Ejemplos con desván

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El piso superior esta destinado a desván sin división alguna.
El edificio cuenta con semisótano, entresuelo, piso principal, desván y patio interior.
En él abjura de sus anteriores obras Flores de muerto y El desván.
La casa dispone de sótano, planta baja, planta noble y desván, con techo de cuatro aguas.
En el desván presenta los habituales huecos de ventilación y en los dos cuerpos laterales se abren vanos en planta baja y primera de irregular distribución.
Presenta planta profunda con fachada principal orientada al este y cuenta en alzado con planta baja, primera y desván.
Los escudos son de piedra blanca y se ubican de forma simétrica a los lados del eje central entre primera planta y desván.
En planta superior alineados en los ejes descritos se abren tres huecos de desván cuadrangulares y cercados en sillería.
¡Sí!decía Juana, como la media libra de tocino que te robó de entre las manos el otro día ese mismo demonio de animal! ¡Como el pollo que me sacó de la tartera antes de ayer el gato del enterrador! ¡Como el grano que se zamparon ayer en el desván las gallinas del vecino! ¡Como tantas otras cosas que se nos van por arte del demonio!.
Para él lo interesante eran los grabados, más dignos de su admiración que todos los cuadros del desván.
Ir a casa del padrino representaba para él un placer más intenso y palpable que los juegos solitarios del desván.
Al fatigarse de estas orgías imaginativas, contemplaba los retratos de diversas épocas almacenados en el desván.
El desván era un mundo con varios siglos de existencia, que le pertenecía por entero y se plegaba a todas sus fantasías.
Ulises, al quedar sin compañeros, encontró un nuevo encanto a la vida en el desván.
Ya no quiso admitir más a unos diablos que preferían las gritonas aventuras del desván a las delicias místicas de la abandonada capilla.
Lo que el notario iba dejando en las habitaciones del primer piso aparecía misteriosamente en el desván, como si le hubiesen salido patas.
El era el inmenso desván del caserón.
Erase una pareja, él, bohemio del Rastro, ojos soñolientos, raído levitín, corbata rota, semejante a una curiosidad más, a algún mueble usado y desvencijado, ella, rubia, flaca, ondulante, ágil como una zapaquilda de desván, al deslizarse entre los objetos preciosos amontonados hasta el techo.
Don Jaime pidió permiso para sacar debajo de la talma azul gendarme que usaba por las noches, un viejo fusil de chispa que había en el desván.
Supo que su hermano el jardinero había muerto, y que la viuda refugiada con su hijo en un desván de las Claverías, lavaba ropa para los canónigos.
El buen Dios tenía una casa para los fieles y un inmenso desván para las bestias del espacio.
Rara vez sacaba de su cabeza aquel viejo y maldecido tema de la y de , pero una noche que estaban solos en el café, lo sacó, como se trae del desván un trasto viejo y se le limpia el polvo, a ver si lo ha deteriorado el tiempo o lo han roído los ratones.
Don Pedro, medio a gatas porque de otro modo no se lo consentía la poca altura del desván, perseguía a sus primas, resuelto a tomar memorable venganza, y ellas, exhalando chillidos ratoniles, tropezando con los muebles y cachivaches esparcidos aquí y acullá, procuraban buscar la puertecilla angosta, para evitar represalias.
A todo esto la tarde caía, y en el telarañoso recinto del desván se veía muy poco.
Adelantaba la limpieza del desván: Manolita, con sus brazos nervudos, manejaba los trastos, Rita los clasificaba, Nucha los sacudía y doblaba esmeradamente, Carmen tomaba poca parte en el trajín, y menos aún en la jarana: dos o tres veces se eclipsó, para asomarse a la galería sin duda.
Guardábanse en el desván mil cachivaches arrumbados que habían servido en otro tiempo a la pompa, aparato y esplendor de los Pardos de la Lage, y hoy tenían por compañeros al polvo y la polilla, por esperanza, la visita de muchachas bulliciosas, que de vez en cuando lo exploraban, a fin de desenterrar alguna presea de antaño, que reformaban según la moda actual.
Conducía al desván empinadísima escalera, y no era el sitio muy oscuro, pues recibía luz de tres grandes claraboyas, pero sí bastante bajo, don Pedro no podía estar allí de pie, y las chicas, al menor descuido, se pegaban coscorrones en la cabeza contra la armazón del techo.
Estamos muy enfaenadas arreglando el desván, donde hay todos los trastos del tiempo del abuelo.
Agotado todo lo que en el salón había que enseñar al primo, le mostraron la casa desde el desván hasta la leñera: un caserón antiguo, espacioso y destartalado, como aún quedan muchos en la monumental Compostela, digno hermano urbano de los rurales Pazos de Ulloa.
Esta fornida guisandera, un tanto bigotuda, alta de pecho y de ademán brioso, había vuelto la casa de arriba abajo en pocas horas, barriéndola desde la víspera a grandes y furibundos escobazos, retirando al desván los trastos viejos, empezando a poner en marcha el formidable ejército de guisos, echando a remojo los lacones y garbanzos, y revistando, con rápida ojeada de general en jefe, la hidrópica despensa, atestada de dádivas de feligreses, cabritos, pollos, anguilas, truchas, pichones, ollas de vino, manteca y miel, perdices, liebres y conejos, chorizos y morcillas.

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