Ejemplos con dúctil

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Es un jugador muy dúctil ya que puede jugar de defensor central o volante de contención, desempeñándose bien en ambos puestos.
De acuerdo a la gráfica de esfuerzo - deformación un material puede ser clasificado como dúctil si muestra deformaciones relativamente grandes o de lo contrario se considera material frágil.
Los materiales más comunes son hierro fundido dúctil, polibutileno, polipropileno,polietileno cobre, plomo.
Suele usarse el hierro fundido dúctil, acero, cobre, plomo, hormigón, polipropileno, PVC, PEAD, etcétera.
Soprano dúctil de voz caudalosa, compañera artística del gran tenor Enrico Caruso, primera Salomé en Berlín y creadora de Minnie de La fanciulla del West de Puccini, su devoción por el arte y la cultura checa la convirtieron en figura emblemática de su país.
Conocía acabadamente los secretos del violín y poseía impecable destreza en el manejo del arco y una dúctil mano izquierda que le permitía llegar a las notas más agudas con naturalidad.
Un objeto dúctil se puede doblar por una conmoción.
No existe un límite neto entre la deformación frágil y dúctil, sino más bien una zona de transición.
Dúctil: El cuerpo rocoso se deforma sin que se aprecien a simple vista fracturas del bloque de roca.
Es dúctil y tenaz, presenta estabilidad dimensional y resistencia ambiental.
En el caso del marcado por termografía debemos disponer de grabados de acero que se acoplen al perfil y curvatura del mango, condición indipensable para conseguir una buena estampación, así como un mango perfectamente acabado, con una pintura dúctil que resista el pequeño golpe que sufrirá al marcarlo.
Se lo considera quizás el más dúctil instrumentista en la nueva generación de músicos del Paraguay.
El carácter dúctil y maleable de los metales está permitido por el hecho de que el enlace deslocalizado se extiende en todas las direcciones, es decir, no está limitado a una orientación determinada, como sucede en el caso de los sólidos de redes covalentes.
Según la Geological Society of America, en la luna Europa de Júpiter es posible que las zonas Chaos sean consecuencia del impacto y la penetración subsecuente en una corteza dúctil o líquida.
Afortunadamente, otros escribas y notarios de Pedro el Ceremonioso supieron vencer las dificultades que presentaba el modelo latino y contribuyeron a la construcción de un catalán más dúctil, armonioso y claro.
Se abrazaba con ellos, escorzando, el cuello dúctil y albo, se los regaba de lágrimas, se los enjutaba con la cabellera copiosa y cobriza.
La calabaza tiene de dúctil lo que la cebolla tiene de fuerte, pudiera decirse, sin intención malévola, que la calabaza simboliza la diplomacia.
Mordía yo suavemente un dedo de la para demostrarle mi cariño, y con sus dedos me abrazaba ella y jugaba con mi cuerpecillo blando y dúctil.
Los que labraron su espíritu le hallaron dúctil y obediente para recibir las doctrinas de lo pasado, que fueron amoldándose a su pensamiento como el líquido al vaso.
Creo, por mi parte, que la Academia de la lengua, asaz apegada a ciertas preocupaciones rancias, no se muestra todo lo dúctil que debiera, para conservar su hegemonía literaria en aquellas vastas regiones, hijas emancipadas de la madre España, unidas empero a ella por el vínculo del idioma, y que suman juntas un número de habitantes superior en muchísimo al de la Metrópoli.
los tonos desde el profético hasta el tabernario, el autor pretende, con cierto énfasis que revela una petulancia extremada, ora hacer prevalecer su opinión personal, ora la de ciertos sujetos que, por lo visto, han hecho de él un instrumento por demás dúctil, un comodín capaz de doblegarse a todo género de bajezas.
Ella, la diplomática, la mujer de mundo, tan hábil, tan suave, tan dúctil, tan untuosa, ella, que tenia astucias de gata y travesuras de coqueta, no hallaba ahora ante el marido la fórmula precisa.
Jamás, ni en los instantes de efusión más apasionada, había visto así Rosario aquella cara fina y viril a la vez, dúctil como cera, en que tan visible huella marcaban las impresiones de todo género -cara nerviosa, inestable como el agua-.
Era dúctil y complaciente en grado sumo, y la curiosidad el demonio que más le tentaba.
El marqués era dúctil, bonachón, incapaz de enfadarse.
En otra criatura formada de distinto barro, el cultivo artificial o de invernadero, como hemos llamado al de Luz, hubiera producido contrarios efectos, porque en lo común de la naturaleza humana, las veladuras sobre los ojos son alicientes de los deseos y despertadores de la curiosidad, pero en una pasta tan dúctil y placentera como la de aquella niña, el artificio de su educación moral contribuyó grandemente a la perfección casi mecánica de la mujer, mecánica en cuanto a la estructura, digámoslo así, a la trabazón de las piezas componentes de su ser moral, no en cuanto a las funciones del conjunto, que éstas ya dependían de la pasta fundamental, del temple nobilísimo del alma, obra de un Artífice más alto.
Una bata blanca llena de encajes ceñíase dúctil y tentadora a su cuerpo, donde cada curva era un espolazo en los sentidos para todo el que en ella posaba sus ojos, de nácar parecía su semblante oval y de graciosa expresión, y de azabache parecían sus ojos grandes y adormilados, sus cejas pobladísimas y la reluciente crencha que rizábasele sobre la tersa frente.
Tan dúctil era,.
Encerrada en su alcoba o en su tocador, que ya tenía algo de oratorio, sin necesidad de estímulos exteriores, perdida en las soledades del alma, de rodillas o sentada al pie de su lecho, sobre la piel de tigre, con los ojos casi siempre cerrados, gozaba la voluptuosidad dúctil de imaginar el mundo anegado en la esencia divina, hecho polvo ante ella.
No las prendas humildes que vestía, sino aquel cuerpo suyo espigado, flexible, ondulante, aquel talle prodigioso, su cuello grácil y tornátil que distanciaba armónicamente el rostro del seno, sus piernas cuyo robusto dibujo delataba lo dúctil de la urdimbre, sus brazos largos y bien modelados, su pie arqueado y breve, el perfume a limpieza y a juventud que manaba de todo su ser y la expresión dulce y picaresca de su rostro a la sazón pálido, hicieron que todos los hombres dejaran escapar, en honor suyo, unos, resonantes suspiros, otros, una exclamación, otros, algún que otro ardiente piropo.

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