que me acongojara durante el crepúsculo, había sucedido cierta jovial ecuanimidad.
Y ¡adiós la paz que pensó gozar bajo el toldo que hacía el papel de higuera! ¡Adiós la ecuanimidad universal, y el regocijo en la belleza de las mujeres que pasaban sin mirarlo! Se acabó todo, pues le ha quedado la cabeza como si se la hubieran pasado por la abertura de un horno de pudelación.
Precisamente, yo me encontraba en la mesa de un café, tenía un medio litro delante de mis narices y contemplaba a las mujeres que pasaban, con esa bondadosa ecuanimidad que albergan los sujetos que saben que las mujeres no les llevan el apunte.
Toda su alma se disolvía en una especie de ecuanimidad que alcanzaba hasta a los últimos bicharracos de la tierra, y a medida que disfrutaba de la fresca viruta apol¬tronado en la mesa del café, se iba diciendo a sí mismo:.
—terció otro con ecuanimidad.
En vano los hipócritas viven jactándose de una gran ecuanimidad y procurando prestigios catonianos: su prudente cobardía les impide ser jueces toda vez que puedan comprometerse con un fallo.
Desmintió por completo la idea que yo tenía de su ecuanimidad y del reposo y sereno equilibrio de su carácter.
Ante el mundo su existencia corría con la monotonía de un destino feliz, para sus adentros su vida era una serie de batallas, ¡días de triunfo -¡oh, qué voluptuosidad espiritual entonces!- seguidos de horrorosos días de derrota, en que había que fingir la ecuanimidad de siempre, y amar lo mismo, y hacer lo mismo y cumplir los mismos deberes.
El buen gusto apuntaba ya en mi dulce amiga, anunciando la deliciosa ecuanimidad de la mujer de mundo.
Devórate a ti mismo, y como el placer de devorarte se confundirá y neutralizará con el dolor de ser devorado, llegarás a la perfecta ecuanimidad de espíritu, a la ataraxia, no serás sino un mero espectáculo para ti mismo.
Sin que él se alabase jamás de sus triunfos, nos constaban, y, en nuestra involuntaria y poco malévola envidia, los atribuíamos a aquella misma constante ecuanimidad y confianza en sí mismo, a la indiferencia con que pasaba de la rubia a la morena, sin concederles el tributo de un suspiro cuando se rompía el lazo.

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