Ejemplos con desvanecía

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Regía la ciudad José Lucas Ortiz cuando Donado, en nombre de Posadas pero a instancias de Nicolás Rodríguez Peña, remitió al Cabildo un oficio comunicando la designación de Vicente Dupuy como teniente de gobernador, con lo cual la autonomía reclamada se desvanecía nuevamente.
Conesa los aficionados verdinegros vieron como en el último instante se desvanecía el título gracias a un triple sobre la bocina del Partizán.
Y se asombraba Juan, con razón, de haber pasado, libre aun, cerca de aquella criatura que se desvanecía, sin rendirle el alma.
Y a Sol se le encendía el rostro, sin saber qué decir, y a Lucía se le desvanecía el color, buscando en balde fuerzas con que mover la mano y abrir los labios en una sonrisa.
Su enojo pasaba como el humo y se desvanecía en donosas ocurrencias.
Uno de esos sueños se repetía frecuentemente: estaba en su presencia, sentía el corazón palpitarle, las manos le temblaban, y no podía pronunciar una palabra, y ella, después de haber esperado en vano sus palabras, se alejaba, se desvanecía, dejándole inmóvil, petrificado.
Mientras se encontraba junto a usted, ante el homenaje que usted le rendía, al descubrir el amor que usted le profesaba, se sentía aliviada de su larga opresión y pensaba por virtud de su nuevo gozo olvidar el dolor, pero más tarde, en la noche, reflexionando a solas sobre su condición, reconocía que no podría corresponder a la pasión de usted, que tenía que renunciar a la felicidad tan esperada, y que, si su antiguo dolor se desvanecía, esto no era obra del gozo, sino muy al contrario la de un dolor más grande.
Tanto aroma fuerte le desvanecía, y su cerebro se adormeció en vagas sensaciones.
Tras esta grandiosa procesión romántica que iba pasando y en el ocaso se desvanecía, vino otra procesión cuyas figuras traían menos poder literario, arreos no tan vistosos, vestiduras poco brillantes y armas enteramente flojas, afeminadas y deslucidas.
¡Cuan desgraciado era! ¡Solo contra todos! Al pequeñín lo encontraría muerto al volver a su barraca, el caballo, que era su vida, inutilizado por aquellos traidores, el mal llegando a él de todas partes, surgiendo de los caminos, de las casas, de los cañares, aprovechando todas las ocasiones para herir a los suyos, y él, inerme, sin poder defenderse de aquel enemigo que se desvanecía apenas intentaba revolverse contra él, cansado de sufrir.
Y notaba que era clara y transparente, como la mar que circunda a Andalucía, pero con un fondo de tal hondura, que a pesar de lo diáfano del agua y de la mucha luz del cielo que en ella penetra, iluminándola toda, la vista se desvanecía y se cegaba, y quedaba a inmensa distancia de los últimos senos y capas de ondas, hasta donde se fatigaba por sumergirse y calar.
De sus armarios salían las ropas para los pobres, de su despensa los comestibles para los desvalidos, de sus trojes el grano para los labradores arruinados, costeaba médico y botica, por su precepto, iban los niños a la escuela, con su prudencia enfrenaba discordias, desvanecía rencores, y añadiendo a la limosna que puede dar el rico la compasión que solo siente el bueno, siempre y para todos, tenía piedad en el corazón y consuelo en los labios.
Al poner el pincel en el húmedo paquetillo, aparecía una mancha carminada, de tono intenso, que poco a poco se desvanecía sin llegar a los bordes.
Aquel descubrimiento fatal rasgaba el velo de la credulidad, desvanecía el optimismo del cariño, la madre aparecía a los ojos del hijo tal como era, con toda su fealdad moral, y Juanito pensaba con rabia en su antiguo ídolo como el devoto que pierde la fe, y en la imagen milagrosa que antes le arrancaba lágrimas de emoción ve sólo un miserable leño.
Repicaban alegremente en el campanario de una aldea cercana, y del profundo lecho del Pedregoso, protegido por los ahuehuetes y los álamos, se alzaba espesa y se desvanecía vagarosa blanquecina nube que velaba las arboledas.
Compromisos, obligaciones, conflictos, luchas, catástrofes, todo lo grave que le parecía cercano y probable, se desvanecía, quedando en su lugar un fantasma encantador e imperioso que le abría los brazos y le llamaba con promesas de perdurable felicidad.
Estaba muy distraído, y cada vez que su amiga entraba, toda la ciencia farmacéutica se desvanecía de su mente.
Iba con la certidumbre de encontrarla en tal o cual parte, pero al llegar, la imagen que llevaba consigo, como hechura de sus propios ojos, se desvanecía en la realidad.
¡Oh, si tú supieras al lado de quién estás! pensaba Fortunata, y aquí su temor se desvanecía un tanto, para dejar revivir la ira.
Moreno salió con paso inseguro La cabeza se le desvanecía, y al bajar la escalera tuvo que agarrarse al barandal para no caerse Cuando digo que me he vuelto tonto, pero tonto de remate Ya no sé pensar.
En aquel punto tuvo que sentarse, porque le flaqueaban las piernas, y se le desvanecía la cabeza.
A eso de las diez reconoció Julián que sus rodillas hormigueaban con insufrible hormigueo, que se apoderaba de sus miembros dolorosa lasitud, que se le desvanecía la cabeza.
Puesto en la jaquilla, apenas dió tres o cuatro pasos cuando comenzó a dar voces que le bajasen, que se desvanecía, y como iba rodeado de sus criados, le quitaron luego, y desde entonces nunca más se puso en cabalgadura alguna.
Si su memoria, protestando de aquel falso sistema del mundo, le recordaba que no todo era malo en la tierra, que él había visto a su padre dar trigo a los labriegos pobres o socorrer a los necesitados, que en la tierra existían cariño, afabilidad y amor, que él mismo había llevado hasta los apartados caseríos consejos de paz y de justicia, todo se desvanecía ante la influencia maléfica del que le habían inculcado en el alma.
Pero aquel hombre pequeño estaba decidido a ser grande por la fuerza de su fe y de sus convicciones, borró de su mente la pérfida imagen doméstica que le desvanecía, y no pensó más que en su puesto, en su deber, en su grado, en la individualidad militar y política que estaba metida dentro del D.
Su espíritu se desvanecía alborozado en una atmósfera de júbilo.
Pero la imagen no se desvanecía, y, por el contrario, continuaba viéndola adornada con todos los encantos físicos y morales que pueden poseer los ángeles de este mundo.
Se desvanecía, sin duda, la ilusión con la fácil posesión del objeto codiciado que consistía tan sólo en la cualidad deleznable antes mencionada.

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