Ejemplos con devuélveme

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En años sucesivos formaría parte de las Compañías de Ana Adamuz, Conchita Montes e Isabel Garcés, y cosecharía triunfos teatrales entre los que destacaron las obras Las dos Virginias y Devuélveme a mi señora.
Aire , Adiós , La memoria del corazón y Devuélveme, son los títulos de los cuatro temas inéditos que forman parte de esta nueva propuesta musical de la ex Timbiriche, Edith Márquez.
Total, Déjenme que estoy llorando, Si no te hubieras ido, Aire, A puro dolor, No renunciaré, Vuélveme a querer, Devuélveme, Así fue, Adiós, Fue un placer conocerte y Memoria del corazón.
A finales de este año produce su álbum Con ganas, del cual se disparan rápidamente a los primeros lugares temas como Mi mundo tú, Mientras tú me sigas necesitando, Devuélveme mi libertad y Terciopelo y piedra.
Cuando el emperador Augusto se enteró de este desastre, se dejó crecer la barba y el pelo durante meses y continuamente se golpeaba la cabeza contra el muro exclamando: ¡Quintilio Varo, devuélveme mis legiones!.
Joplin parece al contrario que está diciendo, seguramente si sigo aceptando esto, si sigo un ejemplo explícito de amor y perdón, seguramente el tiene que entender, el intercambio, devuélveme lo que te he dado.
Esta es la oración que reza el sacerdote al ponerse la estola: Devuélveme, Señor, la túnica de la inmortalidad, que perdí por el pecado de los primeros padres, y, aunque me acerco a tus sagrados misterios indignamente, haz que merezca, no obstante, el gozo eterno.
En este nuevo siglo, se unió al sello multinacional Sony con la producción: Sin límite, y el lanzamiento de la balada Devuélveme.
devuélveme mi espada y veremos.
Y se encaró con su antiguo esposo, y le dijo: ¡Oh canciller, devuélveme esa moneda de plata! Y Al-Hajage recogió la moneda y se la entregó a Hind, diciéndole: ¡Es un dinar de oro y no una moneda de plata! Y echándose a reír, exclamó Hind: ¡Loores a Alah, que hace convertirse la plata en oro, a pesar de la suciedad del barro! Y Al-Hajage, al oír estas palabras, comprendió que aquello era una nueva burla de Hind para humillarle.
Nunca un acreedor me ha dicho en el foro: Devuélveme lo que me debes.
- Santiago maldito, ¿qué casta de hombre eres? ¿Será verdad que eres la perfección humana? Pues si es así, y creyéndolo voy, devuélveme a mi esposa querida, o llévame a donde está y ayúdame a recobrarla.
Devuélveme la parada de tres pesos que me alzaste cuando la bulla.
-Bueno -dijo uno de los asistentes-, pero devuélveme antes la parada de tres pesos que te alzaste cuando la bulla.
Recíbelo todo con indulgencia, y devuélveme la fe de bautismo.
Y Harún le preguntó: ¿Pero qué hiciste de tu ropón, de tu camisa y de tu saco? Al oír estas palabras, Califa, que había perdido los diversos objetos que acababa de nombrar Al-Raschid, no dudó un instante de que tenía en su presencia al propio ladrón que se los había quitado en la playa, y precipitándose como un relámpago sobre Al-Raschid desde lo alto de la colina, asió por la brida a la mula, exclamando: ¡Devuélveme mis efectos y pon fin a esta broma de mal género! Harún contestó: ¡Por Alah, que no he visto tus ropas ni sé de qué quieres hablar! Y he aquí que, como es sabido, Al-Raschid tenía las mejillas gordas y abultadas y la boca muy pequeña.
Entonces se encaró él con Azogue, y le dijo: ¡Por Alah, ¡ya Alí! te has ganado la bolsa! ¡Pero devuélveme a mi hijo! Y contestó Hassán-la-Peste: Has de saber ¡oh Zoraik! que mi discípulo Alí Azogue está dispuesto a devolverte tu hijo y hasta tu bolsa, si quieres consentir en darle en matrimonio a la hija de tu hermana Dalila, a la joven Zeinab de quien está enamorado.
