Ejemplos con echándosela

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

-Yo creo que no -dijo el Gran Capitán, echándosela de malicioso-.
Y sintiendo en su interior la ciega bravura del mercader moro que sufre toda clase de ofensas, pero enloquece de furor cuando le tocan su propiedad, entró corriendo en su barraca, agarró la vieja escopeta que tenía siempre cargada detrás de la puerta, y echándosela a la cara plantóse bajo el emparrado, dispuesto a meterle dos balas al primero de aquellos bandidos de la ley que pusiera el pie en sus campos.
Que no nos venga aquí echándosela de plancheta con su.
Fortunata cogió una toalla y echándosela por la cabeza, se fue a mirar al espejo.
De lo que anteriormente he contado puede dar fe un ministro de Su Majestad por aquellos años , el cual, en papel impreso muy conocido, dice, echándosela de rigorista y de censor:.
La Junta de Cataluña, los apostólicos de Galicia, la Junta de Navarra, los obispos emigrados enviaban representaciones a Luis XVIII para que reconociese a la Regencia de Urgel, mientras la Regencia misma, echándosela de soberana, enviaba una especie de plenipotenciarios de figurón a los Soberanos de Europa.
-Lo digo -añadió el carcelero echándosela de bravo-, porque para sacar de aquí al sacristán, pasarás sobre mi cadáver.
Entrando rápidamente en su cuarto de donde sacara una capa de forma extraña y echándosela sobre los hombros, me suplicó que cuidadosamente la embozara por no tener ella aún agilidad en su brazo herido, y una vez que la envolví bien, salimos ambos, sin tomar ella mi brazo, y como dos amigos que van a paseo.
Paco, echándosela de benévolo, pero afectando mucha seriedad- les perdono lo que ha pasado si se acaba este jaleo, y va cada una a su puesto.
Juan Martín -dijo el Manco-, no venga echándosela de anacoreta, usted no tiene camisa porque no quiere, porque es un desastrado y un facha.
Pero el secretario, que es hombre previsor y sabe que ni el padre de Juan ni el de Pedro dejan de apurar los recursos que estén a sus alcances por un punado de duros, pues los tienen para tales casos, si no al pico del arca, en una res o en unas tierras, echándosela de magnánimo y compasivo, le dice a Juan:.
Y yo me la quité y echándosela al cuello la dije que no tan sólo aquella la quisiera volver, mas junto con ella otra de diamantes.
Quitéme la capa y echándosela a cuestas le pregunté qué trabajo había sido aquel.
-¿Qué has dicho, grandísima pelleja? -rugió Alicia, echándosela encima, temblorosa y quebrándola la sombrilla en la cabeza.

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