Ejemplos con dócil

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En cambio, él brevemente quitó al Regente pro-británico 'Abd al-Ilah e instaló a un regente más dócil.
A la muerte de Inocencio XI el embajador del Rey Luis XIV de Francia presionó al cónclave para que eligiera a Ottoboni, ya octogenario y a priori bastante dócil ante los propósitos franceses.
Posee un temperamento aventurero que le permite manifestar sus opiniones sin miedo aunque es noble y menos agresiva que Yoshino, su apariencia es de una chica calmada y dócil y similar a las muñecas japonesas, tiene mucha curiosidad con las estatuas budistas, dando una imagen contraria a la mayoría de las estudiantes que son católicas.
En esencia, los factores religiosos propenden formas de comportamiento dócil en el hombre y para el hombre, le hace manejable, que se someta a un poder superior y reconozca que él mismo vale poco como unidad, pero mucho dentro de la comunidad.
Este animal es dócil, y no presenta peligro alguno, excepto sus patas con alargas y firmes uñas.
A Cesare, de carácter muy dócil, traicionado también por sus aliados, no pudo hacer otra cosa que ceder.
Posee además una disposición dócil y una energía casi inagotable.
En la teología católica se llama dones del Espíritu Santo a unas disposiciones fijas que hacen al hombre dócil para secundar los impulsos, inspiraciones o mociones del Espíritu Santo.
Es dócil y se deja manipular con facilidad, de manera que no representa peligro para los humanos.
Mil años más tarde habría de mejorar su aspecto y demostrar su utilidad como caballo fuerte, dócil y resistente, apto para tareas muy diversas, sirviendo de transporte y más adelante tomaría parte en las Cruzadas.
Como es relativamente dócil, de bajo mantenimiento, atractiva, y barata, la hace buena candidata para amantes de arácnidos.
Siendo un orador que evitaba discusiones y malos tonos, en menos de un minuto había bajado a todos ellos con una rápida sucesión dócil de golpes.
Decide entocnes darles una lección, pero su dócil caracter no lo permite.
Álvaro es atractivo también, pero responsable y dócil, además su madre siempre le ha manejado a su antojo.
Llegó también la semilla de ajonjolí, que transformó la situación precaria del agricultor paraguanero por su dócil descosecho y buen precio.
Y esta sensación que sólo puede dar el automóvil , esa casa rodante ideal, ese instrumento dócil y preciso de penetración que es el automóvil.
Aquellos hombres, que habían visto sin alarmarse, durante muchos años, cómo cundían y se propagaban ciertas tendencias , y cómo se iba rebajando poco a poco el carácter nacional, corrompiendo aquel conjunto de cualidades que un día hicieron del tipo español el modelo proverbial de los caballeros , aquellos hombres, digo, que habían visto todo esto y mucho más, sin temblar por el día siguiente, observaron una vez que las predicaciones, que las tolerancias, que las concesiones, que toda aquella política de que encomiaban a destajo y en la cual creían sin conocerla, estaba dando ya sus frutos naturales y lógicos, que aquellas por las que nada habían hecho ellos nunca, y de las que jamás se habían acordado sino para explotar su trabajo a cambio de un mezquino pedazo de pan, se alzaban imponentes, en virtud de las alas que les prestara una libertad mal entendida, que aquella , como ellos llamaban a la multitud desheredada cuando ésta era dócil, se aprestaba, con la tea en la mano, a imponerse al mundo entero y a transformar, en un instante dado, el modo de ser de la familia y de la sociedad.
Estrecha vereda, sombreada por espesos árboles, sigue dócil el curso del Sichón, deteniéndose cuando al río se le antoja formar un remanso y torciéndose en graciosas curvas como la tranquila corriente.
La bella y santa idea de la Fraternidad humana en todas sus aplicaciones debe encontrar en el misionero evangélico su más entusiasta propagandista, y así es como este apóstol logrará llevar a los altares de un Dios de paz a un pueblo dócil, regenerado por el trabajo y por la virtud, al campo y al taller, a un pueblo inspirado por la idea religiosa que le ha impuesto, como una ley santa, la ley del trabajo y de la hermandad.
Gonzalo, por mucho que se alejase, no podría romper la cadena, volvería blando y sumiso a sus pies, como el cometa que en vertiginosa carrera surca los espacios y a una distancia inconmensurable siente el freno del sol y vuelve dócil hacia él su frente.
Y el Océano que dócil a él va y viene sin cesar desde el principio del mundo, se encendió en pura llama, tembló su vasto seno inflamado, y arrojó sus aguas a las peñas de Santa María como enormes capas de mercurio que al retirarse se sobreponían a otras y se fundían con ellas.
Sobre la frente, alta y estrecha como las de las venus griegas, de un blanco argentino, caían los bucles de sus cabellos rubios, cuya madeja, tan espesa como dócil y brillante, le tapaba enteramente la espalda hasta más abajo de la cintura.
La gente veía en él algo de la extravagancia misteriosa de su abuelo el pastor, y todos lo consideraban como un infeliz, tímido y dócil.
Mientras en sus relaciones íntimas con la dama se mostró Jacobo duro y despótico, imponiéndole en todo su voluntad como dueño, hallóla siempre dócil y sumisa, pronta a sacrificarse por él y a prestarle todos los homenajes, con la humildad del pobre que al quemar ante el ídolo su incienso no espera ni pide otra recompensa que la satisfacción de verlo aceptado.
¡Claro! Aunque dócil, era también de los nuestros, y ha preferido irse.
¿Crees que no estoy enterado de todo? El chico era dócil, modesto, había bebido en buenas fuentes, era de nuestra escuela, y toda su ilusión consistía en conquistarse una posición sin perder la honra.
Gracias a las advertencias de Gabriela que me pusieron en guardia contra los caprichos del niño, Pepillo fué siempre dócil y cariñoso conmigo.
Fuese el joven a su cuarto sin decir nada, y doña Lupe se quedó pensando en lo dócil que era.
Traía del ronzal una oronda borriquilla, bien arreada, dócil y segura: la propia hacanea de la mujer del juez de Cebre.
Ya, ya caigo respondió don Quijote en ello: tú quieres decir que eres tan dócil, blando y mañero que tomarás lo que yo te dijere, y pasarás por lo que te enseñare.

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