Ejemplos con dogal

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su vestimenta diaria consiste de una miniseta verde dogal, y una minifalda naranja con un cinturón dorado con pequeños círculos adheridos en el.
Lucía quiso hablar, pero parecíale que un dogal muy suave, de seda, se ceñía a su garganta, estrangulándola cada vez más.
Algo se aflojó con aquellas gestiones el dogal que me apretaba el pescuezo, respiré un poco, y por derivaciones naturales hice conocimiento con un vejete gracioso y pío, que llamaban Plácido Estupiñá, corredor de dependientes de comercio, el cual me exhortó a dejar la pluma por la vara de medir, y la literatura por la contabilidad mercantil.
La pena y el disimulo de la manchega eran cuentas con el Destino, que pagaba el pobre Ordóñez de Castro, a quien la moza oprimía con un dogal, y cada día le daba una vuelta para tenerle más ahogadito y con mayor rendimiento.
Desde la embajada española, allá en lo alto de Pera, veíase flotar sobre el límpido azul de las olas su largo levitó oscuro, ceñido por el zurriago de cuero de hipopótamo, insignia de su clase, que había servido de dogal.
El tío Frasquito acostóse al fin muy satisfecho, pensando en mañana, y al apagar la luz, esta vez con grandes precauciones, tuvo un escalofrío de espanto Parecióle que se arremolinaban las tinieblas en medio del aposento y surgía de ellas mismas el eunuco estrangulado, con el dogal al cuello, los ojos fuera de las órbitas, el paso lento, la mano extendida, fría, yerta, que se alargaba, se alargaba hacia él y le tiraba de las narices.
Porque la babucha comprada en el Gran Bazar y la necedad del tío Frasquito iban a colocarle aquel mismo día en lo alto de la columna del escándalo, en la gloriosa picota de la moda, que asentaba esta vez sus cimientos sobre los cadáveres de dos seres degradados, muerto el uno con un dogal, cosida la otra a puñaladas y arrojada en su saco de cuero, sin expirar todavía, viva y palpitante, en lo profundo del mar de Mármara.
Gelos, congestionado de tanto comer, y aflojándose el dogal que la servilleta le hacía en el cuello-.
¡Es natural! ¡No había de usar harapos de seda, como ese pañuelo raído y sempiterno que lleva usted al cuello, a manera de dogal, amigo don Cosme! No hay que divagar.
Fortunata dijo que sí con la cabeza, y el dogal que en el cuello sentía empezó a aflojarse.
Susana pudo ver cómo se alejaban aquellas gentes, llevando al infeliz, a quien suponía con el dogal al cuello, muerto ya o arrastrado a la muerte por una plebe ciega y embriagada.
Unos cuantos indignos mexicanos, que antes habían medrado a la sombra del partido progresista, pero en cuyos criminales pechos había tal vez latido siempre el corazón de Judas, se dejaron arrastrar por la vanidad o la codicia y se prestaron a tirar del dogal que debía acabar con el aliento de la patria.
Alejandro sentía un dogal que le estrangulaba.
La pobre mujer sintió pavor inmenso, y en el primer instante no pudo gritar, porque le pareció que tenía un dogal al cuello.
Parecíale continuamente oír aquellos cantos de muerte que helaban todo su ser y apretaban su corazón con un dogal de amargura.
Susana pudo ver cómo se alejaban aquellas gentes, llevando al infeliz, a quien suponía con el dogal al cuello, muerto ya o arrastrado a la muerte por una plebe ciega y embriagada.
Instante único, tremendo, ángel con el pie levantado y las alas extendidas, que va a volar y no se sabe si dirigirá su vuelo al suelo o al infinito, instante soberano, dogal que oprime la garganta, espada de un cabello suspendida, es hermano del instante en que se nace o en que se muere, del instante en que se hunden los imperios, y de aquel, no conocido todavía, en que se acabará el mundo.
-En fin, caballeros -dijo don Casto, renunciando a explicarse porque no le dejaban-, todo lo que ustedes quieran será, pero yo les ruego por caridad que alguno que entienda estas trampas de las corbatas con resorte, me libre de este dogal que me sofoca.
Bajo estas impresiones corría, lenta y susurrante, la lectura del artículo candelaresco, cuyo título era Un dogal para los cimbrios, y que después de poner a estos como ropa de pascuas, acababa con el tremendo anatema: lasciate ogni speranza.
No podía Teresa sacar de su garganta una sola palabra: en su cuello sentía un dogal.
Hablóles en su lengua, quisieron ponerle un dogal al cuello con un lazo que por allí estaba, mas fue en vano.
'''MAX:''' ¡El dogal de la más horrible servidumbre! Me lo arrancaré, para que hablemos.
ahorcado de un dogal de nácar.
Ya luego a atar con un dogal el cuello de la bestia, y asiendo de una vara que mete entre cuello y dogal, le da vueltas hasta que la sofoca.
Un trozo de la soga rota, pendiente de una de las estacas a modo de resto del dogal de un ahorcado, fue el único indicio que quedó de aquella desventurada empresa.
¡Mire usted, tía Manuela, que lo que a mí me pasa salta a los ojos y me echa un dogal al cuello!.
Mientras más cunda la miseria merced a causas que no es del caso ni de nuestra incumbencia examinar, pero entre las cuales, no obstante, citaremos el lujo, que, semejante a un despreciable afeite, pero siendo en realidad una mortífera lepra, se va extendiendo sobre toda la sociedad y la carestía de los artículos de primera necesidad, que oprime y ahoga a las clases menesterosas como un dogal, mientras más cunda, decimos, la miseria, más ostensiblemente corre a su auxilio la caridad.
Y mientras corría hacia la ventana, y Pilar la seguía saltando de gozo y llamando a su tío, y ambas pretendían bajar a reunirse con él sin saber por dónde, Bastián, en un momento en que el dogal opresor de su garganta aflojó un poco:.
Nació víctima, y su verdugo le persigue enseñándole el dogal, así debajo del dorado artesón, como debajo de la rústica techumbre de ramas.

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