Ejemplos con economizando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Entre las novedades en relación a Dofus, la interacción con su ambiente, un ambiente anunciado como más autónomo y vivo: será necesario preservar los bosques, economizando los recursos, mientras que los monstruos nómadas- cazarán y migrarán.
La verdad es que se necesitan tres mil duros, y que no se adquieren en unos cuantos días economizando.
Entretanto la familia vivía en Madrid en la mayor aflicción, esperando todos los días nuevas tristes de Zaragoza, atendiendo al comercio de encajes con el mayor celo y economizando todo lo posible para ver de reparar los estragos hechos por la política en el erario Corderil.
Si se empeña usted en ser catecismo, buscaré otra persona más galante y más generosa que sepa prestar un servicio, economizando las preguntas.
¿Para qué seguir remando a través de las sombras, sin saber adonde iban? Era mejor esperar la luz de la mañana, economizando sus fuerzas.
No por eso dejé de frecuentar la casa del octogenario de la Castañalera: al contrario, y hasta comí con la familia dos veces en aquella temporada, sólo que procuraba a menudo llevar a Lita al terreno y al estilo de nuestras primeras intimidades, economizando mucho las insinuaciones de otra casta, y usándolas únicamente para conservar «arrimados los fuegos».
Los preliminares para iniciar el remolque estaban concluidos, y Miguel, poniendo la proa en dirección a tierra, empezó a bogar con calma, economizando deliberadamente sus fuerzas.
De repente, aparecieron en cantidad asombrosa los italianos: piamonteses bonachones y pesados, y genoveses ágiles y listos, dispuestos para todo, capaces de hacerse ricos ganando y economizando en cualquier parte, en mar o en tierra, de comerciante lo mismo que de cocinero, y muchos napolitanos y calabreses, cada uno con un par de brazos, no muy fuertes los brazos ni muy activos, ni muy hábiles, pero tantos eran que, al echarlos al crisol, al momento notó la Argentina que aumentaba mucho la masa, y que aunque no se pusiera con ello de mucho mejor calidad, por lo menos, no se echaba a perder del todo, gracias a que removiéndola bien, todo esto se mezclaba íntimamente y bastante para que lo bueno de un elemento contrarrestase lo malo de otro.
Economizando los alimentos y mandando a los guerreros en busca de caza pudieron sostenerse aún dos días más.
Las mujeres, economizando los pedazos de sebo que conseguían durante la semana, hacían velas, y —¡pobre y buena gente— allá iban a encenderlas sobre las sepulturas sus amigos o maridos muertos.

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