El exclamó: !El burro! ¡Devuélveme el burro!.
El síndico exclamó, cada vez más indignado: ¿Pero crees, maldito, que mi hija no tiene alhajas y necesita recurrir a ti? ¡Devuélveme ahora los vestidos y adornos que le quitaste a mi hijo! Al oír estas palabras, exclamó el judío, aterrado: ¡Socorro, oh musulmanes! Y precisamente, viniendo de diferentes direcciones, aparecieron en aquel momento los tres chasqueados antes: el arriero, el joven mercader y el tintorero.
Y el tintorero se arrojó sobre el arriero, lo cogió por la nuca y empezó a molerle a puñetazos, exclamando: ¿Dónde está tu zorra vieja? Pero el arriero se puso a gritar desde el fondo de sus entrañas: ¡Mi borrico! ¿dónde está mi borrico? ¡Devuélveme mi borrico!.
En el límite de la estupefacción, contestó el tintorero: ¡Alah confunda al Lejano-Maligno! ¡Hace ya mucho tiempo que está muerta mi madre! Y se dio en el pecho fuertes golpes, gritando con toda su alma: ¡Ay! ¡he perdido lo mío y lo de mis clientes! Y el arriero, por su parte, empezó a llorar y a gritar: ¡Ay! ¡he perdido mi borrico! Luego dijo al tintorero: ¡Oh tintorero de mi trasero, devuélveme mi borrico, que me lo ha robado tu madre!.
¡Devuélveme mi manto y te prometo salir del agua para distraerme contigo, y hasta te dejaré que me acaricies y me beses cuanto quieras! Yo dije: ¡Oh, luz de mis ojos, eh dueña mía, oh soberana de belleza, oh fruto de mi hígado! ¡Si te devolviera tu manto, sería como darme la muerte con mi propia mano! ¡No puedo, pues, hacerlo, por lo menos mientras no llegue mi amigo el jeique, gobernador de las aves! Ella me dijo: Entonces, puesto que no cogiste más que mi manto, aléjate un poco y vuelve la cabeza a otro lado para dejarme salir del baño y dar tiempo a que se cubran mis hermanas, ¡y para ocultar lo más esencial, me prestarán ellas entonces algunas de sus plumas! Yo dije: ¡Eso sí, puedo hacerlo! Y me alejé y me puse detrás del trono de rubí.
Y había empezado ya el banquete, y Zumurrud había perdido la esperanza de volver a ver a su amado, y rezaba interiormente esta oración: ¡Oh tú que devolviste a lussuf a su anciano padre Jacob, que curaste las llagas incurables del santo Ayub, abrígame en tu bondad, que vuelva a ver también a mi amado Alischar! ¡Eres el Omnipotente, oh señor del universo! ¡Tú que llevas al buen camino a quienes se descarrían, tú que escuchas todas las voces, y atiendes a todos los votos, y haces que el día suceda a la noche, devuélveme a tu esclavo Alischar!.
Ahora, devuélveme la moneda de quince sueldos.
Entre los recuerdos que traje, amor mío, de mi valle natal, y que por espacio de veinte años de trabajos y penas he conservado ungidos con el perfume de la inocencia con que salieron de aquellas queridas montañas, había muchos cuya custodia he confiado ya al Libro de los cantares y a los CUENTOS DE COLOR DE ROSA, pero son tantos los que guardo aún en mi corazón, que con decir a éste: «Corazón mío, devuélveme el tesoro que te confié cuando por última vez volví, desconsolado, los ojos al hogar de mis padres», tengo todo cuanto necesito para cautivar tu atención y conmover tu alma enamorada y buena.
pecado y mi arrepentimiento, devuélveme tu Gracia!.
»-Toma -dijo a Cucumetto, presentándole un saco lleno de dinero-, aquí tienes trescientos doblones, devuélveme a mi hija.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba