Ejemplos con dolorosísima

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Me ha revelado Valvanera la situación social dolorosísima en que mi existencia pone a mi madre, y esto acaba de hundirme.
El Panza antes que otro respondiese, dijo Sancho aquí esta, y el don Quijotísimo asimismo, y así, podréis, dolorosísima dueñísima, decir lo que quisieridísimis, que todos estamos prontos y aparejadísimos a ser vuestros servidorísimos.
Cualquiera puede figurarse la acogida triste y sentida que haría el anciano maestre al escudero de su sobrino, portador de aquella dolorosísima nueva.
Costosa y dolorosísima fue para los moriscos la debelación del Peñón de las Guájaras, pero inútil sin duda alguna para el éxito de la Campaña de MONDÉJAR.
Bastó el tiempo trascurrido hasta llegar a la casa para que aquella niña, tan alegre una hora antes sintiera que su corazón había pasado por una dolorosísima crisis, y cuando al fin se halló sola en su aposento comprendió que su espíritu había madurado en pocos momentos haciéndole ver la vida de otra manera.
Y era que en aquel día inolvidable estaban tan unidas nuestras almas, que toda separación era dolorosísima.
Tristísima, dolorosísima había sido últimamente su vida, pero le era mucho más triste, le era más doloroso pensar que todo ello no hubiese sido sino sueño, y no sueño de él, sino sueño mío.
Sin rechazar las terribles afirmaciones de su tía, que todavía no podemos comprender bien por ignorar el hecho que las ocasiona, Gloria no podía menos de dar salida a una dolorosísima queja que brotando de lo más íntimo de su angustiado pecho, se manifestaba en estas breves palabras:.
Esta idea es dolorosísima pero muy saludable.
De aquí viene que generaciones enteras padezcan enfermedad dolorosísima, que no es otra cosa que el mal de piedra del cerebro.
Después de largas horas de inquietud y ardor tan grandes que creyó revolcarse en un lecho de púas y brasas, había sentido dolorosísima obstrucción en el pecho.
¿A dónde iría, Santo Dios, con su dolorosísima cuita? ¿Recurriría a D.
En ese grupo torvo y pálido, que, a la puerta de la ciudad del pensamiento, como el que puso el Dante, entre sombras aún más tristes que el fuego devorador, en el pórtico de la ciudad de Dite, mira con ansia al umbral que no ha de pasar y con rencor a quien lo pasa: en ese torvo y pálido grupo, se cuentan el perseverante inepto, y el que carece de aptitud y de constancia a la vez, pero está también aquel otro en cuya alma pena, como en crucifixión, la aptitud, clavada de pies y manos por una dolorosísima incapacidad para la obra: enervamiento de la voluntad, cuya conciencia, unida a la de la realidad del don inhibido, produce esa mezcla acre en que rebosan del pecho la humillación y la soberbia.
Dolorosísima situa¬ción, en este intervalo, el alma del hombre se satura de esperanzas y de amargura, sabe que todas sus humillaciones son inútiles, que esa carta, que el portero ha recibido con un gesto desganado, no pesará nada en su destino y, sin embargo, como un náufrago, se aferra a esa única tabla, porque todo hombre, en realidad, no podría vivir si no estuviera cogido con los dientes a una mentira o una ilusión.
Sobre la cabecera del lecho extendía sus retorcidos brazos piadosos un Cristo Negro, y en un marco, en actitud dolorosísima, miraba al cielo raso un cromo de Lida Borelli.
etapa dolorosísima para un hombre delicado como Villaamil, de tener.

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